22 abr 2011

Escalada de precios de activos mundiales enciende luces de alarma

Por Bradley Davis
Dow Jones Newswires

NUEVA YORK—Las acciones estadounidenses alcanzan nuevos máximos, las materias primas se encuentran en auge y las monedas de más alto rendimiento superan récords de larga data: ¿son esas señales de una economía que está volviendo a la vida, o de burbujas creadas por el dinero barato del banco central?

Muchos economistas tradicionales dicen que la política monetaria expansiva de la Reserva Federal y otros bancos centrales está ayudando a iniciar una recuperación más sostenible, que se encontrará con una sólida demanda subyacente una vez que la Fed ponga fin a sus inyecciones de liquidez.

Sin embargo, un grupo de economistas marginales está encendiendo luces de alarma: el auge que experimenta una variedad de clases de activos no es real, sostienen; de hecho, la política de dinero fácil está poniendo partes de la economía mundial en una precipitada carrera hacia el estallido. Algunos incluso ven inquietantes paralelismos con el auge de las materias primas de 2007 y 2008, previo a la crisis, cuando un superávit mundial de liquidez tapó las preocupaciones sobre la crisis de las hipotecas subprime —o de alto riesgo— en Estados Unidos hasta que fue demasiado tarde.

"En esta oportunidad es diferente", es lo que usualmente se escucha en los momentos previos al estallido de una burbuja, dijo Douglas French, presidente del Instituto Ludwig von Mises de Alabama, que adhiere a la Escuela Austriaca de economía.

En este momento, señaló French, los participantes del mercado que están presionando a una serie de clases de activos a nuevos máximos creen que "estos altos precios están justificados por algunos fundamentos económicos que probablemente se descubrirá que no están presentes".

"La Fed sólo crea más y más dinero, y ese dinero está fluyendo" hacia cosas como las propiedades en China, las materias primas e —incluso después de haber explotado una burbuja en el sector— la tecnología", dijo French. Los economistas de la escuela austríaca generalmente se oponen a la intervención del banco central y a las regulaciones del gobierno.

Entre las señales de que se podría estar gestando una burbuja en las acciones se encuentra el bajo desempeño de las acciones de los bancos, incluso entre las acciones estadounidenses que han subido hasta máximos de cerca de tres años. "Esta es una enorme señal de alarma", dijo Don Coxe, presidente de Coxe Advisors y asesor de estrategias de cartera de BMO Financial en Chicago.

Los grandes bancos rescatados y también los bancos regionales están rezagados respecto del desempeño de las acciones del índice S&P 500, dijo Coxe.

Los bancos aún poseen en sus libros los desprestigiados productos hipotecarios sin haber marcado esas inversiones para reflejar la depreciación de sus valores de mercado. Esto hace que los bancos luzcan más saludables de lo que son realmente, y demora el reconocimiento que podría terminar arrastrando al mercado de acciones completo a territorio negativo, dijo.

[China] Reuters

Edificios de apartamentos en Guangzhou, China.

Otra señal de que posiblemente esté apareciendo una burbuja, según indicó Coxe, está en el sobredesempeño de las acciones de baja capitalización frente a sus contrapartes más grandes. Esto muestra que "hay mucha especulación", apuestas sobre las empresas más pequeñas que posiblemente son financiadas con el dinero barato provisto por la Fed, dijo.

Coxe no está tan convencido de que los precios del petróleo reflejen una burbuja, principalmente debido a que los aumentos están explicados, en parte, por legítimas interrupciones de los suministros provocadas por el conflicto en Medio Oriente y el norte de África. Sin embargo, "la liquidez que está siendo suministrada por los bancos centrales está incluida en ellos", dijo Coxe sobre los precios del petróleo. "Si se quita [la liquidez], definitivamente no tendríamos el petróleo en los tres dígitos".

En una venta masiva general del mercado, las clases de activos que resultarían relativamente ilesas incluyen los bonos de alta calidad denominados en monedas que no son el dólar, como la deuda del gobierno canadiense, dijo. Las acciones relacionadas con las materias primas, aunque probablemente sufrirían algunas pérdidas, serían impulsadas por una cierta cantidad de demanda, sugirió Coxe; incluso en una economía apagada, es necesario que se produzcan bienes.

Vikram Mansharamani, un profesor de Yale que en marzo publicó "Boombustology", un libro que hace una cronología histórica de los ciclos de auge y estallido, dijo que muchas áreas de la economía china ahora están mostrando señales de advertencia sobre burbujas.

"Así es como luce el dinero fácil", dijo Mansharamani en una entrevista, y destacó ejemplos del dinero especulativo que está ingresando a los mercados inmobiliarios de China, ejemplos que, dijo, incluían centros comerciales casi vacíos, ciudades escasamente pobladas y rascacielos deshabitados.

Cuando la Fed, enfrentada con una economía estadounidense desolada tras la crisis financiera, inyectó dinero en el sistema, "éramos un paciente muy enfermo aquí en Estados Unidos", dijo Mansharamani.

"Estábamos en nuestro lecho de muerte, por lo que las autoridades monetarias nos dieron una fuerte dosis de adrenalina; directo al corazón". Pero debido a que China fija el valor de su moneda, el yuan, al valor del dólar estadounidense, la inyección de liquidez de la Fed también dejó a China llena de dinero, sostuvo.

"También recibieron la medicina. El problema era que ellos no estaban enfermos", dijo.

Esos dólares baratos —y el dinero barato que surgió desde otros bancos centrales que siguieron el ejemplo— han ayudado a impulsar una burbuja en China que retumba en toda la economía mundial, dijo Mansharamani, desde inversiones directas en los mercados inmobiliarios de China a una escalada de los precios de los bienes básicos que crean las materias primas para alimentar el crecimiento de China hasta los distribuidores de los productos chinos.

A medida que el dinero fácil comience a llegar a su fin, el mayor motor del crecimiento mundial podría tambalear, dijo Mansharamani.

Cuando la Fed y otros grandes bancos centrales finalmente aumenten las tasas, "gran parte de la fiesta terminará", dijo French de Mises Institute. "Al menos temporalmente".

21 abr 2011

Preocupada por su imagen, la Fed se embarca en su era de glasnost

Por Jon Hilsenrath

El 27 de abril, Ben Bernanke, hará algo inédito para un presidente de la Reserva Federal: responder las preguntas de una sala llena de periodistas durante dos horas después de que el banco central estadounidense concluya una reunión de estrategia.

Washington produce conferencias de prensa con la misma asiduidad con que Hollywood estrena películas. Pero la de la Fed reviste mayor importancia que la mayoría.

Desde que sustituyó a Alan Greenspan en 2006, Bernanke se ha embarcado en una campaña para que la institución sea más transparente y sus decisiones sean más consensuadas. La crisis financiera, sin embargo, sacudió severamente la confianza del público en la Fed. Desde entonces, la economía se ha recuperado de manera desigual y Bernanke encara disensos en el seno del propio banco central.

La inflación está trepando, en gran parte debido al alza en los precios de los alimentos y la energía. El desempleo sigue alto y el crecimiento económico del primer trimestre fue decepcionante. Bernanke parece resuelto a mantener la política de tasas de interés extremadamente bajas por el momento, pero enfrenta una oposición a veces vociferante en sus filas.

Al aparecer en público ahora, el presidente de la Fed tiene la oportunidad de hacer oír su voz y asegurarle a un público dubitativo que mantendrá la inflación bajo control.

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El desenlace de la reunión de la próxima semana de la Fed no está en duda. Es probable que el organismo decida permitir que un programa de US$600.000 millones para la compra de bonos del Tesoro venza en junio, tal como estaba previsto. El debate interno se centrará en cómo y cuándo subir las tasas de interés para erradicar el riesgo de inflación.

A pesar de la oposición interna, Bernanke y sus lugartenientes —la vicepresidenta de la Fed Janet Yellen y el presidente de la Fed de Nueva York, William Dudley— han indicado que creen que es demasiado pronto para iniciar un ciclo de ajuste. Aunque la inflación está en alza, insisten en que los aumentos de precios son transitorios, como ocurrió durante 2008. La conferencia de prensa dará a Bernanke la oportunidad de explicar su punto de vista a un público a veces escéptico.

La Fed se ha estado preparando cuidadosamente para la ocasión, según entrevistas con varios participantes en el proceso. Bernanke pasó un fin de semana reciente mirando videos del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, y su predecesor, Wim Duisenberg, contestando las preguntas de los reporteros en sus conferencias de prensa.

En febrero, al margen de una reunión de funcionarios financieros en París, Bernanke preguntó a Trichet y otros presidentes de bancos centrales europeos cómo manejaban sus conferencias de prensa. También hará ensayos en los cuales el personal de la Fed lo inundará de preguntas, a medida que se acerque la rueda de prensa.

El equipo de Bernanke, entre tanto, ha pasado semanas definiendo cuidadosamente la mecánica de la conferencia de prensa, desde quién estará presente (solamente los medios acreditados por el Congreso) hasta dónde se sentarán los reporteros.

Hace 20 años, el banco central ni siquiera informaba al público cuándo cambiaba las tasas de interés. Analistas bien remunerados de Wall Street se dedicaban a interpretar las señales de humo. Greenspan, el predecesor de Bernanke, fue entrevistado en televisión poco antes del desplome bursátil de 1987. Fue la última entrevista que concedió.

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Bajo la batuta de Greenspan, sin embargo, la Fed comenzó a divulgar más información acerca de sus decisiones al, por ejemplo, difundir comunicados después de cada reunión. La tendencia se aceleró tras la llegada de Bernanke, quien cree que el banco central será más eficaz y transparente si la gente entiende mejor sus decisiones.

La idea de realizar conferencias de prensa se ha estado gestando durante años. Uno de los motivos fue el intenso debate interno del año pasado acerca del programa de compra de bonos por US$600.000 millones, al que se opusieron abiertamente varios integrantes de la Fed. A raíz de la desordenada disputa interna, se creó una comisión de comunicaciones presidida por Yellen, que respaldó la decisión de Bernanke.

La popularidad no significa gran cosa para el tímido presidente de la Fed, pero la confianza del público en el banco central potencialmente significa mucho. El organismo controla la inflación principalmente administrando la cantidad de dinero que circula en la economía. Si inyecta demasiado dinero en el sistema financiero y mantiene bajas las tasas de interés por un período prolongado, podría hacer que se disparen los precios al consumidor. Pero las percepciones también son muy importantes.

Bernanke está resuelto a mantener la confianza pública en que la inflación seguirá baja. Si las empresas o familias dudan de la capacidad o disposición de la Fed para controlar la inflación, podrían esperar un alza en los precios, lo cual a su vez podría convertirse en una profecía autocumplida. El manejo de las expectativas de inflación se ha vuelto en un desafío más complejo tras el aumento en los precios de los alimentos y el combustible.

Fuente: WSJ

20 abr 2011

Brasil debería permitir la apreciación del real

Por Mary Anastasia O'Grady

Porto Alegre, Brasil—Tal vez no sirva de mucho consuelo para los estadounidenses, pero Washington no es el único lugar que usa matemáticas poco claras para tratar de ocultar su adicción al gasto. Los políticos brasileños emplean tácticas similares.

El economista Raul Velloso, uno de los analistas más respetados de las cuentas fiscales de Brasilia, analizó un ejemplo de los trucos a los que recurre el gobierno aquí la semana pasada en un discurso ante la 23ª edición anual del "Foro para la Libertad" organizado por el Instituto de Estudios Empresariales, orientado al libre mercado.

Velloso les dijo a los asistentes que cuando el Ministerio de Planificación de la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, anunció este año un recorte de 50.000 millones de reales (US$31.000 millones) de gasto proyectado en el presupuesto de 2011, dejó a periodistas y analistas confundidos sobre si esto significaba una reducción real de los gastos del gobierno frente al año anterior. El gobierno respondió con evasivas. Velloso, entonces, acudió al sitio web del propio Ministerio de Hacienda para dilucidar la confusión. Al comparar la nueva cifra con el gasto real de 2010 quedó en evidencia, indicó, que el muy promocionado "recorte" era en realidad un aumento de 9,5% en el gasto primario (sin contar el servicio de la deuda) para 2011.

El punto es que mientras los políticos pueden intentar confundir, Internet y las demandas de los mercados globales de capital dificultan que el gobierno brasileño oculte lo que realmente está haciendo. Esta realidad será importante para los brasileños en los próximos meses, porque la inflación está en aumento y, de no mediar un cambio en las políticas, es probable que siga subiendo.

El problema comenzó con la decisión del ex presidente Lula da Silva de aumentar drásticamente el gasto fiscal y expandir el crédito a través del banco de desarrollo brasileño en 2010 con el objetivo de estimular la economía de cara a las elecciones presidenciales. La estrategia funcionó. Su jefa de gabinete, Rousseff, ganó. Ahora, sin embargo, los brasileños pagan el precio.

En marzo, la inflación anualizada alcanzó 6,3% comparada con la meta del banco central de 4,5%. Numerosos analistas quieren que el gobierno controle la inflación a través de una reducción del gasto. Pero Velloso me dijo que los salarios del sector público y los pagos de transferencia del gobierno, como las pensiones para adultos mayores y los programas sociales incluida "bolsa familia", ahora representan alrededor de 75% del gasto primario en el presupuesto, y que Rousseff no muestra interés de recortarlos. Eso no es de extrañar, puesto que son clave para su poder político.

Controlar los salarios del sector público y los beneficios es importante para el futuro de Brasil, pero la austeridad pura no es la única forma de superar el problema. El fortalecimiento del real también moderaría el alza de los precios. Y eso podría ocurrir en el corto plazo. El problema es que una decisión de apoyar un real fuerte requeriría un replanteamiento de la política industrial brasileña. En esta materia Rousseff también encontraría resistencia política, aunque si estuviera dispuesta a hacerlo.

Brasil ahora es un competidor de primera categoría en los mercados de recursos. Es un exportador neto de petróleo y minerales y también una potencia agrícola. Esto ha convertido al país en un destino atractivo para la inversión extranjera. No hay que perder de vista que un motivo por el cual el país es tan competitivo en productos como la soya es que los productores han podido importar tecnología de todo el mundo para mejorar la producción. A medida que los dólares han llegado al país, el tipo de cambio se ha fortalecido.

Sin embargo, el poderoso es un dolor de cabeza para el sector manufacturero de Brasil debido a que los productores domésticos dependen fuertemente de una moneda débil para que sus productos sean competitivos en el extranjero. Esta realidad, después de seis décadas de política industrial ostensiblemente diseñada para convertir al país en un jugador global de las manufacturas, es una lección de cómo no enfocar el desarrollo económico.

Los altos aranceles y barreras no arancelarias —que dicho sea de paso son mucho más bajos que hace dos décadas— sólo volvió a los fabricantes menos capaces de competir en el exterior. Una regulación laboral sofocante, altas tasas de un complejo código tributario y la práctica del gobierno de usar los ingresos fiscales para generar lealtades políticas en lugar de invertirlos en infraestructura también obstaculizan la competitividad brasileña. El golpe final son las altas tasas de interés, que paradójicamente son consecuencia de los esfuerzos del gobierno por contener la inflación que crea con el gasto fiscal. Esas altas tasas de interés actúan como un imán para atraer el capital golondrina y, de esta forma, aprecian el valor del real. El banco central ha intentado combatir esto mediante la compra de dólares. Velloso me dijo que el costo de esta intervención fue de alrededor de 1,4% del PIB en 2010.

Esta política económica no es sustentable si Brasil quiere reclamar a su legítimo rol en el mercado global. Lo más inteligente sería permitir el fortalecimiento del tipo de cambio, observar la caída de la inflación y las tasas de interés, y permitir que los productores brasileños contraten, despidan, obtengan ganancias e importen en la medida en que sea necesario para ser competitivos. Los políticos no quieren aceptar este aprendizaje, pero como señala Velloso, el siglo XXI no les ofrecerá ninguna alternativa.

19 abr 2011

La economía mundial, vista desde la perspectiva de China

Por Andrew Browne

BOAO, China—El director del fondo soberano de China, China Investment Corp. (CIC), advierte una serie de nubes que se ciernen sobre la economía global, como la continuación de la crisis de la deuda europea, la falta de luz al final del túnel del colapso inmobiliario en Estados Unidos y desastres naturales que han hecho retroceder la incipiente recuperación de Japón.

El pesimismo generalizado de Lou Jiwei sobre las economías desarrolladas resume la extendida ansiedad imperante en dos reuniones de alto nivel que se desarrollaron en la isla tropical china de Hainan la semana pasada: el Foro Boao para Asia, que reúne a las élites políticas y empresariales de Asia, y la reunión de los países Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Ambos encuentros reflejaron el creciente resentimiento de las economías emergentes, los nuevos motores del crecimiento global, que consideran que los países industrializados les están imponiendo cargas indebidas, sin darles una voz suficiente en la toma de decisiones.

Una de las mayores preocupaciones de las economías emergentes tiene que ver con los efectos de la política monetaria laxa de los países desarrollados, que está haciendo que reciban grandes flujos de capital en busca de retornos más altos, lo que alimenta la inflación y genera volatilidad en los mercados de materias primas.

Las autoridades en esas economías tratan de equilibrar la necesidad de impulsar el crecimiento en medio de un entorno internacional incierto con los riesgos de una aceleración de la inflación.

Al dirigirse al Foro Boao el domingo, Lou afirmó que las medidas para contener la inflación en los países emergentes posiblemente desaceleren el crecimiento. Se espera que la economía china crezca alrededor de 9,5% este año, por debajo de la expansión de 10,3% del año pasado.

Lou agregó que los países emergentes seguirán siendo el motor de la economía global este año, pero que el impulso podría perder fuerza en 2012. Eso amenazaría el crecimiento europeo en particular, aseveró, porque depende cada vez más de las exportaciones a los países emergentes mientras enfrenta una crisis de deuda soberana.

Las dificultades podrían exacerbarse si EE.UU. comienza a retirar su programa de estímulo fiscal en forma simultánea, manifestó. "Desde el punto de vista de las inversiones no somos muy optimistas respecto a Europa", sostuvo Lou. De todos modos, agregó que su fondo de inversión que administra más de US$300.000 millones seguirá invirtiendo en Europa y mencionó la infraestructura como un área prometedora. Consideró que los retornos obtenidos por las inversiones en esa zona "no son malos".

A pesar de la divulgación de algunas cifras optimistas, EE.UU. todavía tiene que resolver los problemas del mercado inmobiliario, que aún no tocó fondo, advirtió Lou. En Japón, asimismo, hay una creciente probabilidad de "una desaceleración importante", señaló. "Somos optimistas respecto a la situación económica global en el corto plazo, pero para el largo plazo somos un poco pesimistas", reconoció.

El CIC, creado en 2007, ha invertido una parte de las enormes reservas en moneda extranjera de China para tratar de obtener retornos más elevados que los que el país obtenía con la deuda soberana que tradicionalmente compraba con su moneda dura. De acuerdo con los más recientes informes financieros disponibles, CIC tenía activos totales por US$332.000 millones a fines de 2009 y Europa representaba 20,5% de su portafolio diversificado de inversiones.

Otros participantes destacados en el Foro Boao también pidieron cautela. Dai Xianglong, jefe del fondo de pensiones chino, dijo que EE.UU. debe reducir sus déficits fiscal y comercial a los niveles promedio de los países en desarrollo y de los mercados emergentes para mantener la estabilidad del dólar.

La Reserva Federal ha inyectado cientos de miles de millones de dólares en la economía de ese país, con la esperanza de estimular la actividad, pero buena parte de esa liquidez ha llegado a otros mercados impulsada por la búsqueda de ganancias de los inversionistas que optan por regiones de crecimiento más rápido. El flujo de dinero también ha hecho subir los precios del petróleo, el algodón, la soya y otros commodities.

El domingo, China elevó los requisitos de reservas que impone a los bancos, los fondos que deben depositar en el banco central y no prestarlos, en medio punto porcentual. Fue el cuarto incremento de este tipo de 2011. El banco central ha subido las tasas de interés en cuatro ocasiones desde octubre pasado.

La oficina china de estadísticas anunció el viernes que el índice de precios al consumidor acumula un alza de 5,4% entre marzo de 2011 y 2010, acelerándose con respecto al aumento de 4,9% interanual en febrero y ubicándose por encima de la meta de 4% para 2011.

Fuente: WSJ

18 abr 2011

EE.UU. y Europa: inflación idéntica, políticas diferentes

Por Brian Blackstone

No todos los 2,7 son iguales.

La inflación en Estados Unidos y la eurozona fue idéntica en marzo, 2,7% a tasas anualizadas, según sus respectivos organismos estadísticos en informes publicados el viernes. La inflación básica es más o menos la misma (1,2% en EE.UU., 1,3% en el bloque del euro). Hasta el mes pasado, la inflación había estado subiendo a un ritmo más veloz en la eurozona.

Aun así, con el mismo conjunto de dinámicas inflacionarias, el Banco Central Europeo ya ha subido una vez las tasas de interés y, basado en el informe del viernes, probablemente lo haga nuevamente en junio. La Reserva Federal de EE.UU. (Fed), en contraste, sigue inyectando dinero a la economía por vía el programa de relajación cuantitativa 2, y no se espera que suba la tasas de interés de casi cero por varios meses más.

En gran medida, es una diferencia de énfasis. Los funcionarios de la Fed creen que los mayores precios de las materias primas son temporales y que la inflación básica es una mejor medida de las tendencias subyacentes de precios. Los funcionarios del BCE apuntan a la inflación general, y les preocupa que los mayores precios de la energía y los alimentos se filtrarán a través de la economía por vía de efectos de "segunda ronda", es decir, mayores salarios y precios minoristas.

También actúan otras fuerzas. EE.UU. tiene un mayor potencial de crecimiento, lo cual significa que la recesión creó una mayor brecha de producción allí de lo que hizo en Europa. Ello supuestamente otorga a la Fed más tiempo para ver cuánto durará el auge de los precios de las materias primas.

La Fed también tiene un mandato dual de inflación y empleo (el BCE es sólo responsable de mantener la inflación por debajo de 2%). Aun cuando el desempleo en la eurozona es mayor que en EE.UU., funcionarios del BCE creen que es más una cuestión estructural para los gobiernos que un problema de política monetaria.

Cualesquiera sean las razones, los dos mayores bancos centrales del mundo no pueden tener puntos de vista tan divergentes sin consecuencias más adelante.

Si el BCE está en lo cierto y la mayor inflación, impulsada por los commodities, tiene que resolverse rápidamente, entonces puede mantener las expectativas de inflación bajo control sin alzas de interés de gran escala. Si la Fed se equivoca al esperar demasiado, podría verse obligada a tratar de compensar con aumentos de las tasas de interés más pronunciadas, y perjudiciales, en el futuro.

Si, empero, la BCE se está espantando innecesariamente por precios de materias primas que están en gran medida fuera de su control, puede perjudicar innecesariamente la economía, especialmente su ya frágil periferia.

Ello puede estar ocurriendo ya. En una nota en la que explica la rebaja de la calificación de Irlanda, Moody's Investors Service dijo, "la fortaleza financiera del gobierno irlandés puede sufrir como resultado de lo que puede ser la primera serie de aumentos de tasas por el Banco Central Europeo para moderar el alza de la inflación en la eurozona".

Fuente: WSJ