Por James Hookway
Santi Suk, Tailandia
Una forma de superar la crisis mundial de crédito: empezar a imprimir su propio dinero.
Los habitantes de Santi Suk, una aldea en el norte de Tailandia, comenzaron a crear su propio efectivo después de la crisis asiática hace una década.
Los aldeanos, que decoraron su moneda con diseños de búfalos acuáticos y templos budistas dibujados por niños, concibieron esta iniciativa para protegerse de los grandes flujos de dinero especulativo que socavaron la divisa local y arrastraron a Tailandia, y gran parte de Asia, a la recesión en 1997-1998.
James Hookaway
Vea una galería que recorre el pueblo de Santi Suk y su "banco central".
En aquel entonces, algunos aldeanos fueron interrogados por el banco central de Tailandia y acusados por funcionarios del gobierno de tramar una revuelta secesionista.
Actualmente, en un momento en que la economía tailandesa se desacelera marcadamente, el improvisado efectivo vuelve a circular libremente.
"Necesitamos nuestra propia moneda más que nunca", dice Phra Supajarawat, el abad del monasterio budista de Santi Suk que también cumple la función de "gobernador" del diminuto banco del pueblo. "La situación en Tailandia está empeorando y la gente necesita algo en lo que creer".
Las monedas "caseras", también conocidas como divisas comunitarias o complementarias, suelen aparecer durante crisis económicas. Algunas ciudades de Estados Unidos, Canadá y Alemania introdujeron sus propias monedas de cambio durante la Gran Depresión. Planes similares han surgido últimamente en Japón, Gran Bretaña y Argentina, en donde, durante la crisis de 2001, el gobierno de la provincia de Buenos Aires emitió un bono denominado "Patacón" que luego empezó a circular.
Uno de los programas más exitosos ha sido el del condado de Berkshire, en el estado de Massachusetts. Sus residentes pagan US$10 para obtener 11 "BerkShares", que son aceptados en muchas tiendas del condado, lo que estimula a que la gente haga sus compras allí en vez de usar dólares para comprar bienes por Internet o en las grandes cadenas minoristas. Lanzados en 2006, los BerkShares todavía se utilizan.
La idea es que al usar las divisas locales, los residentes no gasten tantos dólares, euros o baht tailandeses, y de esta forma ayuden a mantener más recursos dentro de sus comunidades. Y debido a que las monedas locales no pueden ser depositadas para generar interés, sus usuarios siguen gastándolas, apuntalando la economía del área.
Pattamawadee Suzuki, profesora de economía de la Universidad de Thammasat en Bangkok, ha estudiado el fenómeno. Dice que no está segura de que realmente haya un beneficio significativo de usar divisas locales como la de Santi Suk. "Cuando los tiempos son buenos, los aldeanos prefieren usar la moneda nacional de Tailandia", explica. "Pero existe una gran ventaja social de usar divisas locales. Santi Suk es más autosuficiente que otras áreas rurales de Tailandia", añade. "No depende de remesas de Bangkok".
Muchos aldeanos usan los billetes locales para trocar bienes de uso diario. "Hemos aprendido a depender de nuestro propio trabajo", dice Buasorn Saothong, una agricultora de arroz de 54 años.
A lo largo de los años ha surgido una fuerte oposición entre las autoridades de Tailandia al experimento de los aldeanos de Santi Suk. En 2001, el Banco de Tailandia calificó la moneda de los aldeanos como "una amenaza a la seguridad nacional" e hizo llamar a algunos de los aldeanos a Bangkok para regañarlos. "Si grupos dentro del país emiten algo que podría convertirse en una moneda, eso no está permitido", sostiene Chatumongkol Sonakul, gobernador del Banco de Tailandia en esa época.
Los habitantes de Santi Suk lanzaron su moneda, la cual llamaron "bia", que significa semilla en el dialecto local, como consecuencia de la crisis de 1997-1998. En ese momento, muchos enfrentaban problemas de deuda y recibían menos y menores remesas de sus familiares en Bangkok debido a la crisis financiera.
Dos jóvenes extranjeros de organizaciones de voluntariado, el canadiense Jeff Powell y el holandés Menno Salverda, visitaron el área y sugirieron a los aldeanos que adoptaran una divisa local para manejar mejor sus problemas.
Los aldeanos estuvieron de acuerdo y le pidieron a Supajarawat que fuera el gobernador del nuevo banco del pueblo, que todavía consiste en una caja fuerte en una choza que los aldeanos abren con gusto para cualquiera que quiera ver las pilas de moneda local que guardan en su interior.
En 2001, con el apoyo de un abogado que les explicó que pueblos de otros países también tenían sus propias divisas, los habitantes de Santi Suk recuperaron la confianza y volvieron a usar la moneda. Hasta el día de hoy no ha habido demandas legales en su contra, pese a que todavía no está autorizada por el Ministerio de Finanzas de Tailandia.
Por una queja del banco central, el nombre "bia", que significa "dinero" en un dialecto del centro de Tailandia usado por funcionarios del banco central en Bangkok, fue cambiado a "merit". Desde entonces, monedas al estilo de la de Santi Suk se han propagado lentamente a aldeas vecinas a lo largo del noreste de Tailandia.