14 abr 2009

Divisas: ¿Ha concluido la hegemonía del dólar?

Hasta el momento y desde que comenzó la crisis ha habido un factor clave para entender los movimientos en los mercados de divisas, hablamos de la aversión al riesgo, este elemento ha provocado que el dólar y el yen actuando como monedas refugio, se hayan visto beneficiadas de las negativas noticias macroeconómicas que han ido hundiendo los principales mercados de acciones, en contraste a su vez con el deterioro de las monedas consideradas más ¿arriesgadas? o con mayor nivel de tipos de interés, como es el caso del euro, la libra el dólar canadiense, el dólar australiano y el dólar neozelandés.

Pero las preguntas inmediatas serían ¿hasta cuándo durará esta tendencia? y ¿qué ocurrirá con el dólar una vez que se inicie la recuperación?

La respuesta a la primera pregunta la encontramos en el origen de la misma, es decir, la principal causa de la huida hacia activos refugio, es el aumento de la incertidumbre y la caída en picado de la confianza, ambas variables son las que están provocando un fuerte drenaje del crédito provocando a su vez un empeoramiento de la situación. En un sistema bancario de reservas fraccionarias los bancos crean dinero y el control de la oferta monetaria por parte del los Bancos Centrales es indirecto, estos no desempeñan un control férreo sobre la cantidad de dinero que los hogares deciden tener depositada en los bancos ni la cantidad que deciden prestar los banqueros, la clave para que estas dos actividades vuelvan a fluir con normalidad es la recuperación de la confianza y a esta misión van destinados las principales políticas de las diferentes autoridades monetarias. La actual tendencia de los mercados de divisas dependerá por lo tanto de la recuperación de la confianza que vendrá determinada tanto por la mejora y estabilización de los principales indicadores macroeconómicos como por un punto de inflexión en lo referente a los resultados empresariales, fundamentalmente los provenientes del sector financiero (durante la presente semana conoceremos las referencias por parte de las principales entidades americanas).

Pero una vez que se constate una recuperación de la confianza ¿qué ocurrirá con el dólar, la principal moneda en el mercado de divisas?

Algunos analistas sugieren que una vez que la economía en EE.UU y de otras potencias económicas comiencen a recuperarse, la reversión de la mencionada tendencia que ha favorecido al dólar por la característica de activo refugio, será un elemento bajista para el billete verde en la medida en que el ¿apetito? por el riego aumente, lo que provocará una huida hacia otras monedas.

Otro factor clave en el largo plazo para el dólar será el inmenso déficit presupuestario que EEUU va día a día aumentando como consecuencia de la batería de medidas adoptadas y proyectadas para evitar una verdadera depresión. Sin embargo, una vez la economía americana vuelva a la senda de un crecimiento positivo, el gobierno tendrá que adoptar medidas para reducir ese déficit presupuestario, de no ser así, los efectos para el dólar podrían ser muy negativos. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) ha publicado recientemente la estimación, en EEUU para el 2009, que se espera que se incremente entre 1,67 y 1,85 trillones de dólares. Tal déficit presupuestario no sólo sería un récord en términos monetarios, sino que supondría entre el 11 y el 13% en términos de PIB, lo que también representan el nivel más alto como porcentaje desde la Segunda Guerra Mundial.

Pero además de los efectos negativos que las medidas de rescate tienen en relación al dólar hablando en términos de endeudamiento presupuestario, estas en sí mismas pueden producir la pérdida de valor adquisitivo del billete verde. Como ejemplo, el mes pasado la Reserva federal de EEUU anunció la compra de 300.000 millones de dólares en bonos del tesoro a largo plazo durante los próximos seis meses, la financiación de tales operaciones se llevan a cabo a través de la impresión de billetes, lo que probablemente producirá en un futuro y en la medida en que la economía estadounidense se recupere, una fuerte inflación que, aunque de momento es un escenario bastante más deseado por las autoridades monetarias (supondría haber evitado un escenario deflaccionario), no por ello dejaría de ser extremadamente preocupante ante la pérdida de capacidad adquisitiva que para el billete verde supondría.

Por otro lado, el importante déficit comercial volverá a suponer un elemento de presión bajista para la moneda estadounidense una vez que la recuperación de la economía americana sea una realidad y el dólar vuelva a actuar atendiendo a sus fundamentales y no, movida esencialmente por su característica de moneda refugio en función de la aversión al riesgo.

Habiendo repasado varios de los factores que desde nuestro punto de vista, mantendrán un dólar débil en el largo plazo no debemos olvidar otros factores que le serán favorables en un escenario de recuperación económica, estos vendrán a través de los flujos de capitales a favor del dólar que se producirán como consecuencia por un lado, de las posibilidades de inversión que ofrecerá la que previsiblemente, será la primera economía en salir de la recesión y por otro lado y como una consecuencia directa de esta primera, la previsible inflexión de la política de tipos bajos antes que el resto de autoridades monetarias.

Pero como hemos comentado anteriormente, los motivos bajistas, desde nuestro punto de vista, tendrán un peso más importante en el largo plazo lo que provocará que nos acostumbremos, como ya hemos ido viendo desde crearla creación del euro (salvo las dudas que sembró en su nacimiento), a un dólar cuya tendencia sea a debilitarse frente a la moneda europea.

Francisco López Ollé