6 ago 2010

La batalla de los economistas muertos: ¿Keynes o Friedman?

Por Jon Hilsenrath

WASHINGTON—Dieciocho meses después de que el presidente Barack Obama administrara una dosis masiva de aumentos del gasto y de recortes de impuestos, economistas y políticos se han enfrascado en un acalorado debate sobre si la medicina del estímulo fiscal está curando o empeorando al paciente.

La discusión no es meramente académica. Está influyendo en las decisiones legislativas sobre si es mejor responder al angustiante pronóstico para la economía estadounidense con más gasto gubernamental o con iniciativas para reducir el déficit.

Un bando dice que el paquete de estímulo fiscal de Obama de US$862.000 millones impidió una recesión aún mayor. Una reducción del déficit en las actuales circunstancias, se insiste, haría que la economía cayera en picada.

La esquina contraria cuestiona los beneficios del estímulo fiscal y alega que es crucial abordar ahora los déficits a largo plazo para evitar un alza de las tasas de interés y problemas incluso más graves más adelante.

Por último, hay quienes se encuentran en el medio: defendieron el año pasado el paquete de estímulo, pero ahora exigen un plan para recortar el déficit fiscal.

La pugna está en el centro de muchas disputas en el Congreso. Los republicanos se opusieron a la propuesta de Obama para ampliar las prestaciones por desempleo hasta 99 semanas, insistiendo en recortar gastos en otras partidas para no elevar el déficit, pero perdieron la batalla. El mandatario sostiene que los beneficios son vitales para millones de desempleados y que ayudarán a reforzar el consumo.

La Casa Blanca dice que apoyará un alza de los impuestos a las familias con ingresos superiores a los US$250.000 al año. Los republicanos y unos pocos demócratas afirman que permitir la expiración a fin de año de los incentivos tributarios promulgados por el ex presidente George W. Bush asfixiaría a la economía. "Rechazo la falsa premisa de que sólo una intervención gubernamental enérgica y sostenida puede asegurar la renovada prosperidad de este país", dijo en julio Paul Ryan, representante republicano por Wisconsin quien es partidario de un plan de recorte fiscal a largo plazo.

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La opinión pública parece estar del lado de los defensores de una reducción del déficit. Una encuesta realizada en junio por The Wall Street Journal/NBC News pidió a los participantes que dijeran con qué afirmación estaban más de acuerdo: (1) el presidente y el Congreso deberían preocuparse más de impulsar la economía aunque suponga déficits más altos; (2) el presidente y el Congreso deberían preocuparse más de mantener bajo el déficit aunque esto signifique que la economía tardará más en recuperarse. El 63% eligió la segunda opción.

La mayoría de los economistas coincide en algunos puntos. La economía de EE.UU. necesitaba algún tipo de ayuda fiscal en 2009 ante la inestabilidad del sistema financiero y la decisión de la Reserva Federal (Fed) de dejar las tasa de interés prácticamente en cero. En algún momento, se tendrá que controlar el déficit, en parte al limitar el crecimiento del gasto en salud y otras prestaciones. Y, en tercer lugar, el desarrollo en estos momentos de un plan a largo plazo para lograr este objetivo reducirá los riesgos de una futura calamidad financiera y ayudará a mantener bajas las tasas de interés.

En la actualidad, ningún bando puede afirmar con seguridad si el paquete de estímulo más reciente cumplió su cometido, ya que nadie sabe qué habría pasado en su ausencia.

El presidente de la Fed, Ben Bernanke, respaldó el paquete fiscal a principios de 2009. Ahora, indica que la economía aún lo necesita, pero que debe ir acompañado de un plan viable para reducir déficits futuros. Al igual que el gobierno de Obama, no cree que se debería implementar un ajuste fiscal hasta que la economía se estabilice.

A diferencia de EE.UU., Europa ha optado, al menos retóricamente, por la reducción del déficit. En algunos casos, como los de Grecia y España, ello se debe a la presión de los mercados y del Fondo Monetario Internacional (FMI). En otras instancias, como las de Gran Bretaña y Alemania, los factores internos han sido más preponderantes.

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El argumento de que el gasto fiscal puede ser vital para contrarrestar los efectos de una recesión se remonta a John Maynard Keynes, el economista británico cuyas teorías dominaron las décadas posteriores a la Gran Depresión de los años 30.

Una contrarrevolución encabezada por Milton Friedman, de la Universidad de Chicago, desacreditó el papel del gobierno. Sus ideas se empezaron a poner en práctica con el ascenso a posiciones de influencia de los economistas conocidos como los Chicago Boys durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, a mediados de los 70, y los triunfos electorales de Margaret Thatcher en Gran Bretaña y de Ronald Reagan en EE.UU. Keynes cayó en desgracia durante la estanflación de finales de los años 70 y principios de los 80. La manipulación de las tasas de interés por parte de los bancos centrales pasó a considerarse como la mejor herramienta para que los gobiernos combatieran los altibajos de la economía.

Un tema crucial: las lecciones sobre política fiscal en tiempos normales no son necesariamente aplicables hoy en día, cuando la Fed ha reducido las tasas de interés a cero y el desempleo se mantiene alto.

Ambos bandos hicieron hincapié en pasadas victorias. Los keynesianos citan el gasto deficitario como el remedio que puso fin a la Gran Depresión y advierten que el prematuro recorte del déficit fiscal en Japón en 1997 causó un regreso de la recesión.

La otra parte menciona a Margaret Thatcher, quien en 1981 hizo caso omiso de las protestas de cientos de economistas y subió los impuestos y ajustó el gasto para recortar el déficit presupuestario en medio de una recesión. Gran Bretaña emergió de la crisis con una menor inflación, tasas de interés más bajas y una economía pujante.

Los keynesianos dicen que el episodio no tiene relevancia para la situación actual porque EE.UU. no puede disminuir las tasas de interés, como hicieron los británicos. Otra diferencia: la libra esterlina perdió la mitad de su valor en los años 80, lo que impulsó las exportaciones. El dólar, en cambio, se fortaleció tras el inicio de la crisis financiera al ser considerado un refugio por los inversionistas.

Algunos funcionarios estadounidenses reconocen, en privado, que sus expectativas sobre la creación de empleo pecaron de un exceso de optimismo. La economía, sostienen, se encontraba en un estado más deplorable en 2009 de la que creía la mayoría. En el primer trimestre del año pasado, cuando se aprobó el plan de estímulo, EE.UU. se contrajo a una tasa anualizada de 6,4%. Desde entonces, ha crecido a un ritmo de 2,5%. Además, ha comenzado a añadir empleos, aunque de manera muy pausada.

Cuesta aislar el impacto del paquete fiscal del de otras medidas. Su aprobación, en febrero de 2009, coincidió con una mejora de la economía. Pero antes de su promulgación, la Fed redujo las tasas de interés a corto plazo a casi cero y comenzó a comprar valores hipotecarios para hacer bajar las tasas a largo plazo. Poco después de que el estímulo recibiera el visto bueno, la Fed expandió sus compras de valores.

Un repunte bursátil coincidió con los mayores esfuerzos de la Fed y con la realización de las "pruebas de resistencia" del banco central y del Departamento del Tesoro para apuntalar la confianza en los bancos.

Un estudio de 91 programas de estímulo fiscal en 21 países desarrollados entre 1970 y 2007 efectuado por el economista de la Universidad de Harvard, Alberto Alesina, mostró que los recortes de impuestos estimulan más la economía que el gasto fiscal. "Yo habría hecho más por el lado fiscal que por el lado del gasto", afirma Alesina.

Fuente: WSJ

5 ago 2010

Economía de la información: En la Internet de hoy, lo único casi secreto de las personas es su nombre

Por Emily Steel y Julia Angwin

Puede que usted no conozca a la compañía [x+1] Inc., pero ella podría saber mucho sobre usted.

Con un solo clic en un sitio web, [x+1] puede señalar el sueldo de una persona, el supermercado que frecuenta y las películas que alquila. Su capacidad de evaluar rápidamente a la gente es tan acertada que empresas como bancos utilizan sus cálculos para decidir inmediatamente qué tarjetas de crédito ofrecerles a los nuevos visitantes de su sitio web.

En resumen: los sitios web están obteniendo la capacidad de decidir si una persona es o no un buen cliente antes de que ese individuo les ofrezca ninguna información sobre sí mismo.

La tecnología va más allá de la personalización familiar en sitios como Amazon.com, que usa datos de su propia base para mostrarles a sus clientes artículos que podrían interesarles.

Por el contrario, firmas como [x+1] recurren a vastas bases de datos del comportamiento humano en Internet, la mayoría obtenidas clandestinamente por tecnologías de seguimiento omnipresentes en sitios web. Estas compañías no tienen los nombres de las personas, pero contrastan estos datos con otros como títulos de propiedad, ingresos familiares, estatus civil y restaurantes favoritos. Posteriormente, usando análisis estadísticos, comienzan a conjeturar sobre las inclinaciones de los internautas individuales.

"Siempre sabemos algo de alguien", asegura John Nardone, presidente ejecutivo de [x+1].

Una investigación de The Wall Street Journal sobre privacidad en Internet revela que la capacidad analítica de empresas de datos como [x+1] está transformando Internet en un lugar donde la gente es anónima sólo en nombre. Los hallazgos ofrecen un primer vistazo de una Internet nueva y personalizada donde los sitios pueden ajustar muchos factores —apariencia, contenido, precios— según el tipo de persona que creen que es usted.

En 2008, el gasto en publicidad en Internet repuntó y surgieron numerosos mercados para los datos en línea, lo que permitió a firmas como [x+1] recopilar información sobre los hábitos de navegación de los internautas. Las empresas tradicionales de datos (cuyos clientes son principalmente compañías de catálogos y de ventas por correo) también comenzaron a subir los datos a Internet, pero sin revelar nombres para proteger la privacidad.

Nardone vio su oportunidad. El presidente ejecutivo de [x+1] reactivó una patente de procesamiento de datos obtenida años antes para un "motor de optimización de predicciones", actualizándola con los nuevos datos disponibles. El ejecutivo encontró una audiencia receptiva en el negocio de las tarjetas de crédito. [x+1] dice que sus clientes pagan entre US$30.000 y US$200.000 mensuales por su tecnología.

Uno de sus clientes es el banco estadounidense Capital One, que sirve de ejemplo para explicar cómo funciona la tecnología de [x+1]. Un visitante entra en la página de tarjetas de crédito del sitio web de Capital One y [x+1] escanea instantáneamente la información compartida entre la computadora de la persona y la página web, que pueden ser miles de líneas de código con detalles de la computadora del usuario. [x+1] también utiliza un nuevo servicio de Digital Envoy Inc. para determinar el código postal donde se ubica físicamente la computadora. Para algunos clientes (pero no para Capital One) también recurre a otras bases de datos con historiales de navegación en la red.

Con todos los datos, [x+1] usa los servicios de la firma de estudios del consumidor Nielsen Co. para incluir al visitante en uno de 66 grupos demográficos.

En una décima de segundo, [x+1] asegura que puede acceder y analizar miles de datos de un usuario único. La compañía busca rápidamente tipos similares de clientes de Capital One para hacer una predicción razonable sobre qué tarjetas de crédito mostrar al visitante.

Para determinar la precisión del sistema, The Wall Street Journal pidió a ocho personas que visitaran la página de tarjetas de crédito de Capital One y anotaran las tarjetas de crédito que les presentaran. El diario también analizó el código informático que pasaba constantemente entre las computadoras de las personas y Capital One.

Además, The Wall Street Journal les pidió que hicieran clic en un sitio web creado por [x+1] para demostrar su tecnología. Después de que las personas hicieran clic en el sitio, [x+1] describió al diario lo que sabía de cada uno de los participantes en la prueba.

Los individuos no revelaron datos personales en ninguno de los procesos.

La "desanonimización"

Las conclusiones de [x+1] fueron en general correctas, si bien no acertaron en varios detalles específicos. De las ocho personas, la tecnología de [x+1] fue más precisa con Thomas Burney, un contratista del estado de Colorado que construye viviendas en centros de esquí. Burney tan sólo vio una tarjeta de crédito, la Capital One Prestige Platinum, bajo un titular: "Nuestras mejores recompensas a simple vista". La tarjeta incluía una tasa de interés inicial de 0% y no cobraba comisión anual.

Una tarjeta así tenía sentido, afirma Burney, ya que suele pagar con crédito muchos gastos relacionados con su negocio de construcción y además "tengo una billetera llena de tarjetas platino", añade. "Mi crédito es inmaculado".

En base a la visita de Burney a la página de prueba de [x+1], la compañía lo colocó en un segmento de Nielsen llamado "El país de Dios". Las personas de este grupo viven en pequeñas comunidades o zonas rurales, tienen ingresos medios anuales de US$86.724, tienen entre 35 y 54 años de edad, no tienen hijos, trabajan en puestos gerenciales, la mayoría es propietaria de sus casas y tienen estudios universitarios.

Sucede que Burney es dueño de su vivienda, es graduado universitario y gerente, y no tiene hijos. Aunque con 28 años, es más joven y sus ingresos son menores de lo pronosticado.

Cuando Burney vio las 3.748 líneas de código que pasaron en un instante entre su computadora y la página web de Capital One, dijo: "Hay una espeluznante cantidad de información ahí". Enterrado en el código había referencias a sus ingresos ("medio-alto"), educación ("graduado universitario) y ciudad ("avon").

De hecho, las conclusiones de [x+1] sobre la ubicación de Burney y el segmento demográfico de Nielsen son suficientemente específicos como para estar extremadamente cerca de identificarlo como individuo —es decir, "desanonimizarlo"— según Peter Eckersley, científico del grupo en defensa de la privacidad Electronic Frontier Foundation.

Eckersley realiza investigaciones en el campo de la "desanonimización", la identificación de individuos mediante el uso de detalles específicos de su vida. En la jerga usada en este campo, explica Eckersley, para identificar a una persona tan sólo se necesita un total de 33 piezas de información sobre ella.

Calcular esas piezas es complejo, ya que algunos detalles sobre una persona son más valiosos —y por ende tienen más peso— que otros. Por ejemplo, los códigos postales y las fechas de nacimiento son extremadamente valiosos para la identificación de los individuos.

En conclusión: Eckersley determinó que la ubicación de Burney (la pequeña localidad de Avon, Colorado) y su segmento demográfico Nielsen ("El país de Dios") ofrecían en conjunto 26,5 pedazos de información que se podían usar para identificar individualmente a Burney.

Suficiente para ubicarlo como uno en entre 64 personas en todo el mundo.

Según Eckersley, con una pieza más de información sobre Burney, por ejemplo su edad, es probable que pudiera ser desanonimizado. "Comienza a estar muy cerca de ser identificado".

Nardone, de [x+1], admite la posibilidad de ser desanonimizado, si bien dice que no merece la pena el esfuerzo: la compañía ya tiene suficiente información para vender. "Sería una tarea titánica", dice, "y de por sí ya es difícil ganar dinero".

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Fuente: WSJ

4 ago 2010

Japón enfrenta una dura batalla para frenar el fortalecimiento del yen

Por Alex Frangos y Andrew Monahan

El yen sigue fortaleciéndose y no hay mucho que Japón pueda hacer al respecto.

El dólar tocó su punto más bajo en ocho meses en contra del yen el miércoles a 85,32 yenes por dólar. Este fue el nivel más bajo de la divisa estadounidense desde el 27 de noviembre cuando tocó los 84,82 yenes. Una caída por debajo de esa cifra llevaría al dólar a su punto más débil frente al yen en 15 años y pondría al alcance el nivel más bajo desde la Segunda Guerra Mundial, 79,75 yenes, alcanzado en abril de 1995. El miércoles por la tarde en Nueva York, el dólar se cotizaba a 86,24 yenes.

El ministro de finanzas japonés Yoshihiko Noda incrementó su retórica sobre el asunto asegurando que "el movimiento actual [del yen] está un poco cargado hacia un solo lado" y prometió "monitorear" las tasas de cambio del yen "más de cerca". Se abstuvo de decir si tomaría medidas específicas y sus palabras no lograron debilitar la divisa.

Cualquier intervención del gobierno para debilitar al yen involucraría el luchar contra fuerzas de gran tamaño: un dólar débil, una falta de coordinación internacional y el creciente papel de China en el mercado del yen.

El auge del yen ha sido alimentado por una serie de factores. Informes de que la Reserva Federal estadounidense podría incrementar su programa de alivio cuantitativo para combatir la desaceleración en la economía estadounidense ha hundido las tasas de interés estadounidenses a niveles cercanos a sus pisos históricos. Esto ha reducido la diferencia entre las tasas estadounidense y japonesa a su punto más bajo en años, dando pocos incentivos a los inversionistas para preferir los dólares.

Mientras tanto, China ha estado acumulando yenes rápidamente. El mayor participante del mercado de divisas del mundo (China tiene US$2,5 billones en reservas) ha acumulado 1,27 billones (millones de millones) de yenes este año hasta mayo, según el gobierno japonés, opacando sus compras en años anteriores. Si China decidiera trasladar apenas 1% de sus activos a yenes, la compra sería equivalente al superávit mensual de cuenta corriente de Japón, que de pos si es uno de los principales factores en la fortaleza del yen a largo plazo.

Las compras chinas de yenes han motivado a los inversionistas privados a seguir la tendencia, elevando la demanda por bonos japoneses.

Simon Flint, director global de estrategia de divisas de Nomura en Singapur, dice que le ha resultado sencillo a China y otros inversionistas el acumular yenes debido a que los inversionistas globales se han alejado de la divisa por varios años, lo que quiere decir que tienen pocos yenes en sus portafolios.

Un yen fuerte podría representar una amenaza para la débil recuperación económica japonesa debido a que una divisa cara hace que las exportaciones del país, uno de sus principales motores de crecimiento, costosas en el mercado global.

La gente en el mercado ahora está prestando más atención a la posibilidad de que el Banco de Japón tome más medidas para aliviar el auge", dijo Yuichiro Harada, vicepresidente de la división de divisas de Mizuho Corporate Bank.

Tales pasos podrían estar dirigidos en parte a reducir las tasas de interés a largo plazo de Japón. Reducir las tasas de interés tiende a presionar a la baja a una divisa. Sin embargo, no está claro si la moneda japonesa se debilitaría mucho, debido a que se cree que las tasas de interés de EE.UU. también se mantendrán bajas.

Otra táctica sería intervenir directamente en los mercados de divisas, vendiendo yenes y vendiendo dólares. Esto es algo que Japón no ha hecho desde 2004. la intervención en el mercado podría ser difícil esta vez debido a que las economías desarrolladas del mundo se han comprometido a permitir que las fuerzas del mercado dirijan los niveles de divisas y usualmente es necesaria una coordinación internacional para hacer que la intervención sea exitosa a largo plazo. Desde el punto de vista diplomático, Japón podría darse cuenta que es difícil intervenir. Tokio ha apoyado los esfuerzos de EE.UU. para que China afloje su política monetaria. Intervenir para debilitar al yen iría en contra del argumento de que debe permitirse que las mercados fijen los niveles de divisas.

"Incluso si el gobierno japonés trata de hacer algo, el afecto sería muy limitado", afirma Shigeharu Suzuki, presidente ejecutivo de Daiwa Securities. Él considera que el yen fuerte es "un dolor de cabeza" y un "factor muy negativo" para Daiwa, debido a que tiende a apagar la demanda por productos de inversión en el extranjero que la firma vende a inversionistas japoneses. Él piensa que el dólar estaría en un rango "razonable" entre 90 y 100" yenes.

Fuente: WSJ

3 ago 2010

Inversionistas de peso se aprestan para un período de deflación

Por Gregory Zuckerman

Ante su creciente temor a una deflación, algunos de los principales inversionistas del mundo están reestructurando sus portafolios para una posible caída prolongada de los precios.

Bill Gross, un peso pesado de los fondos de bonos, el gestor de inversiones Jeremy Grantham, y los gestores de fondos de cobertura David Tepper y Alan Fournier son algunos de los inversionistas más conocidos que se están preparando para un posible brote de deflación, un evento que podría paralizar las economías y los mercados bursátiles globales.

Al explicar sus apuestas en el mercado, los inversionistas citan cifras económicas débiles y un consenso cada vez más firme de que las autoridades en todo el mundo son renuentes a —o no pueden— implementar más medidas para impulsar el crecimiento económico.

"La deflación no es sólo un tema de curiosidad intelectual, está sucediendo", asegura Gross, quien dirige el fondo mutuo Pimco Total Return Fund, de US$239.000 millones. Gross hace referencia a una caída anualizada de 0,1% en los últimos dos años en el índice de precios al consumidor de Estados Unidos. "Se trata de un mundo incierto que se inclina hacia la deflación".

No obstante, los temores de una deflación tras la crisis financiera de 2008 no se materializaron, en gran parte porque los bancos centrales intervinieron.

De hecho, muchos de estos inversionistas estrellas no creen que una deflación prolongada sea un hecho y confían en que la Reserva Federal y otras autoridades tomarán medidas radicales para detener una caída general de los precios.

Aun así, señales preliminares de una deflación están llevando a Gross y otros a incrementar sus posiciones en inversiones que generan intereses, como bonos y acciones que pagan dividendos. También están comprando protección contra posibles pérdidas bursátiles. En un período de caída de precios, generar ganancias puede convertirse en un reto para las empresas, lo que a su vez ejerce presión sobre las acciones.

En EE.UU., ciertos datos recientes respaldan los temores. El índice de precios al consumidor subió 1,1% en junio frente al mismo mes de 2009. La inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía, subió 1,1% en el segundo trimestre, la lectura más baja desde los primeros tres meses de 2009. El presidente del banco de la Fed de St. Louis, James Bullard, advirtió la semana pasada sobre un período de deflación y crecimiento lento similar al de Japón.

El interés generalizado sobre la deflación es un revés respecto a hace sólo dos meses, cuando la inflación, no la deflación, era el centro de atención de los corredores. Inversionistas como John Paulson, conocido por sus apuestas en contra del mercado inmobiliario de EE.UU., acumularon activos en oro mientras que otros se deshicieron de bonos del Tesoro.

Gross ha estado comprando deuda soberana de EE.UU. Los bonos del Tesoro ahora conforman cerca de 51% de su portafolio en Pimco Total Return Fund, frente a menos de 33% a fines de marzo. Se trata de la mayor acumulación de valores soberanos del fondo en seis años, según Morningstar Inc. El fondo ha ganado 7% este año.

Una vez que comienza, la deflación es vista como perniciosa y difícil de enfrentar. La caída en los precios puede hacer que tanto las empresas como los consumidores sean reacios a gastar e invertir, lo que perjudica las ganancias y paraliza la economía. Puede ser consecuencia de una caída en la oferta monetaria y el crédito, un declive en el gasto y una alta tasa de desempleo, factores que pueden conducir a las compañías a reducir los precios.

Fuente: WSJ

2 ago 2010

La nueva mina de oro en Internet: vender la información que sacaron de su computadora

Por Julia Angwin

Escondido en el interior de la computadora de Ashley Hayes-Beaty, un pequeño ayuda a recolectar detalles personales de su navegación, los cuales serán puestos a la venta por un décimo de penique de dólar.

El archivo comprende un sólo código— 4c812db292272995e5416a323e79bd37— que secretamente la identifica como una mujer de 26 años en Nashville, Tennessee

El código sabe que sus películas favoritas son Como si fuera la primera vez, Princess Bride y Diez cosas que odio de ti, Sabe que le gusta la serie de TV Sex and the City. Sabe que lee noticias de entretenimiento y que le gusta responder a cuestionarios.

"Me gusta pensar que me queda algo de misterio, ¡pero aparentemente no es así!", dijo Hayes-Beaty cuando se le dijo lo que esa hilera de números revelaba sobre ella. "El perfil es perturbadoramente correcto".

Hayes-Beaty está siendo monitoreada por Lotame Solutions Inc., una compañía de Nueva York que usa un software sofisticado llamado "beacon" para capturar lo que la gente escribe en un sitio web, como los comentarios que hacen sobre las películas, o su interés en contenido sobre embarazos y cómo ser buen padre. Lotame empaca todos esos datos en un perfil sobre individuos, todo sin determinar el nombre de la persona, y vende los perfiles a compañías en busca de clientes. Los gustos de Hayes-Beaty pueden ser vendidos al por mayor (un grupo de personas a las que les encantan las películas por US$1 por cada mil) o en grupos específicos (personas de 26 años que vivan en el sur del país y a los que les guste Como si fuera la primera vez).

"Podemos segmentarlo hasta llegar a una persona", dice Eric Porres, el director de marketing de Lotame.

¿Quiénes espían?

Una investigación de The Wall Street Journal descubrió que uno de los negocios de mayor crecimiento en Internet es espiar a los usuarios en la web.

El WSJ llevó a cabo un extenso estudio que valoró y analizó la amplia gama de cookies y otras tecnologías de vigilancia que las compañías están usando para rastrear a los usuarios de Internet. Revela que el seguimiento de los consumidores se ha vuelto omnipresente y mucho más profundo de lo que muchos, a excepción de un puñado de gente en la vanguardia de la industria, se da cuenta.

El estudio descubrió que los 50 sitios más visitados por los estadounidenses (entre los que se encuentran varios sitios globales a los que acceden millones de latinoamericanos) instalaron en promedio 64 piezas de tecnología de seguimiento en las computadoras de sus visitantes, usualmente sin ningún aviso. Una decena de sitios instaló más de cien. La organización sin ánimo de lucro Wikipedia no instaló ninguno.

La tecnología de rastreo se está volviendo más inteligente y se inmiscuye cada vez más en la privacidad de los usuarios. Monitorear estos archivos anteriormente se limitaba principalmente a eliminar los archivos "cookie" que graban los sitios que la gente visita. Pero el WSJl encontró nuevas herramientas que escanean en tiempo real lo que la gente está haciendo en una página web, luego determinan al instante la ubicación, ingresos, intereses de compras e incluso problemas médicos de los usuarios. Algunas de estas herramientas se multiplican secretamente incluso después que los usuarios tratan de eliminarlas.

Estos perfiles de individuos, que se actualizan constantemente, son comprados y vendidos en mercados similares a las bolsas bursátiles, los cuales han aparecido en los últimos 18 meses.

Las nuevas tecnologías están transformando la economía de Internet. Anteriormente, los anunciantes compraban anuncios en páginas web específicas, como un anuncio de autos en una página sobre carreras. Pero ahora, los anunciantes están pagando extra para seguir a la gente por Internet, sin importar a dónde vayan, con mensajes altamente específicos.

Entre el usuario de Internet y el anunciante, WSJ identificó más de 100 intermediarios, compañías de rastreo, corredores de datos y redes de anunciantes, que compiten para satisfacer la creciente demanda de datos sobre comportamientos e intereses individuales.

Por ejemplo, los datos sobre los hábitos cinematográficos de Hayes-Beaty, se están ofreciendo a los anunciantes en BlueKai Inc., una de las nuevas bolsas.

"Es un mar de cambios en la forma en la que trabaja la industria", dice Omar Tawakol, presidente ejecutivo de BlueKai. "Los anunciantes desean comprar acceso a gente, no a páginas web".

The Wall Street Journal examinó los 50 sitios más populares en EE.UU., lo cual representa cerca del 40% de las páginas web que visitan los estadounidenses. (También se hicieron pruebas a nuestro sitio WSJ.com y WSJAmericas.com) y luego se analizaron los archivos de rastreo y los programas que estos sitios descargaron a una computadora de prueba.

Como grupo, los 50 sitios colocaron 3.180 archivos de rastreo en la computadora de prueba del WSJ. Cerca de un tercio de estos eran inofensivos, colocados para recordar la contraseña de un sitio favorito o para contar los artículos más populares.

Sin embargo, más de dos tercios, 2.224, fueron instalados por 131 compañías, muchas de las cuales están en el negocio de rastrear a los usuarios de Internet para crear bases de datos de perfiles de los consumidores, las cuales pueden vender.

El principal sitio en el que se empleó esta tecnología, según la investigación, fue Dictionary.com, propiedad de IAC/InterActive Corp. Una visita a este diccionario en línea resultó en 234 archivos o programas descargados a la computadora de prueba, 223 de los cuales eran de compañías que rastrean a los usuarios de Internet.

La información que las compañías recolectan es anónima, en el sentido en que los usuarios de Internet son identificados por un número asignado a su computadora, no por un nombre específico. Lotame, por ejemplo, asegura que no conoce el nombre de usuarios como Hayes-Beaty—sólo su comportamiento y atributos, identificados por un código. La gente que no desea ser rastreada puede sacarse a si misma del sistema de Lotame.

Además, la industria asegura que los datos se usan sin causar daños. David Moore, presidente de la junta de 24/7 RealMedia Inc., una red de anuncios propiedad de WPP PLC, asegura que este tipo de rastreo le da a los usuarios de Internet una mejor publicidad.

"Cuando un anuncio está bien dirigido, deja de ser un anuncio y se convierte en información importante", dijo.

¿Cómo instalan los rastreadores?

El seguimiento a las personas en la web no es nada nuevo. Pero la tecnología está creciendo y ganando tanto poder y omnipresencia que incluso algunos de los sitios analizados dicen que no estaban al tanto, hasta que WSJ les informó, de que estaban instalando archivos para espiar en las computadoras de sus visitantes.

WSJ encontró que el popular portal de Microsoft Corp. MSN.com plantó un archivo de rastreo lleno de datos: tenía una predicción de la edad de la persona que navegaba, su código postal, género e incluso un código que contenía cálculos de ingresos, estado civil, presencia de niños y si era dueño de su hogar o no, según la compañía de rastreo que creó el archivo, Targus Information Corp.

Tanto Targus como Microsoft dicen que no sabían cómo llegó el archivo a MSN.com y agregaron que este no contenía información "que identifique a las personas".

El rastreo es llevado a cabo por archivos minúsculos y programas conocidos como "cookies", "Flash Cookies" y "beacons". Estos son plantados en una computadora cuando un usuario visita un sitio web. Las cortes estadounidenses han decretado que es legal colocar el tipo más sencillo de archivo, los cookies, de la misma forma en la que alguien que usa un teléfono puede permitir que un amigo escuche la conversación. Las cortes no se han pronunciado sobre los rastreadores más complejos.

El rastreo que más se inmiscuye proviene de lo que se conoce en el negocio como archivos de rastreo "de terceros". Estos funcionan de la siguiente manera: la primera vez que un usuario visita un sitio, este instala un archivo de rastreo, el cual asigna a la computadora un número de identificación único. Después, cuando el usuario visita otro sitio asociado con la misma compañía de rastreo, puede tomar nota de dónde estuvo ese usuario antes y dónde se encuentra ahora. De esta forma, al pasar el tiempo, la compañía puede armar un perfil robusto.

El efecto sobre los usuarios

Uno de tales ecosistemas es la red de anuncios de Yahoo Inc. la cual obtiene pagos al colocar anuncios dirigidos a usuarios específicos en sus sitios web. La red de Yahoo sabe muchas cosas sobre Cate Reid, quien se acaba de graduar del colegio. Sabe que es una mujer de entre 13 y 18 años que está interesada en temas de pérdida de peso. Reid pudo determinar eso cuando un reportero le mostró una función poco conocida en el sitio de Yahoo, el Ad Interest Manager, que muestra parte de la información que Yahoo ha recolectado sobre ella.

La información de Yahoo sobre Reid, que en aquel momento tenía 17 años, dio en el blanco: ella estaba preocupada porque posiblemente estaba pasada de peso. Ella dice que ha menudo ha hecho búsquedas sobre temas de pérdida de peso.

"Cada vez que entro a Internet", dice, ve anuncios de pérdida de peso. "Soy auto consciente sobre mi peso", dice Reid, cuyo padre pidió no revelar la ciudad en la que reside. "Trato de no pensar en ello… pero los anuncios me hacen pensar sobre ello".

La portavoz de Yahoo Amber Allman dice que la empresa no dirige conscientemente anuncios de pérdida de peso a menores de 18 años, aunque si lo hace con los adultos.

"Es probable que esta usuaria haya recibido un anuncio no dirigido", dice Allman. También es posible que Reid haya visto anuncios dirigidos hacia ella por parte de otras compañías de rastreo.

El seguimiento de los consumidores es la fundación de una economía de publicidad en línea que recaudó US$23.000 millones en gastos de publicidad el año pasado. La actividad de rastreo se ha disparado. Investigadores de los laboratorios de AT&T Labs y el Instituto Politécnico Worcester descubrieron tecnología de rastreo en 80% de 1.000 sitios populares el año pasado, frente a 40% en esos sitios en 2005.

WSJ encontró archivos de rastreo que recolecta datos financieros y de salud sensibles. En el diccionario en línea Merriam-Webster.com, propiedad de Encyclopaedia Britannica Inc., un archivo de rastreo de Healthline Networks Inc., una red de anuncios que escanéa la página que el usuario está viendo y presenta anuncios relacionados con lo que ve allí. Así que por ejemplo, una persona que esté buscando palabras relacionadas con depresión podría ver anuncios de Healthline sobre tratamientos contra la depresión en esa página y en páginas subsecuentes vistas en otros sitios.
Healthline dice que no permite que los anunciantes sigan por otros páginas a los usuarios que hayan visto temas sensibles como el Sida, enfermedades de transmisión sexual, desórdenes alimenticios e impotencia. La compañía permite que los anunciantes sigan a gente con desordenes bipolares, vejiga hiperactiva y ansiedad, según sus materiales de marketing.

Los anuncios dirigidos pueden volverse demasiado personales. El año pasado, Julia Preston, una diseñadora de software de educación de 32 años en Austin, Texas, buscó información sobre desórdenes uterinos en línea. Poco después comenzó a notar anuncios de fertilidad en los sitios que visitaba. Ahora sabe que no tiene un desorden, pero igual sigue recibiendo los anuncios.

"Es desesperante", dice.