29 abr 2011

EE.UU. ya no decide solo el precio del crudo

Por Russell Gold

Luego de semanas de constantes alzas en los precios de los combustibles, los conductores estadounidenses están comenzando a consumir menos gasolina.

El Departamento de Energía de Estados Unidos informó el miércoles que se registró una caída de 1,6% en un indicador de consumo de combustible muy seguido, con respecto al año previo. Pero por primera vez, los cambios en la economía global implican que el menor consumo en EE.UU. no sería suficiente para que los precios del petróleo caigan. El posible resultado: un extendido período de crecimiento lento en medio de altos precios del crudo.

Cuando los precios del petróleo suben y la gasolina se vuelve costosa, los estadounidenses habitualmente usan menos sus vehículos y los combustibles comienzan a bajar de nuevo. En el pasado, una economía estadounidense con poca fuerza hubiese hecho mella en la demanda global y hubiese ayudado a deprimir los precios del petróleo. Luego de un tiempo, esos precios más bajos hubieran ayudado a la economía a recuperar fuerza, o al menos eliminado buena parte de los vientos en contra.

[Crudo]

Pero muchos expertos en petróleo creen que este escenario no se repetirá porque los conductores estadounidenses ya no son la fuerza decisiva. Los países que se están industrializando rápidamente como China, India, Brasil e incluso Arabia Saudita son los que mueven ahora el mercado.

"Es un mundo nuevo", dice James D. Hamilton, economista petrolero y profesor de la Universidad de California, en San Diego. "El crecimiento en los países recientemente industrializados es el principal factor detrás del alza del petróleo", sostuvo.

A pesar del reporte estadounidense de un menor consumo, el petróleo cerró ayer al alza en US$112,76 por barril, en la Bolsa Mercantil de Nueva York.

En las últimas semanas, los precios del petróleo han subido mucho en medio de las preocupaciones por la inestabilidad en los países productores de Medio Oriente y el norte de África. Los analistas de Goldman Sachs creen que estos factores están agregando aproximadamente US$10 al precio de cada barril.

Pero esta alza de corto plazo está ocultando el desarrollo a largo plazo de los mercados del petróleo, condicionados por la creciente demanda de China y otras economías emergentes en medio de limitaciones a la oferta global.

Los economistas creen que el precio del petróleo se podría ubicar por encima de los US$100 por barril aún cuando se calme la agitación en el norte de África y Medio Oriente. Un factor fundamental: China devoró 874.000 barriles más en marzo que en el mismo mes de 2010, un aumento de 10,6% a pesar de los altos precios del crudo, señaló Barclays Capital.

Desde 2000, el consumo de petróleo en EE.UU. ha retrocedido 4%, a 19,2 millones de barriles diarios. En el mismo lapso, la demanda combinada de Brasil, India, China y Arabia Saudita ha subido 76% a 18,8 millones de barriles, casi igualando el nivel estadounidense. Por sí sola, China ha más que duplicado su consumo de petróleo a 9,4 millones de barriles, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía.

"En ciertos aspectos, los chinos nos están empujando a autos más pequeños mientras que ellos consumen más petróleo", dijo Stephen Brown, profesor de la Universidad de Nevada y ex economista de energía con la Reserva Federal de Dallas.

La economía de EE.UU. está en mejores condiciones para lidiar con el alza de los precios que en el pasado. Utiliza menos petróleo per cápita, debido a que ha disminuido el peso del sector manufacturero y se ha incrementado la eficiencia energética de los vehículos. Además, el país utiliza fuentes más diversas de energía, incluyendo un suministro creciente de gas natural.

Pero los precios del petróleo todavía importan. Más de las tres cuartas partes de los trabajadores estadounidenses van a su trabajo en un vehículo que utiliza gasolina o diésel refinado a partir del petróleo.

El alza de los precios de la gasolina, dicen los economistas, ha socavado la confianza de los consumidores. Está desacelerando el crecimiento del Producto Interno Bruto de EE.UU. que ya venía debilitado.

Sin embargo, hasta ahora, hay poca evidencia de que los precios del petróleo vayan a enviar de nuevo a la economía estadounidenses a la recesión.

Fuente: WSJ

28 abr 2011

Sin desatender la inflación, la Fed confirma el fin del plan de estímulo

Por Jon Hilsenrath y Luca Di Leo

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, subió al podio para hablar directamente a un público estadounidense escéptico acerca de cómo el banco central está haciendo todo lo que puede para expandir una recuperación económica dispareja, que aún no ha llegado a muchos en Estados Unidos.

El presidente de la Fed realizó su primera conferencia de prensa al cabo de dos días de conversaciones sobre estrategia con otros funcionarios de la Reserva Federal. El asunto del día era explicar que el banco central estadounidense completará en junio, tal como se planeaba, un controvertido plan de compra de bonos por US$600.000 millones. Al mismo tiempo, mantendrá su política de tasas extremadamente bajas por el futuro previsible.

Tenía, empero, un mensaje más general para el público.

"Es muy difícil culpar al público estadounidense por ser impaciente", dijo Bernanke, un ex profesor de economía, ante una audiencia de aproximadamente 50 periodistas. "Las condiciones distan de ser las que nos gustarían. La combinación de alto desempleo, altos precios de la gasolina y altas tasas de embargos hipotecarios son una combinación terrible y mucha gente la está pasando muy mal".

Bernanke apuntó en parte a explicar mejor el pensamiento dentro de un banco central cuya reputación ha sufrido un severo golpe por la recesión y sus efectos. Esa imagen es especialmente importante ahora mismo, porque Bernanke necesita convencer al público estadounidense de que no permitirá que la inflación despegue después de bajar las tasas a cerca de cero y de tomar otras medidas no convencionales como el programa de compra de bonos para aumentar el crecimiento.

Al concluir el programa de compra de bonos, la Fed ha decidido en efecto que no hará más por impulsar el crecimiento económico, aun cuando la economía pareció tambalear en el primer trimestre. Los funcionarios de la Fed ahora dirigirán su atención a determinar el momento adecuado para comenzar a aumentar las tasas de interés. Bernanke dejó en claro que no está inclinado a hacer eso por largo tiempo, a menos que empeore la perspectiva de inflación.

Bernanke respondió las preguntas de manera calmada y deliberativa, pareciendo ganar confianza conforme avanzaba.

Los mercados financieros, particularmente los activos más riesgosos como acciones y materias primas, subieron en reacción al anuncio de la Fed y los comentarios de Bernanke. El Promedio Industrial Dow Jones ganó 95,59 puntos, o 0,76%, para cerrar a 12.690,96, y la mayor parte de los avances se produjo tras la difusión del comunicado de estrategia de la Fed. El precio del oro subió 0,91% a US$1.516,70 por onza, en tanto que la plata ganó 2,01% a US$45,9640 por onza.

Entretanto, los inversionistas castigaron al dólar. El euro subió más de 0,7% a casi US$1,48 contra el dólar. La libra británica subió a US$1,66. Los bonos del Tesoro de EE.UU. no se movieron mucho. Los pagarés del Tesoro a 10 años terminaron el día con un rendimiento de 3,368%, aproximadamente con su nivel anterior a la difusión del comunicado de estrategia de la Fed.

La decisión sobre cuándo subir las tasas de interés será desafiante. Se espera que el Departamento de Comercio de EE.UU. informe hoy jueves que la economía tuvo un crecimiento lento en el primer trimestre, a una tasa anual inferior a 2%, una condición que podría justificar que se dejen la tasas muy bajas. Pero con el alza de los precios del petróleo, los granos y otras materias primas, la Fed está bajo creciente presión para responder a las amenazas de inflación con mayores tasas.

La Fed elevó sus pronósticos de inflación en la reunión. En enero, los funcionarios del banco central dijeron que esperaban una inflación de entre 1,3% y 1,7% en 2011. Ahora, debido al aumento pronunciado en los precios de la gasolina, esperan una inflación de entre 2,1% y 2,8%, pero esperan que vuelva a caer a menos de 2% en 2012 y 2013. Pronostican que la tasa de desempleo, ahora de 8,8%, terminará el año entre 8,4% y 8,7%, y concluirá 2012 —justo después de las próximas elecciones presidenciales— entre 7,6% y 7,9%.

"Bernanke se manejó con mucha destreza", dijo Michael Feroli, economista de J.P. Morgan. "No especuló sobre decisiones que aún no ha tomado el FOMC". El FOMC, siglas en inglés del Comité del Mercado Abierto de la Reserva Federal, es el órgano que toma las decisiones del banco central.

Los críticos de Bernanke, empero, no cambiaron de opinión por su desempeño. "Es hábil. Ha estado eludiendo preguntas en el Congreso por mucho tiempo ya", dijo Allan Meltzer, historiador de la Fed que dice que se está gestando una grave inflación.

Aunque el jefe de la Fed reconoció la impaciencia del público, también dijo que había poco que podía hacer para que bajaran los precios de la gasolina, que dijo eran impulsados mayormente por inquietudes acerca de suministros de crudo en Medio Oriente y fuerte demanda de economías emergentes de rápido crecimiento. "La Fed no puede crear más petróleo", dijo. "No creamos las tasas de crecimiento de las economías emergentes".

[Fed]

Fuente: WSJ

27 abr 2011

¿El fin de la Era de Estados Unidos?

By Brett Arends

MarketWatch

BOSTON—El Fondo Monetario Internacional acaba de arrojar una bomba, y nadie lo ha advertido.

Por primera vez, la organización internacional ha fijado una fecha para el momento en que concluirá la "Era de Estados Unidos" y la economía del país será superada por la de China.

Y está mucho más cerca de lo que se cree.

Según los pronósticos más recientes del FMI, la economía de China sobrepasará a la de EE.UU. en términos reales en 2016, dentro de apenas cinco años.

Márquelo en su calendario.

Ofrece un contexto penoso para la disputa presupuestaria que ahora está ocurriendo en Washington. Plantea enormes interrogantes acerca de cómo será el sistema de seguridad internacional en unos cuantos años. Y proyecta una nube cada vez más grande sobre el dólar estadounidense y el gigantesco mercado de bonos del Tesoro, que han sido apuntalados durante décadas por sus estatus privilegiados como las responsabilidades del poder hegemónico mundial.

Según el pronóstico del FMI, que fue colocado sin hacer mucho ruido en el sitio web del fondo hace sólo dos semanas, quien sea elegido presidente de EE.UU. el próximo año —¿Barack Obama? ¿Mitt Romney? ¿Donald Trump?— será el último en liderar la mayor economía del mundo.

La mayoría de la gente no está preparada para esto. Ni siquiera tienen conciencia de que está tan cerca. Si uno escucha a expertos de toda clase, estos dicen que este momento está a décadas. Los más pesimistas calcularán el momento para mediados de la década de 2020.

Pero están contando mal. Sólo comparan los productos internos brutos de ambos países usando los tipos de cambio actuales.

Esa es una comparación mayormente sin sentido en términos reales. Las tasas de cambio varían rápidamente. Y las tasas de cambio de China son falsas. China artificialmente infravalora su moneda, el renminbí, mediante una intervención colosal en los mercados.

La comparación que realmente importa

Además de comparar ambos países basados en tipos de cambio, el análisis del FMI también contempló el cuadro verdadero, en términos reales, de las economías, usando "paridades de poder adquisitivo". Ello compara lo que la gente gana y gasta en términos reales en sus economías internas.

Según las paridades de poder adquisitivo, la economía china se expandirá de US$11,2 billones (millones de millones) este año a US$19 billones en 2016. Entretanto, el tamaño de la economía de EE.UU. ascenderá de US$15,2 billones a US$18,8 billones. Ello llevaría la cuota de EE.UU. de la producción mundial a 17,7%, el mínimo en tiempos modernos. La de China llegaría a 18%, y subiría.

Hace apenas 10 años, la economía de EE.UU. era el triple del tamaño de la de China.

Naturalmente, todos los pronósticos son falibles. Todos están expuestos a las venturas del tiempo y el azar. La fecha real en que China sobrepase a EE.UU. podría llegar incluso antes de lo que predice el FMI, o algo después. Si el gigante chino revienta un neumático, como una creciente cantidad de personas teme, ello podría demorar las cosas incluso por varios años más. Pero el resultado difícilmente está en duda.

Esto es mucho más que una historia estadística. Es el fin de la Era de Estados Unidos. Como me dijo un estratega de bonos en Europa hace dos semanas, "Estamos siendo testigos del fin de la hegemonía económica de EE.UU."

Hemos vivido en un mundo dominado por EE.UU. por tanto tiempo que ya no vive nadie que recuerde otra cosa. EE.UU. superó a Gran Bretaña como la mayor potencia económica mundial en la década de 1890 y nunca miró para atrás.

Y ambos países viven bajo reglas muy similares de gobierno constitucional, respeto por las libertades cívicas y los derechos de propiedad. China no tiene nada de eso. La Era de China será muy diferente.

26 abr 2011

En momentos de incertidumbre mundial, sube la fiebre del oro

Por Carolyn Cui

El oro prosiguió su marcha alcista en medio de las turbulencias financieras y cerró por encima de US$1.500 la onza el jueves por primera vez, conforme los inversionistas buscan un refugio seguro.

En un desempeño notable para cualquier clase de activo, el metal dorado ha batido un récord cada día de esta semana, jornadas en que los inversionistas alternaron entre el pesimismo y el optimismo. El lunes, mientras las acciones se desplomaban tras la advertencia de Standard & Poor's sobre la calificación crediticia de Estados Unidos, el oro llegó a un nuevo máximo. Siguió subiendo el martes y el miércoles mientras las acciones se disparaban debido a los buenos resultados que anunciaron las empresas.

El jueves, el oro saltó US$4,90 para alcanzar US$1.503,20 la onza, su primer cierre por sobre US$1.500. El metal ha subido durante cinco semanas consecutivas y acumula un alza de 5,8% en lo que va del año.

La razón que explica la capacidad del oro de tener un buen desempeño en cualquier mercado es su papel de refugio ante las preocupaciones del mercado sobre la debilidad del dólar, la inflación y conmociones en Europa, Medio Oriente y Japón. "El oro cumple varios roles ahora mismo", dice Adam Klopfenstein, estratega de mercado de Lind-Waldock, división de MF Global. "Lo que la gente está viendo en todo el mundo es que realmente no hay lugar donde ocultarse ahora mismo".

El ascenso del oro también refleja la falta de confianza de los inversionistas en la capacidad de los gobiernos para resolver sus problemas fiscales.

[oro]

Los inversionistas no sólo están preocupados por la suerte del dólar estadounidense, sino también por las perspectivas del euro, a medida que empeora la crisis de la deuda soberana en Europa, y el yen, que encara obstáculos a medida que la economía japonesa se recupera del reciente terremoto y tsunami. Se considera que el valor del oro no se socava como el de las divisas. "Si hay dos monedas grandes que parecen un poco tambaleantes, algunos inversionistas y especuladores ponen su dinero en el oro", señala Barry Wainstein, jefe global de Cambio Extranjero y Metales Preciosos de Scotia Capital, subsidiaria de Bank of Nova Scotia.

Algunos operadores han vendido sus posiciones en divisas y comprado existencias materiales de oro, dijo Wainstein. El alza del metal atrae a más inversionistas de toda clase. Los compradores, asimismo, toman posesión del oro, en lugar de negociar contratos de futuros.

Diferentes tipos de inversionistas, desde fondos universitarios hasta particulares han estado comprando lingotes y monedas. Los operadores de bóvedas de seguridad están buscando más espacio para almacenar el metal precioso y contratando más personal para afrontar la mayor carga de trabajo.

El metal ha ascendido a pesar de las alzas en las tasas de interés del Banco Central Europeo y el Banco Popular de China a comienzos de abril. Una mayor tasa de interés significa un mayor retorno en efectivo y suele ser negativa para el oro, que no ofrece ningún retorno. El oro ha trepado a nuevos máximos en todas las monedas. Esta semana avanzó 1,2% en dólares, 0,9% en euros y 0,5% en libras esterlinas.

John Hummel, director de inversión de AIS Futures Management LLC, que administra unos US$500 millones en activos, dijo sentirse "extremadamente optimista sobre el oro". Alrededor de 80% de Tactical Asset Allocation Portfolio, un fondo de AIS de US$125 millones, está en oro.

Su argumento principal es que los bancos centrales y los inversionistas privados están recurriendo crecientemente al oro como reserva alternativa de valor mientras las monedas siguen cayendo. A finales de marzo, los bancos centrales del mundo tenían 27.219,8 toneladas de oro, un 11,3% de sus carteras totales de reservas, según el Consejo Mundial del Oro. El resto está en monedas de reserva como el dólar estadounidense. "En algún momento, los titulares extranjeros se negarán a aceptar mayores cantidades de deuda de EE.UU. o el dólar como moneda de reserva", dijo Hummel en una nota a inversionistas.

A estas alturas, el mayor riesgo para el oro no son las mayores tasas de interés sino el crecimiento y la estabilidad, dijo Daniel Brebner, director de investigación de metales de Deutsche Bank en Londres. El oro podría perder el atractivo si los inversionistas advierten un entorno de inversión más benigno, donde el crecimiento es sostenible sin un apoyo extraordinario de los gobiernos. Si ello ocurre, aseveró, "las razones de los inversionistas para trasladarse al oro comienzan a revertirse".

Por ahora, la fiebre del oro sigue su marcha. "Toda esa gente que se perdió la oportunidad de comprar... está revitalizada y corriendo a él", afirma Robert Higgins, presidente ejecutivo de First State Depository LLC, operador de bóvedas de Delaware. Higgins ha contratado a tres personas en las últimas seis semanas y estudia iniciar un turno nocturno para responder todas las preguntas que le llegan.

Fuente: WSJ

25 abr 2011

La Fed pondría fin a polémico plan de estímulo y evalúa cuándo subir las tasas

Por Tom Lauricella y Jon Hilsenrath

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) probablemente comience a cerrar el grifo del crédito esta semana, pero aún tiene un tema crucial por definir: cuándo empezar a subir las tasas de interés.

El banco central anunciaría el miércoles que su polémico plan de comprar US$600.000 millones de bonos para estimular la economía llegaría a su fin en junio. La noticia marcaría un hito en la lucha de la entidad por reanimar la economía estadounidense tras la crisis financiera.

Aunque analistas e inversionistas debaten sobre el impacto del fin del programa de compra de bonos sobre los mercados financieros, la Fed analiza cuándo y cómo comenzar a drenar el crédito que inyectó en la economía durante y después de la crisis financiera. En todo caso, el ciclo de alza de tasas no empezaría sino hasta dentro de varios meses.

[fed]

La mayoría de los especialistas de la Fed, al igual que muchos economistas privados e inversionistas, opinan que el fin del plan de compra de bonos, denominado relajamiento cuantitativo, no tendrá grandes repercusiones en los mercados o la economía.

Laurence Kantor, director de investigación en Barclays Capital, argumenta que los mercados ya incorporaron en sus precios la percepción de que la Fed dejará de comprar bonos y no hará grandes cambios en su portafolio, que hoy representa más de US$2 billones (millones de millones) en valores si se suman los bonos del Tesoro de EE.UU. y la deuda hipotecaria.

La idea es que al mantener estos valores en su cartera, la Fed ayudará a estabilizar los mercados. "No es el comienzo del ciclo de ajuste. Es el final del relajamiento de la Fed", dijo en una nota a sus clientes Kantor refiriéndose a lo que ocurrirá esta semana.

De todos modos, una reacción sosegada del mercado dista de estar garantizada. A algunos grandes inversionistas les preocupa la posibilidad de que las tasas de interés suban cuando la Fed termine sus compras, que han llegado a 85% del total de la deuda vendida por el Departamento del Tesoro desde que el programa comenzó en noviembre. Cuando un comprador tan grande se esfuma, lo más probable es que los mercados sientan su ausencia, sostienen.

"Cuando acabe el relajamiento cuantitativo en junio, desaparecerá un cheque de US$1,5 billones (millones de millones) al año", subraya William Gross, quien administra un portafolio de US$1,2 billones en renta fija para Pacific Investment Management Co. "Será un gran acontecimiento".

A medida que los inversionistas se ajustan a la nueva dinámica, la transición podría significar el fin de la racha alcista experimentada por las acciones, las materias primas, los bonos más riesgosos y las monedas, y el inicio de un período de mayor volatilidad.

Aunque la Fed tratará en detalle la naturaleza y los plazos de su denominada "estrategia de salida" en la reunión de esta semana, no se aguarda que brinden muchas pistas sobre sus decisiones en el comunicado que se emitirá al final del encuentro o en la conferencia de prensa que su presidente, Ben Bernanke, dará en la tarde del miércoles 27 de abril.

Los factores clave que el banco central tendrá en cuenta antes de empezar a subir las tasas son la salud de la economía estadounidense y la inflación. La situación de ambos es incierta en este momento.

Los mercados prevén que la Fed comience un alza de tasas a fines de este año o comienzos del próximo. El crédito barato, en otras palabras, seguirá siendo abundante.

Al interior de la Fed, predomina la postura de que la segunda ronda de compra de bonos cumplió la mayoría de sus objetivos: desarticuló la amenaza de una deflación (caída de los precios al consumidor) e indujo a los inversionistas a comprar acciones y otros activos más riesgosos.

Además, aunque el banco central nunca mencionó en forma explícita este objetivo, sus políticas ayudaron a devaluar el dólar, lo que aumentó la competitividad de las exportaciones estadounidenses. El índice que elabora la Fed sobre el valor del dólar frente a una canasta amplia de monedas cayó 7,9% desde el 26 de agosto.

Fuente: WSJ