25 jun 2010

Los legisladores de EE.UU. aprueban la reforma financiera

Por Michael R. Crittenden y Victoria McGrane

WASHINGTON (Dow Jones)--Los legisladores de Estados Unidos alcanzaron un compromiso a altas horas de la madrugada del viernes, hora local, para aprobar una ley que redefinirá los mercados financieros del país durante décadas, lo que supone al mismo tiempo la segunda gran victoria en política interna de la Casa Blanca este año.

Meses de interminables negociaciones entre la Cámara de Representantes y el Senado, la Casa Blanca, bancos, firmas de correduría y grupos de consumidores concluyeron en una sala de audiencias del Senado.

Una sesión final de negociaciones de 20 horas con la presencia de representantes de la Cámara y el Senado, de la Casa Blanca, el Tesoro y los reguladores que terminó con 27 miembros del comité -todos demócratas- votando a favor de la medida.

El acuerdo final llega un año después de que el presidente Obama esbozara por primera vez su visión para reformar los mercados financieros de Estados Unidos, y tiene garantizados los votos para ser aprobada tanto en la Cámara baja como en el Senado la semana próxima. También permitirá a Obama y a los altos cargos de su gobierno presentar a los otros líderes mundiales los detalles de la reforma en la cumbre del G-20 de este fin de semana en Toronto.

El acuerdo llega después de que los miembros del comité alcanzaran un compromiso sobre la controvertida regulación de los derivados, los nuevos límites en la capacidad de los bancos para invertir en fondos de alto riesgo y utilizar su capital para hacer negocios, los detalles de la nueva agencia de protección del consumidor y las competencias del Gobierno para gestionar el fracaso de grandes instituciones financieras.

Los derivados se convirtieron en el principal escollo para los legisladores. Decenas de diputados demócratas de la Cámara baja habían expresado su preocupación sobre la exigencia de que los bancos separaren sus lucrativos negocios de swaps. La situación empeoró a lo largo del jueves cuando un grupo de demócratas de la Cámara baja por Nueva York amenazaron con votar en contra de toda la reforma financiera si se mantenía el texto propuesto por la senadora demócrata Blanche Lincoln, debido al posible efecto negativo sobre los empleos y las emopresas en su Estado.

Mientras las negociaciones se alargaban durante toda la tarde y bien entrada la noche, los legisladores más influyentes se reunían en corrillos con representantes del Tesoro y de la Casa Blanca, hablando entre murmullos en la sala de audiencias, en el vestíbulo de la sala de reuniones y en varios despachos del Senado.

Se alcanzó un acuerdo justo después de la medianoche del viernes, cuando uno de los demócratas por Nueva York propuso públicamente aceptar parte del plan de la senadora Lincoln sobre los derivados, permitiendo a las entidades que mantengan ciertas operaciones de compraventa de derivados.

El llamado Plan Volcker, así bautizado en honor del ex presidente de la Reserva Federal, provocó menos división de la esperada, a pesar de que durante semanas ha habido dudas sobre si los legisladores apoyarían poner límites a las inversiones de la banca en fondos de cobertura. Finalmente, los legisladores acordaron permitir a la banca hacer inversiones de no más del 3% del ratio Core Tier 1 en fondos de capital riesgo y fondos de cobertura.

La legislación en su conjunto afectará a todos los aspectos del sector de servicios financieros, fijando nuevas reglas para el préstamos hipotecarios, imponiendo el riesgo que los bancos deben mantener en sus balances cuando empaquetan préstamos y dando a los accionistas votos no vinculantes en el pago a los ejecutivos.

Una parte crucial de la legislación es el cambio radical en la forma en que las autoridades públicas supervisan y responden a los riesgos sistémicos de la economía. La reforma dará poder a la Fed para supervisar a las entidades financieras más grandes y complejas, y entronca con la creación del Consejo de Supervisión de la Estabilidad Financiera.

Además, la ley daría por primera vez a los reguladores federales la autoridad para confiscar y trocear grandes entidades financieras que estén al borde del colapso. Establecería una nueva estructura para intervenir entidades que supongan un riesgo para la economía en su conjunto, permitiendo al Tesoro suministrar fondos para cubrir los costes de la intervención de la entidad. El Gobierno tendría que establecer un plan de devoluciones antes de cualquier intervención, y el dinero se recuperaría de los activos de las entidades fallidas, acreedores y de las tasas recaudadas a grandes entidades financieras con más de US$50.000 millones en activos.

Otras provisiones incluidas en la legislación son un permanente incremento de los depósitos asegurados por el Gobierno federal, y la obligación a fondos de cobertura y fondos de alto riesgo para que se registren en la Comisión de Bolsa y Valores, entre otras medidas. Los legisladores también trataron de modernizar el sector de calificación de crédito, estableciendo una nueva agencia de calificación cuasigubernamental en línea con un informe elaborado por la SEC.

24 jun 2010

Nuestra agenda para el G-20

Por Timothy Geithner y Lawrence Summers

Esta semana, el presidente Barack Obama viajará a Toronto para la cumbre del G-20. Involucrarse más con el G-20 ha sido un componente clave de la estrategia del gobierno para frenar la crisis financiera y asegurar la recuperación económica. Un crecimiento más fuerte con una sólida creación de empleo en Estados Unidos depende de una economía global en expansión y el G-20 de este año provee una oportunidad importante para concentrarse en las políticas requeridas para reforzar el crecimiento.

El año pasado en Londres, en G-20 acordó una estrategia coordinada sin precedentes para poner fin a esta crisis. A finales del año, en Pittsburg, establecimos un nuevo andamiaje para el crecimiento global y designamos al G-20 como el principal foro para la cooperación económica internacional. En Toronto, tomaremos medidas para asegurarnos de que la recuperación actual sea sostenible.

Gracias a una acción fuerte, decisiva y coordinada, el presidente Obama y los otros líderes del G-20 han logrado progresos significativos desde esa reunión en Londres. La economía global, que en ese momento se estaba contrayendo a una tasa sin precedentes, ahora se está expandiendo y el comercio global se ha incrementado en más de 20% a lo largo de los últimos 15 meses.

Este cambio ha sido especialmente marcado en Estados Unidos. Al momento de la cumbre en Londres, la economía estadounidense se estaba contrayendo a una tasa anual de 6%. Ahora está creciendo a una tasa superior a 3%, el mayor cambio en el crecimiento estadounidense en 50 años.

A principios del año pasado, EE.UU. estaba perdiendo más de 700.000 empleos al mes y hoy el sector privado está generando nuevos empleos. La recuperación sólo fue posible debido a que tomamos medidas para reparar nuestro sistema financiero, reduciendo los costos de préstamo para los propietarios de viviendas, consumidores y negocios y estableciendo la Ley de Recuperación, la cual incrementó la demanda al reducir los impuestos para las familias, ayudando a los trabajadores desempleados e invirtiendo en infraestructura.

Aún enfrentamos enormes retos. Para mantener el impulso de la recuperación estadounidense necesitamos un crecimiento global fuerte, balanceado y sostenible. El crecimiento global ayudará a duplicar las exportaciones estadounidenses en los próximos cinco años, apoyando a varios millones de trabajos estadounidenses, una meta clave de la iniciativa de exportaciones del presidente. El G-20 es crítico para asegurar el crecimiento global y tres prioridades deben estar en el centro de nuestra agenda en Tokio.

Primero, el G-20 debe continuar trabajando juntos para asegurar la recuperación global por la que trabajaron tanto. Debemos asegurarnos que la demanda global sea tanto fuerte como balanceada. Aunque EE.UU. fue la mayor fuente de demanda para el crecimiento económico mundial antes de la crisis, la demanda global debe descansar sobre muchos pilares en el futuro. Es por esto que el G-20 debe apoyar el programa de reformas en Europa y la financiación que la Unión Europea y el FMI proveerán a los países que enfrente agudos retos fiscales. Hay un amplio consenso sobre la importancia de la sostenibilidad fiscal, pero el momento y la secuencia precisa de esa consolidación debería varias a lo largo de los países y ser calibrada para mantener el impulso de la recuperación del sector privado.

Los países deben implementar planes creíbles para estabilizar sus niveles de deuda a PIB y fijar un ritmo de consolidación que refuerce el impulso de crecimiento. Debemos demostrar un compromiso para reducir los déficits a largo plazo, pero no a costa del crecimiento a corto plazo. Sin un crecimiento ahora, los déficits subirán más y más y socavarán el crecimiento futuro.

Las economías emergentes pueden ayudar a fortalecer la recuperación global al fortalecer las fuentes domésticas de crecimiento y permitir más flexibilidad en sus tasas de cambio. Le damos la bienvenida a la reciente decisión de China de hacerlo y ansiamos ver su vigorosa implementación.

Segundo, necesitamos acelerar los esfuerzos para establecer un marco global para la regulación financiera. Aquí en EE.UU., estamos a punto de completar la reforma financiera más amplia en más de 70 años. Esta reforma limitará los riesgos excesivos, reducirá el apalancamiento, reformará la compensación, protegerá a los consumidores, traerá transparencia y más competencia a los mercados de derivados, enfrentará el problema de las firmas que son demasiado grandes para quebrar, y se asegurará que los contribuyentes no soporten los costos cuando las firmas terminan por quebrar.

El mundo debería darle la bienvenida al anuncio de Europa sobre propiciar una mayor apertura de datos sobre su sistema bancario, que da un impulso aún mayor para que el G-20 trabaje para lograr que todas las instituciones y los mercados globales queden bajo la órbita de un sistema regulatorio más transparente. De forma crítica, necesitamos alcanzar un acuerdo internacional para reducir el apalancamiento y aumentar los requisitos de capital, y mejorar tanto la cantidad como la calidad del capital. Mientras las nuevas medidas deben ser introducidas en fases, de forma gradual, para no interferir con el flujo de crédito, establecer esas reglas ahora puede ser una fuente importante de certeza y confianza.

Tercero, necesitamos avanzar sobre otros desafíos globales que son esenciales para la seguridad y la prosperidad futuras del mundo. Junto con nuevos esfuerzos para establecer una nueva base para el crecimiento económico, debemos seguir con nuestro compromiso formal de levantar los estándares de vida en los países en vías de desarrollo y para realizar inversiones más inteligentes en áreas como desarrollo agrícola y seguridad de alimentos.

Además, debemos enfrentar el desafío urgente de nuestras necesidades de energía, como deja en claro el actual desastre en el Golfo de México. En Pittsburgh, los países del G-20 acordaron dejar de lado de a poco subsidios ineficientes a los combustibles fósiles. EE.UU. ha explicado cómo pretende alcanzar esta meta, e instamos a otros países del G-20 a demostrar su compromiso con este objetivo crítico al detallar cómo y cuándo planean eliminar las políticas que alientan el sobre-consumo de combustibles fósiles.

En esta nueva era, cuando los mercados emergentes representan dos tercios del crecimiento global, una acción concertada por parte del G-20 es la única forma efectiva de enfrentar los desafíos que hay por delante. En momentos en que los líderes mundiales llegan a Toronto, debemos renovar el sentido de propósito común y urgencia colectiva que le ha servido tanto al mundo durante el último año y medio.

Geithner es el secretario del Tesoro de EE.UU.
Summers es el director del Consejo Económico Nacional de EE.UU.

Fuente: WSJ

23 jun 2010

Londres sube el IVA al 20% y recorta el gasto social para reducir el déficit

Reino Unido anuncia una tasa a la banca en sintonía con Francia y Alemania - Se endurece la tributación de las plusvalías y se reducen las ayudas familiares

WALTER OPPENHEIMER - Londres - 23/06/2010

El nuevo Gobierno británico de conservadores y liberales-demócratas anunció ayer una subida del IVA de 2,5 puntos (hasta el 20%) a partir del 4 de enero, una nueva tasa para la banca, un aumento del 18% al 28% de la tributación de los rendimientos del capital para las rentas altas desde hoy, la congelación por dos años de los salarios de los trabajadores públicos y un recorte del Estado de bienestar, todo ello para equilibrar las cuentas públicas.

El ajuste no es consecuencia directa de la crisis de la deuda: formaba ya parte del programa electoral de los conservadores e incluye un recorte del gasto público de 6.200 millones de libras (7.500 millones de euros) anunciado también en la campaña y confirmado por el Gobierno del primer ministro David Cameron al poco de llegar al poder tras las elecciones del pasado 6 de mayo.

Pero George Osborne, el joven canciller del Exchequer y ministro del Tesoro, de tan solo 39 años, se apoyó repetidamente en esa crisis para legitimar las duras medidas anunciadas. Y fue más allá de lo que se esperaba al imponerse como objetivo acabar con el déficit estructural del presupuesto al final de la legislatura.

"Tenemos el mayor déficit de Europa con la única excepción de Irlanda y las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda soberana es la mayor amenaza a la recuperación", declaró Osborne al presentar su presupuesto de urgencia en los Comunes. "Tras años de deuda y gasto este presupuesto era inevitable", aseguró, y tiene como objetivo "resurgir desde las ruinas de una economía basada en la deuda". Y aseguró también, provocando la ira de los escaños laboristas: "Somos una alianza progresista que Gobierna en nombre del interés nacional. Este es un presupuesto progresista. Hemos sido duros, pero hemos sido justos. Hoy hemos pagado las deudas de un pasado fracasado".

Más allá de la retórica, el nuevo presupuesto combina medidas de ajuste puro y duro con guiños a las clases menos privilegiadas. Probablemente, como resultado de la presencia de los liberales-demócratas en la coalición, un factor de moderación que ha impedido que los conservadores pusieran en marcha un programa salvaje de ajuste fiscal como el que aplicaron en los primeros años ochenta con Margaret Thatcher y que penalizó casi exclusivamente a los más pobres.

Van a ver congeladas por tres años las ayudas por hijos, se endurecen las condiciones para mantener o conseguir la baja laboral por incapacidad permanente, se restringen las ayudas a la vivienda y a la maternidad y se reducen las desgravaciones fiscales a las familias con ingresos superiores a 40.000 libras (48.000 euros).

La subida del IVA, una bomba fiscal que se veía venir desde la campaña electoral porque los conservadores nunca quisieron descartarla, va a afectar también directamente a las clases medidas y bajas al ser un impuesto sin progresividad. Pero es una de las medidas con mayor impacto fiscal con un aumento de la recaudación de 13.000 millones de libras (15.500 millones de euros) anuales. Baja, sin embargo, el de sociedades: un punto menos cada año hasta llegar al 24% en 2014-2015.

Pero hay multitud de guiños a la izquierda, como la elevación en 1.000 libras del mínimo exento del pago del IRPF, que queda establecido en 7.475 libras (9.000 euros), aunque es una medida que deja indiferentes a los más pobres, que estaban ya exentos. O la imposición de una tasa a la banca algo a lo que curiosamente se oponen los laboristas y que permitirá recaudar 2.000 millones de libras al año (2.400 millones de euros). O el incremento en 10 puntos de la tasa sobre los rendimientos del capital a los contribuyentes con rentas altas -hasta el 28%, por debajo de lo que se esperaba- con notables excepciones (incluida la exención a las primeras 10.100 libras) para no perjudicar a pymes y pequeños ahorradores.

Sobre la tasa a la banca, ayer hubo un comunicado conjunto con los Gobiernos de Francia y Alemania por el que los tres países se comprometen a ponerla en marcha. El impuesto se basaría en el balance de las entidades y se debatirá en la cumbre del G-20 este fin de semana en Toronto (Canadá), algo de lo que los tres países firmantes "se felicitan".

El canciller del Exchequer espera que la economía crezca este año un 1,2% y un 2,3% el año que viene. La deuda estructural debería volver al equilibrio en 2014. El desempleo aumentará este año hasta un pico del 8,1% pero debería caer al 6,1% en 2015. El endeudamiento del sector público debería caer este año a 149.000 millones de libras y a 116.000 el siguiente, aunque la deuda neta del país seguirá en ascenso hasta llegar al 70% del PIB en 2013-2014. El déficit público cerrará el año al 10,1% y caerá al 1,1% en 2015-2016.

Las medidas de ajuste

- El déficit estructural será eliminado en cinco años y el total pasará del 10,1% del PIB este año al 1,1% en 2015.

- La mayor parte de los ministerios tendrán un recorte de gastos del 25% en cuatro años.

- Las subvenciones serán recortadas en 11.000 millones de libras (13.273 millones de euros), en particular las ayudas a niños menores de tres años y una valoración más rigurosa de las ayudas a inválidos.

- Los funcionarios que ganen más de 21.000 libras al año (25.360 euros) tendrán el sueldo congelado durante dos años.

- Aumento de 65 a 66 años en la edad de jubilación.

- Se congela la asignación a la Reina.

- El IVA aumenta del 17,5% al 20% a partir de enero de 2011.

- El impuesto de plusvalías sube del 18% al 28% para las rentas más altas. Las primeras 10.100 libras seguirán exentas.

- Tasa a los bancos sobre sus activos con el fin de recaudar 2.000 millones de libras al año (2.412 millones de euros).

- Rebaja del impuesto de sociedades en un punto por año, hasta el 24% en 2014.

- Subida a 1.000 libras (1.200 euros) en el límite exento del impuesto sobre la renta, lo que permitirá a 880.000 contribuyentes eludir el pago.

22 jun 2010

La crisis griega causa estragos en los balances de los bancos europeos

Por David Enrich

El gigante bancario francés Crédit Agricole SA advirtió que las pérdidas relacionadas a sus operaciones en Grecia podrían ascender a los US$1.000 millones, otra muestra de que la crisis financiera europea amenaza con propagarse a los países con finanzas relativamente sanas.

Al igual que otros bancos franceses, Crédit Agricole incursionó en los últimos años en el sur de Europa, atraído por el acelerado crecimiento de la región a medida que la zona euro se expandía por la periferia del continente. Esas apuestas han salido mal y los problemas del banco fundado hace 116 años se han convertido en un botón de muestra de las dificultades que atraviesan otros grandes bancos por toda Europa.

La situación es particularmente difícil para la banca francesa.

Crédit Agricole tiene una división griega que se encuentra bajo presión y posee participaciones en entidades financieras españolas y portuguesas. Société Générale SA posee un banco griego que es deficitario. Otro gran prestamista francés, BNP Paribas SA, tiene un banco portugués y miles de millones de euros en deuda griega y española, que según muchos expertos se encuentra en riesgo de caer en cesación de pagos.

Crédit Agricole informó el martes que podría tener que provisionar 450 millones de euros (US$554,3 millones) para cubrir préstamos en mora en Grecia y que, probablemente, asumirá un cargo de 400 millones de euros (US$492,7 millones) en el segundo trimestre para reflejar el menguante valor de su subsidiaria Emporiki Bank of Greece SA. Las cifras, que se suman a los aproximadamente 2.600 millones de euros (US$3.200 millones) en pérdidas anteriores de Emporiki, no ponen en riesgo a Crédit Agricole, pero los analistas dijeron que reduciría considerablemente sus ganancias de 2010.

Los anuncios hicieron caer 4,7% las acciones de Crédit Agricole, que han retrocedido 30% desde mediados de abril, cuando se exacerbaron los temores sobre la crisis de deuda en la región. Además, contribuyeron a una venta masiva de acciones bancarias europeas.

[agricole]

En España, las pérdidas entre los bancos se agravaron después de que la agencia de calificación de crédito Standard & Poor's advirtiera que más empresas inmobiliarias del país podrían quebrar, lo que incrementaría las pérdidas crediticias en el sector. La acción de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA cayó 1,7% y la de Banco Popular Español retrocedió 1,6%.

En un informe divulgado el lunes, S&P elevó sus previsiones de pérdidas sobre préstamos para el sector bancario a 99.300 millones de euros (US$122.320 millones) entre 2009 y 2011, un alza de 17.700 millones de euros frente a su estimación de septiembre del año pasado.

La expansión internacional de Crédit Agricole "no ha sido más que un desastre", dijo Jaap Meijer, analista de Evolution Securities. La firma de corretaje califica a Crédit Agricole de su "venta principal".

A finales del año pasado, Crédit Agricole y otros bancos franceses tenían una exposición de US$493.000 millones en Grecia, Irlanda, Portugal y España, según datos divulgados este mes por el Banco Internacional de Pagos. La cifra es la mayor de cualquier país, si bien Alemania le sigue de cerca con US$465.000 millones.

Europa "sigue siendo vulnerable al contagio", dijo Jacques Cailloux, economista jefe para Europa de Royal Bank of Scotland. "La mayor exposición radica en Francia".

La situación ilustra por qué la polinización cruzada financiera en Europa, en su momento considerada la mejor esperanza del continente para un crecimiento económico sostenido, se ha convertido en su talón de Aquiles. Una crisis financiera que se originó en Grecia, una economía insignificante en la periferia de Europa, está sembrando temores sobre la salud del sistema bancario y de la economía de toda la región.

En 2006, con el mercado bancario francés saturado y las economías de países como Grecia en auge, Crédit Agricole se embarcó en un plan de expansión internacional, centrándose especialmente en el sur de Europa, y logró adquirir Emporiki, un prestamista estatal deficitaria. En aquel entonces, un alto ejecutivo de Crédit Agricole dijo que el acuerdo reflejaba "la confianza que tenemos en la economía griega y el crecimiento superior del sector bancario griego".

Fuente: WSJ

21 jun 2010

Nuevo tipo de cambio chino favorece el consumo a costa de las exportaciones

Por Andrew Batson

BEIJING—La decisión de China de flexibilizar su tipo de cambio pondría a la tercera economía mundial, después de Estados Unidos y Japón, en camino para apuntalar el poder adquisitivo de sus consumidores y aliviar las tensiones con otros países causadas por su larga dependencia de las exportaciones.

La decisión de abandonar la tasa de cambio fija que mantuvo durante casi dos años, anunciada por el banco central el fin de semana, fue aplaudida por las autoridades de Estados Unidos y otros socios comerciales aunque es probable que sólo se traduzca en una modesta apreciación del yuan, al menos al principio.

Fue una decisión difícil para las autoridades chinas, donde los factores políticos tuvieron tanto peso como los económicos. El liderazgo debió superar una enconada resistencia por parte de un lobby de exportadores, así como su propio nerviosismo sobre el riesgo de permitir la apreciación del yuan cuando abundan problemas económicos en Europa y otros lugares del mundo.

La decisión, no obstante, demostró pragmatismo y un deseo de colocar a las relaciones económicas de China con el mundo sobre bases más sostenibles. La presión para revaluar la moneda se había estado acumulando tanto en EE.UU. como dentro del Grupo de los 20, que tendrá una cumbre el próximo fin de semana en Toronto.

"China está adoptando una postura cooperativa. Quieren mostrar que China contribuye al equilibrio global", indicó Wang Tao, economista de UBS en Beijing. "Quizás China no actúa con la rapidez que muchos quieren, pero avanzan en la dirección correcta".

Esa dirección es hacia una economía menos orientada a la venta de mercadería al resto del mundo y más orientada al gasto de sus consumidores. Tanto China como sus socios comerciales afirman que un cambio de este tipo sería beneficiosos para el país y el resto del mundo: China sería menos vulnerable a los problemas externos, reduciría su superávit comercial, que se ha convertido en un tema espinoso para sus socios comerciales, y brindaría más oportunidades para las empresas internacionales en el mercado chino.

"China acelera la reestructuración de la economía y transforma su modelo de crecimiento, una tarea que se ha vuelto más importante y urgente debido a la crisis financiera internacional", afirmó el banco central en una declaración.

La flexibilización del régimen cambiario también es evidencia de que los líderes chinos pueden llevar adelante cambios estructurales a pesar de la oposición doméstica.

La medida fue celebrada por líderes mundiales. "La decisión de China de aumentar la flexibilidad de su tipo de cambio es un paso constructivo que puede ayudar a resguardar la recuperación y contribuir a una economía global más equilibrada", señaló el presidente estadounidense Barack Obama en un comunicado. Líderes de Japón, Rusia y Europa también respaldaron la medida.

La decisión de regresar a lo que China llama "una tasa de cambio flotante manejada" podría evitar un enfrentamiento internacional sobre sus prácticas cambiarias, aunque en gran parte dependerá de la forma en que China permita la fluctuación del yuan. Cuando China siguió este régimen cambiario, entre 2005 y 2008, el yuan se apreció 21% contra el dólar. Desde entonces, el tipo de cambio casi no se ha movido.

También es probable que los inversionistas reciban con beneplácito la decisión, porque reduce el riesgo de un conflicto que podría poner en riesgo la recuperación de la economía global. El banco central de China mencionó la sólida recuperación de la economía doméstica para justificar la medida, un juicio que podría fortalecer la confianza de los inversionistas, que se ha visto sacudida por los problemas de deuda en Europa y una desaceleración en las ventas de viviendas en China.

Un equilibrio delicado

China regresó a un sistema de tipo de cambio fijo en medio de la crisis financiera, luego de permitir cierta flexibilidad entre mediados de 2005 y mediados de 2008, y defendió la política como un medio para sostener una importante estabilidad en medio de las turbulencias globales.

Pero al impedir la apreciación de su moneda, China favoreció a sus exportadores a expensas de quienes desearían comprar más bienes del extranjero. Asimismo, el crecimiento impulsado por las exportaciones parecía cada vez menos sostenible, cuando los consumidores estadounidenses prefirieron pagar sus deudas y consumir menos y los políticos estadounidenses no ocultaron su molestia por la brecha comercial que favorecía a China.

El fortalecimiento del yuan altera el balance, al darles a los consumidores locales más poder adquisitivo internacional y al ejercer presión sobre los exportadores. Se trata de un cambio que el Fondo Monetario Internacional y otros consideraron cada vez más importante como parte de la creación de un nuevo orden económico que le permita al mundo crecer de forma constante sin un estímulo artificial del gobierno.

Aunque la moneda es sólo una parte del complejo panorama económico de China, es un componente clave. Una moneda más fuerte es importante a largo plazo, afirmó el director del FMI, Dominique Strauss-Khan, porque "ayudará a aumentar el ingreso de los hogares chinos y brindará los incentivos necesarios para reorientar la inversión hacia industrias que abastecen al consumidor chino".

El anuncio en Beijing culmina meses de intensas maniobras diplomáticas por parte del gobierno de Barack Obama y representa una cierta recompensa por el capital político que gastó para allanar el camino hacia un cambio.

Los chinos alertaron al gobierno de Obama poco antes de divulgar la decisión. Pero en público, al menos, el gobierno chino siguió emitiendo duras respuestas a las preguntas sobre su política cambiaria incluso hasta el viernes pasado. El retraso le permitió a Beijing encontrar el momento casi ideal para el anuncio tanto en lo político como en lo económico.

A comienzos de año, los mercados de derivados cambiarios estimaban que el yuan se iba a apreciar poco más de 3% frente al dólar durante los próximos 12 meses.

Incluso a comienzos de junio, las expectativas habían descendido a una apreciación de 1%. China, por lo tanto, puede decir que la decisión no tuvo nada que ver con la presión de los mercados financieros.

"Esto marca el inicio de una nueva era", aseveró Li Daoku, economista que forma parte del comité de política monetaria del banco central de China.

[yuan]
Fuente: WSJ