13 ago 2010

Cuando los fondos buitres son la salvación

Por James R. Hagerty
The Wall Street Journal

A Anna y Charlie Reynolds, un matrimonio de Utah, Estados Unidos, les preocupaba perder su casa en una ejecución hipotecaria el año pasado. Pero surgió un salvador inesperado.

Selene Residential Mortgage Opportunity Fund, un fondo de inversión administrado por el veterano corredor de bonos hipotecarios Lewis Ranieri, adquirió el préstamo con un gran descuento y renegoció los términos con los Reynolds. El balance adeudado se redujo de US$421.731 a US$243.182 y la tasa de interés también cayó. Eso disminuyo el pago mensual de US$3.464 a US$1.576, lo que le permitió a la familia permanecer en su vivienda a pesar de la caída en el ingreso de Reynolds como agente de bienes raíces. "Fue un milagro", afirma la señora Reynolds.

Ranieri, sin embargo, no es el típico obrador de milagros. Como gestor de un fondo que se desempeñó como vicepresidente de la firma de corretaje de bonos Salomon Brothers, es un miembro del grupo de Wall Street que suele ser criticado por ayudar a inflar la burbuja inmobiliaria, aunque no se involucró en los excesos de los últimos años.

En momentos en que Estados Unidos afronta la peor crisis de ejecuciones hipotecarias desde los años 30, el fondo de inversión de Ranieri y otros similares emergen como la mejor esperanza de las aproximadamente siete millones de familias estadounidenses que están atrasadas en el pago de sus hipotecas. Hábiles, adinerados y dispuestos a cerrar acuerdos con los deudores, estos fondos tienen una ventaja sobre los bancos y otros prestamistas que pueden atascarse en la burocracia y las reglas del gobierno sobre qué préstamos pueden ser renegociados y cómo.

Los deudores hipotecarios con menos suerte que los Reynolds deben trabajar con intermediarios: firmas de servicios que no poseen los préstamos, pero representan a bancos e inversionistas y recaudan los pagos hipotecarios en su nombre. Estas empresas siguen reglas a menudo ambiguas, establecidas por los titulares de los préstamos. En los casos en que un préstamo ha sido agrupado con un activo, podría tener miles de propietarios repartidos por todo el mundo, lo que hace imposible conocer todas sus preferencias.

El fondo Selene de Ranieri, en cambio, es el único dueño de sus préstamos y tiene un servicio afiliado que puede negociar de forma directa con los deudores. "Cada caso es individual", sostiene Ranieri. "No hay un molde".

El principal motivo por el que Ranieri puede cerrar acuerdos con los prestatarios es que su firma compra las hipotecas, en su mayoría a los bancos, con fuertes descuentos sobre el monto adeudado. Si su fondo paga US$50.000 por un préstamo con una deuda de US$100.000, por ejemplo, puede conseguir una ganancia incluso si el deudor termina pagando sólo US$70.000.

Desde mediados de 2007, 3,4 millones de familias modificaron sus préstamos, según datos de la alianza Hope Now, formada por entidades que controlan el avance de los préstamos. Pero el grupo no revela cuántos de esos prestatarios se volvieron a atrasar en los pagos.

Reducir el monto adeudado por el préstamo es una de las formas más efectivas de motivar a los prestatarios a volver a hacer los pagos, porque les da más esperanza de que, tarde o temprano, serán dueños de la vivienda, afirman grupos sin fines de lucro que trabajan con deudores en mora. Pero los analistas señalan que los bancos se han mostrado renuentes a reducir los balances de deuda, en parte porque de esa forma tendrían que reconocer pérdidas que esperan evitar.

Alrededor del 90% de las modificaciones de los préstamos de Selene implican reducir el monto principal de la deuda, comparado con menos del 2% de las modificaciones realizadas por bancos regulados federalmente en el primer trimestre. "Hay incoherencias obvias en el tratamiento (de los deudores), según quién es el dueño del préstamo y quién realiza el mantenimiento", afirma Edward Delgado, ex ejecutivo de Wells Fargo & Co. que ahora es presidente ejecutivo de Five Star Institute, una firma que brinda programas de capacitación para profesionales hipotecarios.

Sólo unos pocos se han beneficiado de Selene y otros inversionistas en mora. Durante los últimos dos años, menos de US$25.000 millones en préstamos en mora se han vendido a inversionistas que se especializan en este rubro, estima Dwight Bostic, director ejecutivo de Mission Capital Advisors,sólo 0,25% de los préstamos hipotecarios en EE.UU.

12 ago 2010

Se intensificarán las tensiones entre divisas

Por Nicholas Hastings

Una columna de Dow Jones Newswires

LONDRES (EFE Dow Jones)—Las tensiones mundiales entre el dólar estadounidense, el yen y el yuan empeorarán en los próximos meses dado que las tres divisas tratarán de seguir siendo competitivas.

El crecimiento en Estados Unidos, Japón y China —las tres principales economías del mundo— está decepcionando, con una floja demanda interna y una creciente dependencia de las exportaciones. No hay más que ver la rebaja que hizo el martes la Reserva Federal del crecimiento en Estados Unidos que han alentado a la entidad a ampliar sus medidas de liquidez.

Japón ha sido durante bastante tiempo la oveja negra de las tres. Los reiterados estímulos fiscales no lograron reactivar la demanda de los consumidores, e incluso los datos de pedidos industriales del miércoles decepcionaron a quienes esperaban un fuerte repunte.

En los últimos meses, a medida que el dólar descendía hacia 85 yenes y el yen se volvía una divisa menos competitiva, las tensiones entre las divisas han empeorado.

Hasta ahora, hay pocas señales de que Tokio vaya a hacer algo para detener la subida del yen, aparte de sus crecientes intervenciones verbales sobre los efectos dañinos de un yen fuerte.

El Banco de Japón decidió en su última reunión no aplicar más medidas de relajación cuantitativa, algo que esperaba el mercado y que habría ayudado a hacer retroceder el yen.

La otra opción --una intervención directa en el mercado-- sigue estando sobre la mesa aunque es poco probable que vaya a suceder por ahora.

En primer lugar, el Banco de Japón tendría que realizar esta intervención en solitario dado que no hay motivos para que ningún otro banco central le ayude.

En segundo lugar, una intervención --impulsando al dólar-- no sentaría bien a Washington dado que Estados Unidos intenta evitar volver a caer en una recesión.

El Banco de Japón, no obstante, tiene un tercer problema: China.

La mayor demanda de activos japoneses, a costa de los valores del Tesoro, aumenta la probabilidad de que el dólar pronto descienda por debajo del soporte clave de 85 yenes y se dirija hacia 80 yenes.

Sin embargo, China es un problema mundial en más aspectos que éste.

Los datos de comercio de China de julio mostraron que las exportaciones crecieron más de lo esperado, mientras que las importaciones no alcanzaron las previsiones, lo que sugiere que la demanda mundial sigue siendo fuerte, pero en China se está ralentizando a un ritmo más rápido del previsto.

Esto hace pensar que Pekín ya no tendrá la confianza suficiente como para permitir que el yuan suba a mayor ritmo del que ha demostrado en las ultimas semanas, desde que el Banco de China anunció que flexibilizaría su divisa.

Ante los temores a la deflación en Estados Unidos, no es probable que Washington esté dispuesto a permitir una fuerte recuperación del dólar en estos momentos.

El miércoles por la mañana en Europa, el dólar mostraba bastante resistencia tras la decisión de la Fed de utilizar lo que recaude del vencimiento de las titulizaciones hipotecarias para comprar valores del Tesoro y evitar que se reduzca la liquidez del mercado.

—Nick Hastings ha cubierto los mercados de divisas internacionales durante más de 20 años. Aparte de sus comentarios y análisis escritos, se le puede seguir en las cadenas de televisión Fox Business News y CNBC en Europa, Asia y Estados Unidos.

11 ago 2010

La Fed adopta medidas para hacer frente a la debilidad de la economía

Por Sudeep Reddy

La Reserva Federal de Estados Unidos, ante una recuperación económica que calificó de "más modesta de lo anticipado", informó el martes que tratará de evitar que se reduzca su enorme cartera de valores reinvirtiendo los fondos procedentes de las hipotecas vencidas en bonos del Tesoro estadounidense.

La decisión de la Fed es en gran medida simbólica y es poco probable que sirva para estimular significativa y directamente la economía. Sin embargo, el giro en la gestión de su portafolio —y el comunicado adjunto— pone de manifesto el temor de los funcionarios del banco central estadounidense sobre la debilidad de la recuperación económica y abre la puerta a la reanudación de mayores compras de bonos del Tesoro, en caso de que la economía flaquee o surja el riesgo de un brote deflacionario.

[Fed]

Al emitir una evaluación más pesimista sobre la economía, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal dijo que la recuperación "se ha desacelerado en los últimos meses" y añadió que el "ritmo de la reactivación económica será probablemente más modesto de lo previsto a corto plazo". El comité insistió en su compromiso de mantener la tasa de fondos federales —a la cual se prestan entre sí diariamente los bancos— a "niveles excepcionalmente bajos" durante "un largo período".

Tras reducir las tasas de interés a corto plazo casi a cero en diciembre de 2008, el banco central principalmente ha impreso dinero para expandir su cartera de valores y préstamos a más de US$2 billones (millones de millones), frente a US$800.000 millones antes de la crisis financiera global. En marzo, la entidad presidida por Ben Bernanke dejó de comprar valores garantizados por hipotecas y deuda del Tesoro estadounidense con la intención de mantener bajas las tasas de interés a largo plazo, y comenzó a hablar de "una estrategia de salida" del programa sin precedentes que implementó para impedir una recesión aún más profunda.

Pero el martes, la Fed cambió de rumbo, al indicar que actuaría para mantener su cartera de valores en cerca de US$2,054 billones, el nivel que tenía el 4 de agosto. De no actuar, el portafolio hipotecario de la Fed se habría contraído en unos US$20.000 millones al mes, a medida que vencían o se pagaban por adelantado las hipotecas. Ahora, la Fed reinvertirá estos fondos en valores del Tesoro estadounidense con vencimiento entre dos y 10 años. Algunos funcionarios de la entidad se habían mostrado incómodos por la magnitud de la posición de la Fed en el mercado hipotecario: en un momento dado, llegó a comprar más hipotecas de las que se estaban originando. Para calmar su ansiedad, la Fed no aumentará sus activos hipotecarios, sino que expandirá su cartera de títulos del Tesoro.

A pesar de que el Promedio Industrial Dow Jones subió más de 100 puntos tras el anuncio de la Reserva Federal a las 2:15 p.m. hora de Nueva York, el indicador cerró con una pérdida de 54,50 unidades a 10.644,25 puntos, después de que los inversionistas se concentraron más en el débil panorama económico presentado por la Fed que en la medida que anunció.

La decisión hizo caer el ya de por sí escaso rendimiento de la deuda del Tesoro a 10 años a 2,77%, después de que los mercados concluyeran que la Fed seguirá manteniendo bajas las tasas de interés a corto plazo más tiempo de lo que algunos anticipaban, quizás hasta finales de 2011 o incluso 2012. Los mercados de futuros muestran una probabilidad de 16% de que haya un alza de las tasas en la reunión del banco en junio de 2011, una baja frente a 28% antes de la publicación del comunicado de la Fed.

El texto de la Fed decía que "las medidas de una inflación subyacente" —ya bajas— "han mostrado una tendencia descendente" recientemente y "es probable que se mantengan bajas durante cierto tiempo". Algunos representantes de la Fed, así como economistas independientes, han estado advirtiendo sobre un aumento de los riesgos de deflación (una caída general de precios y salarios en toda la economía). Una encuesta de The Wall Street Journal a economistas mostró esta semana, por un margen de dos a uno, que la deflación representa un mayor riesgo en los próximos tres años que la inflación.

Con unas tasas de interés tan bajas, el banco central dispone de escasas opciones atractivas para resistir la deflación, la principal siendo la impresión de dinero para reanudar la compra a gran escala de valores. "Es una opción en caso de que la recuperación muestre signos claros de enfriamiento y la inflación principal continúe su tendencia bajista", dijo Peter Hooper, economista jefe de Deutsche Bank.

Fuente: WSJ

10 ago 2010

Economía de la información: La publicidad personalizada y el dilema de Google sobre privacidad

Por Jessica E. Vascellaro

Una "declaración de objetivos" confidencial de siete páginas de Google Inc. muestra al gigante de la era de la información sumido en un profundo dilema sobre una pregunta básica: ¿cuáles son los límites a la hora de beneficiarse de las joyas de su corona, es decir, la inmensa cantidad de información que posee sobre lo que la gente hace en Internet?

¿Debería sacarle más provecho a todo lo que sabe sobre los usuarios de Gmail? ¿Debería crear una amplia "plataforma de negociación" para comprar y vender datos en la web? ¿Debería permitir que la gente pagara para no ver ningún anuncio publicitario?

Estas y otras ideas se discutieron en el documento, revisado por The Wall Street Journal y creado a finales de 2008 por Aitan Weinberg, un gerente de producto para publicidad basada en los intereses del usuario de Google. Junto con entrevistas a más de una docena de empleados y ex empleados de la compañía, el documento —compilado tras varios meses de conversaciones internas— ofrece una perspectiva franca e introspectiva del esfuerzo de Google por permanecer a la vanguardia de la economía de la información.

Google está entrando en territorio desconocido, afirman estas personas. Hasta hace poco, la empresa se oponía a usar sus propios datos sobre los usuarios para lucrarse, por temor a las reacciones negativas. Pero la rápida aparición de rivales que siguen las actividades en línea de los cibernautas y venden los datos, además del crecimiento de Facebook, está obligándola a reconsiderar su planteamiento.

Aunque personas cercanas al asunto lo calificaron como un "documento de intercambio de ideas", algunas ideas ya se han implementado: por primera vez, Google comenzó a utilizar el año pasado sus propios datos sobre el historial de navegación de los usuarios para rastrearlos y mostrarles anuncios.

Las decisiones de Google sobre sus propios datos influirán en lo que hagan sus rivales con los suyos. Con más usuarios que cualquier otra compañía de Internet, Google tiene una habilidad incomparable para diseñar nuevos métodos publicitarios y convertirlos en el pan de cada día. Google es tremendamente importante para la privacidad en línea. Aproximadamente 75% de los usuarios globales de Internet, o 943,8 millones de personas, usaron sus servicios en junio, más que ninguna otra compañía, según comScore.

La declaración de objetivos de Google describe la inmensa base de datos de Google como "la MEJOR fuente en Internet de los intereses de los usuarios". Las ideas más audaces colocarían a Google a la vanguardia del negocio de rastrear a gente en línea para beneficiarse de sus acciones. Por ejemplo, un mercado de intercambio de datos permitiría combinar y usar información personal de varias fuentes —incluyendo Google— para hacer un seguimiento altamente personalizado de los usuarios.

Una investigación de The Wall Street Journal, "Lo que saben", examina el creciente comercio de este tipo de datos y las consecuencias para la privacidad individual.

Google va a la zaga en varios de estos campos por elección propia. Famosa por su lema Do No Evil ('"No haga el mal"), la compañía se resistió durante años a usar cualquier método que rastreara a la gente en Internet sin su conocimiento por la feroz insistencia de sus fundadores, Larry Page y Sergei Brin. Pero ambos han decidido gradualmente que pueden comenzar a explotar los datos que controla su empresa, sin explotar a los consumidores, según afirman las fuentes entrevistadas.

"Nos estamos moviendo a gran velocidad", dijo Page el mes pasado a una reportera que le preguntó sobre los planes de Google para con sus datos. "Hay muchos usos nuevos para esos datos. Los temores sobre el efecto negativo en los consumidores son 'hipotéticos'", añadió. "Siempre es fácil ser temeroso con lo que puede pasar, ¿verdad?"

La venta de publicidad es una gran fuente de ingresos para Google, pero este negocio se está alejando de la "gallina de los huevos de oro" de Google: la venta de anuncios relacionados con los términos que usan los internautas en sus búsquedas. En su lugar, los anunciantes quieren captar a la gente basándose en información personal más específica tales como aficiones, ingresos, enfermedades o círculos de amigos.

Los cambios en Google reflejan un reajuste de poder en la web. Durante años, las compañías más fuertes eran las que tenían más tráfico de visitantes. Ahora, el poder lo tienen aquellas que tienen el mayor número de datos y son las más inteligentes en usarlos.

Como consecuencia, entre las compañías de anuncios publicitarios se ha desatado una guerra tan rápida que

Google teme quedarse atrás. A mediados de 2008, una presentación interna llamada "Meterse en el juego" revisada por el Wall Street Journal describe la importancia de introducirse en el lucrativo negocio de vender anuncios 'destacados', anuncios más grandes con fotos en lugar de los más pequeños sólo con texto. En este segmento, Google est'a detrás del líder Yahoo en facturación.

Por supuesto, Google aún lidera a los demás en Internet en el plano general. Tiene más usuarios y anunciantes que cualquier otro negocio en línea. Sus ingresos, de US$23.700 millones en 2009, triplican con creces los de su principal rival, Yahoo. Además, su negocio de publicidad en línea está creciendo más rápido que el de sus competidores.

Pero el crecimiento de su facturación se ha reducido drásticamente, y el gigante de las redes sociales Facebook representa una creciente amenaza con su capacidad de vender anuncios a sectores muy específicos entre sus más de 500 millones de usuarios.

El temor a Facebook pesa en Google, que ahora está diseñando su propio servicio de redes sociales, según las fuentes. La velocidad a la que cambia la web se ve reflejada en el hecho de que la declaración de objetivos de Google de 2008 apenas mencionaba las redes sociales y en cambio se centraba en AOL y Yahoo, los líderes en el negocio de los anuncios 'destacados'.

Ninguna otra compañía tiene el potencial de saber tanto sobre sus usuarios como Google. Consideremos el caso de Ari Brand, un actor de 26 años que vive en Manhattan, Nueva York. Google sabe que pagó US$733 por un televisor de pantalla plana porque descargó la información de la compra a Google Docs. Conoce el contenido de los 23.000 correos electrónicos que ha enviado con Gmail desde 2006. También guarda copias de las búsquedas de Brand en Google de los últimos 18 meses.

Sin embargo, Google no cruza estos datos personales independientes.Por ejemplo, no usa la información obtenida de la cuenta de Gmail de una persona para ofrecer anuncios publicitarios a esa persona cuando esté en otras páginas en la web.

Uno de los grandes obstáculos para que Google ganara más dinero en este campo era su cofundador, Page, quien se oponía fervientemente a dejar que Google instalara cookies —archivos de texto que se pueden usar para ayudar a seguir las actividades de la gente en línea— en las computadoras de la gente para ofrecer anuncios.

Estas políticas perjudican las ventas de anuncios de Google y los hace menos eficaces. Sin las cookies publicitarias, Google podría vender anuncios basándose sólo en el contenido de una página, por ejemplo, colocando un anuncio de zapatos en una página sobre zapatos. Esto es lo que se conoce como segmentación "contextual" y muchos anunciantes la consideran menos eficaz que la segmentación "por comportamiento", que identifica a los usuarios específicos y sus intereses.

Mientras diversas facciones dentro de Google continuaron discutiendo sobre este tema, se presentó una oportunidad. DoubleClick Inc., que tenía la mayor participación de mercado del negocio de anuncios destacados, se puso a la venta, y el archirrival de Google, Microsoft, se lanzó al acecho.

Los ejecutivos de Google miraban con recelo la forma en que DoubleClick usaba cookies para rastrear a los cibernautas en línea, pero consideraron que la compra les aportaría experiencia y clientes.

En 2007, Google acordó comprar DoubleClick por US$3.100 millones, y comenzó a colocar cookies de DoubleClick en cada página donde Google vendía anuncios destacados.

Por vez primera, Google tenía la capacidad de presentar anuncios dirigidos a personas individuales, si bien aún había demasiada resistencia interna como para comenzar a usarlos.

Weinberg, el autor de la declaración de objetivos, estaba al corriente de la delicadeza del tema: en el primer párrafo, decía que la audiencia objetivo es "de una naturaleza sensible".

Para conseguir los datos de otras compañías, Google contempló varios modelos de negocios, según el documento. Podría pagar directamente por los datos, o compartir los ingresos de los anuncios relacionados con los datos, o incluso establecer un sistema de intercambio de datos. El documento sugiere que Google podría comenzar a vender anuncios en la web basándose en los datos de la gente en sus cuentas de Gmail, y de su servicio de pago Checkout Service, rival de PayPal, de eBay Inc.

Todo esto supondría un cambio significativo. En la actualidad, Google coloca anuncios contextuales dentro de la cuenta de Gmail de los usuarios, pero no sigue a esa persona a otras páginas web con esos anuncios. Para finales de 2008, los ejecutivos de Google se preparaban para lanzar anuncios altamente personalizados, pero los aspectos específicos seguían siendo polémicos.

Brin era más reacio que Page, según las fuentes. Pero al final dio su brazo a torcer y se aprobaron los planes para que Google vendiera anuncios dirigidos a los intereses de la gente.

[Google]

9 ago 2010

Para recuperarse, la economía de EE.UU. tendría que recurrir a estrategias más creativas

Por Jon Hilsenrath

El desalentador informe de julio sobre el desempleo en Estados Unidos plantea un peliagudo dilema para las autoridades de ese país.

El gobierno ha agotado las medidas convencionales para lograr que la economía vuelva a crecer a un ritmo más acelerado: redujo las tasas de interés a casi cero e inyectó más de US$800.000 millones en estímulos fiscales.

Ahora que las herramientas convencionales ya están descartadas, puede ser que las autoridades estadounidenses tengan que recurrir a otro tipo de estrategia no probada para revitalizar la economía, sobre todo si esta anémica recuperación se ralentiza aún más.

La mayoría de las ideas en consideración presenta inconvenientes. La inversión en infraestructura, por ejemplo, se ve atractiva para el gobierno de Barack Obama, debido a que muchas de las carreteras, puentes y túneles del país necesitan reformas y a que muchos trabajadores de la construcción están sin empleo. Pero nuevos gastos podrían provocar protestas de la oposición de cara a déficits presupuestarios de millones de millones de dólares y ningún plan para reducirlos. Los republicanos prefieren recortes fiscales permanentes, pero esta solución también enfrenta limitaciones de déficit.

Laura Tyson, profesora de la Escuela de Negocios Haas de la Universidad de California en Berkeley, quien fue la principal asesora económica del ex presidente Bill Clinton, prefiere un programa de inversión a largo plazo financiado por bonos conocidos como Build America, bonos municipales subsidiados por el gobierno federal y gravables, y un banco nacional de infraestructura, una iniciativa que el presidente Barack Obama ha propuesto. El gobierno pondría el capital y el banco captaría sus propios recursos a través de la emisión de deuda para financiar proyectos, a veces asociándose a empresas privadas. El problema es que esto también se sumaría a la deuda pública, pero de manera indirecta.

Robert Reich, quien se desempeñó como secretario del Trabajo de Bill Clinton, propone una exención fiscal en la nómina sobre los primeros US$20.000 que los trabajadores reciban en ingresos, financiada por un nuevo impuesto a la seguridad social sobre los ingresos anuales de los trabajadores que reciban más de US$250.000. La teoría económica reza que las personas de bajos ingresos son más propensas a gastar un dólar de ingreso adicional que las personas de altos ingresos, así que hacer llegar más dinero a las manos del primer grupo daría un impulso a la economía.

"Esta alternativa podría ser puesta en acción de inmediato, poniendo más dinero en las manos de los consumidores propensos a gastar, y reduciendo los costos de las nuevas contrataciones para las empresas", dice Reich. El obstáculo para esta solución es que la población de bajos ingresos ya tiene tanta deuda por pagar que es poco probable que la teoría se pueda aplicar.

Martin Feldstein, profesor de Harvard que fue el principal asesor económico del presidente Ronald Reagan, sugiere ayudar a los bancos pequeños, haciendo que sea más fácil para ellos vender sus carteras de bajo desempeño de préstamos del programa de Sociedades de Inversiones Público-Privadas del Tesoro de EE.UU., dándoles así más tiempo para amortizar las pérdidas en las que incurrirían estas ventas.

Dado que el déficit es un obstáculo para cualquier propuesta del gobierno que implique gastar más o reducir impuestos, Frederic Mishkin, profesor de la Universidad de Columbia y ex gobernador de la Reserva Federal de EE.UU., dice que la gran apuesta real aún no comprobada consiste en adoptar medidas concretas ahora para hacer frente a futuros déficits. Si el gobierno de Obama y el Congreso de EE.UU. alcanzan primero un plan creíble para reducir el déficit a largo plazo, tendrán más libertad para incurrir en deudas de corto plazo en caso necesario.

Abordar los déficits presupuestarios a largo plazo ahora, señala Mishkin, le daría la flexibilidad a la Fed, que podría comprar más bonos para bajar las tasas de interés a largo plazo. Un problema es que la Fed se muestra reacia a comprar deuda del gobierno por temor a ser acusada de facilitar los grandes déficits federales, lo que a su vez podría provocar un resurgimiento de la inflación.

La Fed podría tomar medidas más radicales si la economía se descarrila. Con las tasas de interés estacionadas en cero, un aumento de la inflación significaría que el costo real del crédito caería, lo que, en teoría, impulsaría la demanda. Como presidente de la Fed, Ben Bernanke ha rechazado esa idea, en parte porque EE.UU. no tiene una deflación ahora.

La conclusión es que no hay ninguna alternativa segura cuando se trata de resolver este problema económico. Eso plantea lo que podría ser la mayor apuesta de todas: no hacer nada y esperar que la economía se sane por sí sola.

Fuente: WSJ