31 jul 2009

El regulador financiero británico quiere revisar la operativa en el mercado del petróleo

por Javier Blas | FT

La Autoridad de los Servicios Financieros, el regulador británico, ha convocado una reunión extraordinaria con las principales empresas petroleras, operadores del sector, bancos y hedge fund, para revisar la regulación del mercado del petróleo y otras materias primas.

El encuentro, que tendrá lugar el 5 de agosto, coincide con las declaraciones del regulador de EEUU, que pretende adoptar enérgicas medidas contra la especulación financiera del mercado del petróleo y otras materias primas. La Comisión de Negociación de Futuros de Materias Primas (CFTC, en sus siglas en inglés) mantiene actualmente encuentros para hablar sobre los posibles cambios a los límites de posiciones.

La reunión organizada por la FSA llega después de las arriesgadas operaciones de un operador a principios de mes, que provocaron pérdidas de 10 millones de dólares (7,08 millones de euros) a la empresa para la que trabajaba, PVM Oil Associates –el mayor bróker de crudo fuera de mercado- del mundo y que dispararon los precios del petróleo al máximo anual, hasta los 73.50 dólares el barril.

Según los ejecutivos de la industria, no parece que de la reunión de Londres vayan a salir nuevas iniciativas, aunque también creen que en el encuentro se debatirá “si el actual funcionamiento [del mercado del petróleo] sigue siendo el más adecuado”. En su opinión, todo parece indicar que la FSA está adoptando un papel “proactivo” a raíz de la valoración que se lleva a cabo en EEUU sobre la influencia de los inversores en el precio del petróleo y otras materias primas. La FSA confirmó la convocatoria de la reunión, asegurando que “forma parte de su compromiso con los participantes de estos mercados”.

El regulador también añadió que “la FSA, el Tesoro y los representantes del sector del petróleo (bancos, productores, operadores y hedge fund) se reunirán la próxima semana para hablar de la eficacia y la transparencia del mercado”.

En el orden del día de la reunión, que se celebrará a puerta cerrada, se incluirán asuntos como operaciones bursátiles dentro y fuera del mercado. El regulador británico lleva tiempo insistiendo en que el repunte de los precios del crudo a máximos históricos, que alcanzaron los 150 dólares el barril el año pasado, tiene que ver con factores fundamentales del mercado, como la oferta y la demanda, no con operaciones especuladoras. Su opinión la comparten el CFTC y otros organismos reguladores como la Agencia Internacional de la Energía.

No obstante, a principios de año, la IOSCO (Organización Internacional de Comisiones de Valores) recomendó que se otorgaran más competencias a los reguladores. En su opinión, estos deberían tener nuevos poderes para recopilar información sobre las operaciones en el opaco mercado extrabursátil y ampliar el control de los mercados del petróleo y otras materias primas. El informe de la IOSCO insistía además en que “los fundamentos económicos, y no las actividades especuladoras, son la explicación más convincente al reciente aumento del precio de las materias primas”.

Los operadores del mercado petrolero prestarán una atención especial a la reunión de la FSA dado que, si el regulador estadounidense impone límites más estrictos a las posiciones de las operaciones del sector energético, éstas podrían trasladarse a otras plataformas que operen sin tantas restricciones. ICE Futures Europe, el mercado de petróleo con sede en Londres, no pone límite a los contratos del Brent, el crudo de referencia.

Las autoridades británicas no parecen convencidas de que sea necesario un cambio en los límites, por lo que los operadores del sector creen que es poco probable que en la reunión de la próxima semana se vayan a introducir cambios significativos al régimen regulador. En opinión de Adam Sieminski, economista jefe de energía de la sede de Deutsche Bank en Washington, “no parece que la cuestión de los límites a las posiciones sea tan prioritaria en Europa como en EEUU”.

Según Lawrence Eagles, responsable de materias primas de JP Morgan, si los cambios legislativos restringieran las operaciones de los inversores, podría producirse un aumento en los precios de los mercados de materias primas, al reducirse las oportunidades de las empresas de invertir en las reservas necesarias en el futuro. Eagles cree que hay una gran diferencia entre los gobiernos de Oriente y Occidente.

“Mientras las autoridades occidentales creen que los especuladores son los responsables del aumento de los precios, los gobiernos al este de Suez compiten para comprar los escasos recursos de materias primas que consideran la principal limitación a su futuro crecimiento económico”.

The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved.

30 jul 2009

Un vistazo a la sala de reanimación de la Fed

Por David Wessel

En la mañana del 17 de septiembre, Ben Bernanke y su equipo se reunieron. Lehman Brothers se había declarado en bancarrota, mientras que AIG se había salvado de la misma suerte, pero sólo porque la Fed había intervenido. El Promedio Industrial Dow Jones había alcanzado el nivel más bajo en casi tres años y el rendimiento del título más seguro de todos, el bono del Tesoro a corto plazo, había caído casi a cero porque muchos inversionistas querían colocar allí su dinero. "Era cada vez más claro que los mercados estaban entrando en shock anafiláctico y que debíamos hacer algo", dijo Bernanke en una entrevista unas semanas después.

El presidente de la Reserva Federal había sospechado durante meses que él y el entonces secretario del Tesoro, Henry Paulson, eventualmente tendrían que pedirle al Congreso estadounidense sumas sustanciales de dinero de los contribuyentes para rescatar a los bancos. Hasta entonces, Bernanke había dejado en manos de Paulson la decisión sobre cuándo adoptar esa medida, y éste se había mostrado reacio a pedir algo que el Congreso, en un año de elecciones, pudiera rechazar. La solución más efectiva en una crisis bancaria siempre requiere en un principio de mucho dinero de los contribuyentes. La solución política usual es esperar hasta que la crisis sea lo suficientemente grave para dominar los titulares, incluso si eso hace aumentar el costo final.

Tras un día de conferencias telefónicas constantes, Bernanke y su equipo de Washington se reunieron a las 7:30 de la noche para la última sesión del día. Bernanke, normalmente afable, esta vez no lo fue. "No podemos seguir así, Hank. Tenemos que acudir al Congreso", dijo el presidente de la Fed, según alguien que estuvo presente. Paulson se quedó en silencio, algo poco característico. No le dijo a Bernanke que había llegado a la misma conclusión y ya había advertido a su propio equipo.

Al día siguiente, Bernanke y Paulson fueron al Capitolio. "Ninguna economía se ha enfrentado a una crisis financiera semejante sin sufrir una grave recesión", dijeron a los líderes legislativos a puerta cerrada. Si el Congreso no tomaba medidas, sería profunda y prolongada.

"Los asusté un poco", dijo Bernanke más tarde. "Hasta me asusté yo mismo". A principios de octubre, con apenas cierta vacilación, el Congreso aprobó gastar US$700.000 millones para rescatar a los bancos, una suma mayor que la producción anual de todos menos 16 países.

En retrospectiva, la economía de EE.UU. se hubiera recuperado mucho mejor si Bernanke y Paulson hubieran acudido al Congreso antes. "Nuestro cálculo político era que debíamos esperar hasta llegar al punto donde la situación sería clara y palpable, lo suficientemente pronto para ayudar, pero no tanto como para que no se le diera la suficiente consideración", dijo Bernanke unos meses más tarde en una entrevista.

Dudando por un momento, añadió: "Si lo hubiéramos hecho [acudir al Congreso antes] no hubiéramos conseguido la aprobación... pero al menos podríamos haber dicho que tratamos". Mirando atrás, agregó, "estuvimos muy cerca de una nueva Gran Depresión".

Ben Bernanke dejó la Universidad de Princeton en 2002, rumbo a Washington para unirse a la junta directiva de la Reserva Federal, el banco central estadounidense, que presidía entonces Alan Greenspan. Tres años después fue llamado a presidir el Consejo de Asesores Económicos del Presidente George W. Bush. Cuando en 2005 empezó la búsqueda de un sucesor para el venerado Greenspan, Bernanke quedó entre los finalistas. Entre los otros estaban Greg Mankiw y Martin Feldstein, de Harvard, John Taylor, de Stanford, y Stephen Friedman, un ex ejecutivo de Goldman Sachs y coordinador de política de la Casa Blanca.

Esfuerzo por diferenciarse

Bernanke no era el favorito, pero el comité encargado de la elección finalmente lo escogió.

Bernanke asumió el cargo de Greenspan prometiendo continuidad, pero determinado a distinguirse de su predecesor en un aspecto. Quería evitar el culto que había generado Greenspan. Bernanke no tenía ni la destreza de su predecesor para ganarse a los críticos ni el deseo de dominar el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés), la colección de gobernadores de la Fed en Washington y presidentes de los 12 bancos regionales de la Fed que establece las tasas de interés.

Pero mientras el Gran Pánico se extendía en 2007, quedó claro que en una crisis que se propaga con rapidez, esperar a que un comité alcance una decisión puede resultar un error. En dicho tipo de crisis, los mercados y el público esperan claridad y la claridad es difícil si el presidente de la Fed espera a que todo el mundo se exprese.

El método de Bernanke de buscar consenso concluyó el 21 de enero de 2008. Los mercados y las oficinas gubernamentales estaban cerrados por el feriado de Martin Luther King. Pero Bernanke estaba en el trabajo, viendo desplomarse las bolsas de Asia y Europa. Los mercados a futuro del lunes predecían una caída de 4% en las acciones el martes. Viéndose que la economía estaba a un paso del colapso, Bernanke convocó a una videoconferencia con los miembros del FOMC.

Bernanke y el vicepresidente de la Fed, Donald Kohn, un veterano que había sido mano derecha de Greenspan, ya no podían negar que la Fed estaba muy "rezagada". Los dos funcionarios dijeron a los otros gobernadores del banco central que la tasa de interés de referencia de la Fed estaba más de un punto porcentual demasiado alto según el pronóstico económico de la Reserva Federal. Reducir las tasas demasiado de una sola vez habría sido percibido como pánico y desesperación, pero Bernanke quería demostrar el compromiso de la Fed a actuar de manera decisiva. Bernanke, haciendo gala de su liderazgo como nunca antes, consiguió el respaldo del FOMC para lo que era para la Fed un recorte de gran envergadura: tres cuartos de un punto porcentual, a 3,5%, con un indicio serio de reducciones adicionales en el futuro. Se trataba de la primera vez que la Fed recortaba tasas durante una sesión extraordinaria tras el 11 de septiembre de 2001. Aunque nadie se percató de ello en ese momento, la nueva estrategia de Bernanke se fraguó ese día: se hará todo lo que sea necesario.

En la actualidad, el riesgo de otra Gran Depresión ha disminuido, pero Bernanke no ha acabado su labor de restablecer la salud de la economía de EE.UU. Ahora se enfrenta a otro reto inminente: su mandato concluye el 31 de enero de 2010, y el presidente Barack Obama todavía no ha decidido si mantenerlo en el cargo. Bernanke no tiene las destrezas de supervivencia política que usó Greenspan para ser reelegido cuatro veces por tres presidentes distintos.

Ahora que lo peor aparentemente ha pasado, Bernanke es celebrado por algunos como un héroe. Pero muchos otros lo acusan de promover rescates que muestran a los apostadores de Wall Street que la Fed los salvará de sus propios errores, de confundir a los mercados al recatar a Bear Stearns y a AIG pero abandonar a Lehman, de inmiscuirse inapropiadamente al presionar en secreto a Bank of America a cumplir su planeada compra de Merrill Lynch, e incluso de usurpar las funciones de políticos electos. Para sorpresa e indignación de algunos, la Fed se perfiló casi como una cuarta rama del gobierno, al decidir qué firmas financieras vivirían y cuáles morirían, al prestar cientos de miles de millones de dólares de los contribuyentes sin tener que solicitar la aprobación del Congreso, para sorpresa y disgusto de algunos políticos elegidos popularmente.

Fuente: WSJ

29 jul 2009

La actual recesión en EE.UU. es la peor desde los años 40

Por Justin Lahart

¿Qué hace que la actual recesión estadounidense sea tan grave? Otras crisis han sido más dolorosas. Aun así, ninguna desde la Segunda Guerra Mundial le ha atestado tantos golpes tan dañinos a la economía al mismo tiempo.

Ya es la más prolongada. La Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), una entidad sin fines de lucro que determina cuándo Estados Unidos cae en una recesión, dice que el declive actual empezó hace 19 meses, en diciembre de 2007. Eso hace que la recesión actual sea más larga que la de 1973-75 y la de 1981-82, que duraron 16 meses.

La tasa de desempleo se está acercando al pico registrado en la recesión de 1981-82 y la magnitud de la pérdida de trabajos es la peor desde la recesión de 1948-49. La caída en el Producto Interno Bruto es la más profunda desde la crisis de 1957-58 y los estadounidenses no han visto su fortuna personal evaporarse tanto desde la Gran Depresión.

[EE.UU.]

La NBER define una recesión como "un declive significativo en la actividad económica por más de unos cuantos meses". Entre los datos que la NBER considera están el PIB y el empleo, así como los ingresos, las ventas y la producción industrial. Incluso si la recesión actual está, como muchos economistas creen, acercándose a su fin, se siente peor que sus predecesoras registradas después de la Segunda Guerra Mundial.

En junio, la tasa de desempleo alcanzó 9,5% en EE.UU. Pero la mayoría de los economistas pronostica que seguirá escalando incluso luego de que la recesión acabe porque las empresas seguirán siendo reacias a contratar. Para empeorar las cosas, la economía necesita añadir unos 100.000 empleos al mes para compensar el crecimiento de la población.

Aunque la tasa de desempleo aún no ha llegado al nivel de principios de los años 80, las pérdidas de empleo asociadas con esta recesión ya son más profundas porque la crisis empezó con una tasa de desempleo menor que la de la crisis de 1981-82. El mes pasado, había 6,7 millones menos de estadounidenses con empleo que en diciembre de 2007, cuando el empleo estaba en su mayor nivel, una caída de 4,7% frente al 3,1% de 1981-82.

"En términos de empleo, ahora estamos peor que en 1982 y estamos por eclipsar la peor recesión de posguerra, que fue en 1948", dice Bob Hall, un economista de la Universidad de Stanford que dirige el grupo de la NBER, que determina las fechas de las recesiones.

En 1948, la demanda que se acumuló durante los programas de racionamiento de la Segunda Guerra Mundial había sido satisfecha. Las compañías, con mayores inventarios de lo que podían vender, desaceleraron la producción y despidieron a trabajadores. La recesión que comenzó ese año redujo las nóminas 5,2%. Los empleos, sin embargo, se recuperaron pronto, después de que el exceso de inventario fue eliminado.

En comparación, en las últimas dos recesiones, en 1990-91 y en 2001, las nóminas se redujeron hasta mucho después de que la economía empezó a recuperarse. La prolongada caída refleja un cambio en la forma en que los empleos responden a las recesiones, algo que los economistas temen va a continuar.

Las recientes recesiones también han sido menos repentinas, en parte debido a que el sector manufacturero, que responde a problemas recortando la producción, ya no es una gran parte de la economía. Los descensos en el PIB —el valor de todos los bienes y servicios producidos— asociados a las recesiones de 1990-91 y 2001 fueron moderados.

Eso hace que el declive del PIB en esta recesión sea sorprendente. En el primer trimestre, el PIB cayó 3,1% frente al máximo alcanzado en 2008. La única otra recesión postguerra más grave fue en 1958, cuando EE.UU. era una potencia manufacturera.

La actual recesión fue producto del colapso de los mercados de vivienda y de crédito, lo que hace que la reacción de la Fed al recortar las tasas de interés sea menos efectiva.

28 jul 2009

Un nuevo diálogo estratégico y económico entre EE.UU. y China

Por Hillary Clinton y Timothy Geithner

Cuando Estados Unidos y China establecieron relaciones diplomáticas hace 30 años, no se sabía qué depararía el futuro. En 1979 China aún emergía de las ruinas de la Revolución Cultural y su producto interno bruto se situaba en sólo US$176.000 millones, una fracción de los US$2,5 billones (millones de millones) de EE.UU. Incluso el transporte y la comunicación entre nuestros dos grandes países representaba un reto: nos conectaban unas cuantas líneas telefónicas poco confiables y ningún vuelo directo. Hoy, el PIB de China supera los cuatro billones de dólares, todos los días se intercambian miles de correos electrónicos y llamadas a través del Océano Pacífico, y para el año próximo habrá 249 vuelos directos por semana entre EE.UU. y China.

Para mantenernos al día con estos cambios que afectan a nuestros ciudadanos y nuestro planeta, necesitamos actualizar nuestros lazos oficiales con Beijing. Durante su primera reunión en abril, el presidente Barack Obama y el presidente Hu Jintao anunciaron un nuevo diálogo como parte de los esfuerzos del gobierno para construir una relación positiva, cooperativa y extensa con Beijing. Esta semana nos reuniremos en Washington con dos de los más altos funcionarios del gobierno chino, el vice premier Wang Qishan y el consejero de Estado Dai Bingguo, para desarrollar un nuevo marco para las relaciones entre EE.UU. y China. Muchos de nuestros colegas en el gabinete se unirán a este "Diálogo Estratégico y Económico", así como un numero igual de altos líderes del gobierno chino. ¿Por qué hacemos esto y qué significa para los estadounidenses?

Para ponerlo de una manera sencilla, pocos problemas globales pueden ser resueltos sólo por EE.UU. o China. Y pocos pueden se resueltos sin EE.UU. y China juntos. La fuerza de la economía global, la salud del medio ambiente global, la estabilidad de los Estados frágiles y la solución a los retos de la no proliferación dependen en gran medida de la cooperación entre EE.UU. y China. Aunque nuestro diálogo de dos días romperá barreras al combinar las discusiones de políticas económicas y de relaciones exteriores, nos basaremos en los esfuerzos de los últimos siete gobiernos de EE.UU. y en el tapiz existente de intercambios y cooperación entre gobiernos en varias decenas de áreas diferentes.

En la cima de nuestras prioridades se encuentra asegurar la recuperación de la crisis económica global más seria en generaciones y asegurar un crecimiento global sostenible una vez que el crecimiento global haya regresado. Cuando se desató la crisis actual, EE.UU. y China actuaron de forma rápida y agresiva para apuntalar la actividad económica y crear y mantener empleos. El éxito de las mayores economías mundiales al absorber la fuerza de la recesión global y sentar las bases para la recuperación se debe en gran medida a los osados pasos que han dado nuestros dos países.

A medida que avanzamos hacia la recuperación, debemos tomar medidas adicionales para establecer la base de un crecimiento balanceado y sostenible en los próximos años. Esto implicará que los estadounidenses reconstruyamos nuestros ahorros, fortalezcamos nuestro sistema financiero e invirtamos en energía, educación y salud para hacer a nuestro país más productivo y próspero. Para China quiere decir continuar las reformas del sector financiero y su desarrollo. También implica impulsar el crecimiento de la demanda global y hacer que la economía china sea menos dependiente de las exportaciones. Incrementar los ingresos personales y fortalecer la red de seguridad social para hacer frente a las razones por las que los chinos se sienten motivados a ahorrar tanto proveerá un poderoso impulso a la demanda doméstica china y el crecimiento global.

Ambos países debemos evitar la tentación de cerrar nuestros respectivos mercados al comercio y la inversión. Ambos debemos esforzarnos para crear nuevas oportunidades para que nuestros trabajadores y nuestras empresas puedan competir por igual, de modo que los habitantes de cada país vean el beneficio de la rápida expansión de la relación económica entre EE.UU. y China.

Una segunda prioridad es progresar en los asuntos interconectados del cambio climático, la energía y el medio ambiente. Nuestros dos países necesitan establecer una asociación real para colocarse en el sendero del bajo carbono, al reducir en simultáneo las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la recuperación económica y el desarrollo sostenible. La relevante naturaleza de nuestras reuniones ofrece una oportunidad única para los funcionarios estadounidenses de encontrarse con sus pares chinos, para trabajar sobre el problema global del cambio climático. En la antesala de la conferencia internacional sobre el cambio climático en Copenhague en diciembre, queda claro que cualquier acuerdo debe incluir una participación significativa de grandes economías como China.

El tercer tema amplio por debatir es encontrar enfoques complementarios a los desafíos de seguridad y desarrollo en la región y en todo el mundo. Desde las acciones provocativas de Corea del Norte hasta la estabilidad en Afganistán y Pakistán y las posibilidades económicas en África, EE.UU. y China deben trabajar juntos para encontrar soluciones para estos desafíos urgentes que enfrentan no sólo nuestros dos países, sino también muchos otros en todo el mundo.

Aunque esta primera ronda de Diálogo Estratégico y Económico entre EE.UU. y China ofrece una oportunidad única para trabajar con funcionarios chinos, no siempre estaremos de acuerdo en las soluciones y debemos ser francos sobre nuestras diferencias, incluyendo el establecimiento de los marcos adecuados para tener esas conversaciones. Y mientras trabajamos para hacer de China un socio importante, seguiremos trabajando de cerca con nuestros viejos aliados y amigos en Asia y alrededor del mundo, y contando con los grupos y las organizaciones internacionales apropiados.

No obstante, sostener estas conversaciones a nivel estratégico con nuestros pares chinos ayudará a establecer la confianza y las relaciones para afrontar los mayores desafíos globales de hoy y de la generación futura. Los chinos tienen un sabio aforismo: "Cuando estás en un bote común, debes cruzar el río juntos en paz". Hoy, nos uniremos a nuestros pares chinos para tomar un remo y empezar a remar.

Clinton es la secretaria de Estado de EE.UU.

Geithner es el secretario del Tesoro de EE.UU.

27 jul 2009

Intel reclama sus 'derechos humanos' ante el tribunal antimonopolio de la UE

Por Charles Forelle

BRUSELAS—Intel Corp. apeló el miércoles una multa de miles de millones de euros que le impuso la Unión Europea por abuso de posición dominante frente a su rival Advanced Micro Devices Inc. Eso no sorprendió a nadie. Pero entre los argumentos del gigante estadounidense de chips destacó una queja poco común: alegó que sus derechos humanos fueron infringidos.

Intel no es la única. Una lista cada vez más larga de compañías acusa a la UE de que su entidad de vigilancia antimonopolio se está saltando las protecciones que ofrece la ley europea de derechos humanos.

El reclamo supone en cierta medida un acto desesperado dado que ninguna apelación de un caso antimonopolio ha ganado en la UE con ese argumento. Aun así, refleja la frustración de las empresas que acumulan multas cada vez más numerosas del incansable vigilante antimonopolio del bloque.

Los detalles de los argumentos legales de Intel no han sido revelados. Según el procedimiento de la UE, los expedientes legales no están disponibles para inspección pública. Un vocero de la compañía confirmó que la cuestión de los derechos humanos está presente en el caso aunque no reveló más detalles. Pasará más de un año antes de que el Tribunal de Primera Instancia en Luxemburgo tome una decisión.

Otras compañías que tratan de seguir esta misma vía incluyen Saint-Gobain Glass France SA, un fabricante de vidrio que recibió el año pasado una multa de 899 millones de euros (US$1.300 millones), y Schindler Holding Ltd., multada con 147 millones de euros por coordinar licitaciones por ascensores. Estos casos todavía aguardan sentencia.

[Intel]

El argumento plantea una pregunta fundamental: a medida que el regulador emite multa tras multa, ¿cruza la línea que separa un órgano administrativo de un tribunal penal?

Los tribunales europeos han asegurado que no, pero ahora algunas personas creen que sí. "No hay duda que los procedimientos antimonopolio son penales en esencia", dice Ariana Andreangeli, de la Universidad de Liverpool.

La cuestión pone en duda la práctica de la UE de contar con un burócrata nombrado a través de un proceso político —la comisaria antimonopolio actual es la holandesa Neelie Kroes— en el papel de fiscal, juez y jurado.

Kroes supervisa las investigaciones y a continuación decide si la empresa es culpable y cuál debe ser su penalización. Sus decisiones deben ser aprobadas por los 27 comisarios de la UE, pero en la práctica casi nunca son cuestionadas.

Esta clase de procedimientos administrativos tenían sentido hace cuatro décadas, cuando la UE empezó a imponer multas pequeñas, señalan los abogados. Pero ahora, en una era en la que Kroes ha hecho que las multas de más de 100 millones de euros sean el pan de todos los días, se han quedado desfasados. Con este fallo, Intel recibió la que hasta ahora es la multa récord de 1.060 millones de euros (US$1.450 millones) por usar una serie de tácticas para sacar a AMD del mercado de los microprocesadores de computadores.

Cuando se trata de una multa de millones de euros, "uno espera que quien tome la decisión sea un juez", dice Denis Waelbroeck, de Ashurst LLP, en Bruselas.

Fuente: WSJ