26 jun 2009

China hace la mayor adquisición internacional de su historia

Por Guy Chazan y Shai Oster

Una vez más, China buscó satisfacer su hambre de recursos naturales. La petrolera estatal Grupo Sinopec acordó comprar la empresa de exploración Addax Petroleum Corp. por US$7.190 millones, en lo que sería la mayor adquisición internacional por parte de una empresa china.

El acuerdo aumenta la presencia de Sinopec en una de las fronteras de exploración más prometedoras del mundo —las costas de África occidental— y establece a la compañía en una región rica en petróleo pero políticamente sensible de Iraq, el Kurdistán.

La transacción también resalta el creciente apetito por el riesgo entre las empresas chinas de recursos naturales. Durante años, tendieron a actuar con cautela, especialmente después de que presiones políticas de Estados Unidos obligaron a la petrolera china Cnooc Ltd. a abandonar su oferta de US$18.500 millones por la estadounidense Unocal Corp. en 2005.

En el último año, sin embargo, las estatales chinas han sido alentadas por un gobierno central convencido de que la crisis financiera global ha creado una oportunidad única para realizar adquisiciones. Están aprovechando los deprimidos precios de activos y el acceso al crédito chino para cerrar acuerdos en todo el mundo con el fin de asegurarse los recursos necesarios para impulsar el crecimiento económico de su país.

La compra también demuestra la creciente confianza de las firmas energéticas chinas. En el pasado, han preferido acuerdos entre gobiernos y ofrecer préstamos a cambio de petróleo. Durante el último semestre, China otorgó más de US$45.000 millones en créditos a Brasil, Venezuela, Rusia y Kazajstán a cambio de suministros de crudo a largo plazo.

Acuerdos como la compra de Addax, no obstante, muestran que las empresas chinas están gradualmente convirtiéndose en gigantes petroleras internacionales, capaces de lograr acuerdos de alto perfil de una manera más pública. Incluso se están expandiendo hacia países considerados demasiado riesgosos por las petroleras occidentales, como Siria.

Sin embargo, no todos los esfuerzos de China han sido exitosos. A principios de junio, la minera anglo-australiana Rio Tinto Ltd. rechazó la oferta de US$19.500 millones de la Corporación de Aluminio de China (Chinalco) por un 18% de la empresa después que el repunte de los mercados restara atractivo al acuerdo. El pacto también se topó con oposición económica, política y de los accionistas, reflejando los temores en algunos países como Australia sobre las consecuencias de darle a China acceso directo a grandes proveedores de recursos naturales.

El acuerdo con Addax también marca la primera vez que un gigante petrolero se ha aventurado a la región autónoma de Kurdistán, en el norte de Irak. Las autoridades en Bagdad han denunciado como ilegales los cerca de 30 contratos negociados entre el gobierno regional kurdo y energéticas extranjeras como Addax. Gigantes petroleros occidentales, como la británica BP PLC y la estadounidense Exxon Mobil Corp., han evitado hacer negocios en Kurdistán por miedo a contrariar al gobierno iraquí.

Addax, que tiene sede en Suiza y cotiza en las bolsas de Londres y Toronto, es una de las mayores petroleras independientes en África occidental y Medio Oriente por volumen. Además de Kurdistán, también opera en las costas de Nigeria, un área que en los últimos años ha producido enormes éxitos en exploración. La empresa produjo un promedio de 136.500 barriles por día el año pasado, o aproximadamente 1,7% del consumo diario de China. Según el Informe Estadístico de la Energía Mundial de BP, China utilizó unos 8 millones de barriles diarios el año pasado.

Sinopec, que le ganó la competencia a la estatal coreana Korean National Oil Corp., ofreció unos US$46 por cada acción de Addax, 16% más que el precio de cierre del martes en la bolsa de Toronto. Addax informó que su junta directiva había recomendado a los accionistas aceptar la oferta y señaló que sus altos ejecutivos acordaron vender su participación combinada de 38% a Sinopec.

[China]

Sinopec describió la compra como "una transacción transformadora" que podría acelerar su estrategia de crecimiento internacional. Los analistas opinan que Addax encaja bien con Sinopec, ya que hay una considerable superposición en sus operaciones, por ejemplo, en lugares como el Golfo de Guinea en la costa occidental de África.

El acuerdo ayudará a Sinopec, la mayor refinadora de crudo en Asia, a reducir su dependencia del petróleo comprado para su amplia red de refinerías y gasolineras. La filial, que cotiza en bolsa y controla la mayoría de los activos del grupo, posee sólo un quinto de las reservas de petróleo y gas natural de su mayor rival, PetroChina Co., y actualmente tiene que comprar un 75% del crudo que refina para producir combustibles.

Sinopec ha tenido dificultades para generar ganancias vendiendo combustible en el mercado altamente regulado de China. El año pasado, perdió US$16.750 millones en su negocio de refinación debido a los límites de precios impuestos por el gobierno, señaló la compañía. Eso perjudicó al brazo que cotiza en bolsa, cuya ganancia neta cayó 47% el año pasado, el primer declive desde 2001.

—Gina Chon contribuyó a este artículo.

25 jun 2009

La Fed decide mantener el curso ante los signos de estabilización en la economía

Por Sudeep Reddy y Geoffrey T. Smith

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), frente a una economía que muestra señales de vida pero que se sigue contrayendo, decidió no reforzar sus planes para estimular el crecimiento mediante la compra de bonos del Tesoro el mismo día en que el Banco Central Europeo (BCE) inyectó 442.000 millones de euros (US$622.000 millones) a sus bancos para apuntalar la economía de la zona euro.

Al finalizar una reunión de dos días, la Fed reiteró que su tasa de interés de referencia continuará cerca de cero por "un período prolongado". También afirmó que seguirá adelante con sus planes para comprar hasta US$300.000 millones en bonos del Tesoro a largo plazo por unos meses más y hasta US$1,25 billones (millones de millones) en valores respaldados por hipotecas hasta fines de año. La entidad, no obstante, aclaró que "seguirá evaluando el momento indicado y los montos totales" de las compras.

El banco central estadounidense, que hace frente a una serie de presiones complejas, resaltó que "el ritmo de contracción económica se está moderando" y, en un notable cambio de tono, indicó que estaba menos preocupado por los riesgos de una deflación que a principios de año. La Fed también predijo que "la inflación seguirá bajo control por algún tiempo", a pesar de las preocupaciones de que el alza en el precio del petróleo y el alto endeudamiento fiscal provocarán presiones inflacionarias. El banco central señaló que la economía estadounidense "probablemente permanezca débil durante cierto tiempo", afectada por la caída del consumo y los despidos y recortes de inversión de las empresas.

[compras]

Los datos económicos más recientes dejan al descubierto las señales contradictorias que está recibiendo la Fed. El Departamento de Comercio informó que los pedidos de bienes manufacturados que duran tres años o más aumentaron 1,8% en mayo por segundo mes consecutivo y un indicador de inversión empresarial repuntó. Pero las ventas de casas recién construidas cayó 0,8% en mayo y acumulan un descenso de 32,8% frente a los primeros cinco meses del año pasado.

Los inversionistas parecieron estar levemente desilusionados por la falta de nuevas medidas de la Fed. El Promedio Industrial Dow Jones, que había subido más de 50 puntos a principios de la tarde, cayó tras el anuncio y cerró en 8.299,86 unidades, una baja de 23 puntos. Los precios de los bonos del Tesoro de EE.UU. también declinaron. El retorno en los bonos a 10 años subió levemente a 3,69%, aún bastante por debajo del nivel de 4% que alcanzó este mes.

Un BCE más cauto

En Europa, mientras tanto, el BCE les ofreció a sus bancos una cantidad ilimitada de préstamos a un año a 1%, su tasa actual. La medida había sido anunciada en mayo, como parte de los intentos por aliviar la presión sobre los mercados de crédito y mantener un tope para las tasas de interés, pero los bancos se abalanzaron sobre el dinero barato. Previamente, el BCE les prestó dinero a los bancos por hasta seis meses.

"Esto debería tranquilizar a los bancos de que tienen la liquidez adecuada para los próximos 12 meses", indicó Lorenzo Bini Smaghi, un influyente miembro del consejo del BCE, durante un discurso pronunciado el miércoles en Roma.

Luego de inundar los mercados con créditos a corto plazo por 94.800 millones de euros (US$130.200 millones) en agosto de 2007, el BCE ha sido más cauto que la Fed y el Banco de Inglaterra. El organismo redujo su tasa de referencia a corto plazo a 1% en mayo de 4,25% en octubre de 2008. Muchos economistas han señalado que el BCE está en condiciones de hacer más para estimular el crecimiento. Los precios al consumidor no cambiaron desde mayo de 2008 a mayo de 2009 en Europa, muy por debajo del objetivo del BCE de mantener la inflación debajo del 2%. Los precios están cayendo en algunas partes de Europa. En Irlanda, por ejemplo, la inflación de mayo declinó 4,7% frente a mayo del año previo. "Las crecientes presiones desinflacionarias anticipadas durante los próximos dos años implican que el margen que queda para recortar las tasas de interés debería ser utilizado rápidamente", le recomendó al BCE la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en una previsión económica divulgada el miércoles.

[tasas]

La Fed redujo en diciembre su tasas interbancaria, de préstamos a un día entre los bancos, a entre 0% y 0,25%. Los mercados a futuro indican que los inversionistas esperan que la entidad suba las tasas a fin de año, pero el organismo no ha dado casi ningún indicio de que se dispone a hacerlo.

La decepción de los mercados por la falta de detalles sobre las compras de activos de la Fed podría ejercer presión sobre su presidente, Ben Bernanke, para hablar más abiertamente sobre sus planes para poner punto final a estos programas una vez que la economía se estabilice. "Necesitan explicar en más detalle cuáles serán los pasos y por qué creen que este es un proceso manejable que se puede ejecutar sin que la inflación se escape de control", afirmó Peter Hooper, economista jefe de Deustche Bank Securities.

Fuente: WSJ

24 jun 2009

¿Cómo será el sistema financiero de Estados Unidos del futuro?

por Krishna Guha. Financial Times

El plan del presidente Barack Obama para modernizar la regulación financiera estadounidense busca proteger a la economía de los excesos financieros y que sean las entidades las que paguen por ellos, en lugar de los contribuyentes.

Las propuestas reguladoras de Obama pretenden proteger a la economía estadounidense de los excesos financieros sin ahogar la distribución innovadora y dinámica de capital que alimenta su crecimiento. Tim Geithner, el secretario del Tesoro, y Lawrence Summers, el director de Consejo Económico Nacional, no creen que la crisis financiera fuera un hecho casual. Ambos consideran que tiene su origen en los fallos del mercado que dieron lugar a los ciclos crediticios de auge y caída –tanto en EEUU como en los mercados emergentes y en Japón–.

Las reformas tienen como objetivo reparar la estructura microeconómica de los mercados financieros para ofrecer mejores resultados macroeconómicos.
“Si observamos el nivel de riesgo creado por el sistema financiero durante la última generación, no creo que nadie pueda confiar en que la regulación sea satisfactoria”, comentó Summers.

Las reformas rechazan la doctrina de Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal, que dice que la regulación no es eficaz porque los reguladores no pueden seguir el ritmo innovador del mercado.

Pero trabajan con el mercado tal y como es en la actualidad, intentando darle más estabilidad y mejorando su capacidad para poner precio al riesgo aumentando el capital, mejorando la información y modificando los incentivos.

El plan no prohíbe los productos financieros peligrosos. Tampoco trocea las instituciones financieras complejas ni impone una división estructural de la industria en la estela de la ley Glass-Steagal que siguió a la crisis de 1929.
Los políticos quieren que el sistema financiero, y no los contribuyentes, asimile el coste de los riesgos que genera.

Cambio en el enfoque
En el núcleo del plan está lo que Summers calificó como un “cambio en el enfoque conceptual de una estrategia basada en la falacia de la combinación –que al regular cada entidad concreta por separado se está regulando la totalidad del sistema– a otra basada en lo que es necesario para la estabilidad del sistema”.

La Fed podría emplear nuevos poderes contra el riesgo sistémico para poner freno a las burbujas alimentadas por los créditos al tiempo que controlan la inflación mediante los tipos de interés.

El plan también reducirá los incentivos para asumir excesivos riesgos –por ejemplo en los mercados de titulizaciones– y dar más solidez al sistema fortaleciendo a los participantes encargados de absorber los impactos: la infraestructura del mercado y el capital.

Los críticos culparon a la administración de no ser lo suficientemente estricta con respecto a los esquemas de pagos de los bancos que inducían a tomar riesgos, y expusieron que estaban dejando pasar una oportunidad de oro para poner fin a la fragmentación del sistema regulador.

Pero la pregunta clave es si el plan podrá abordar la toma de riesgos por parte de las instituciones que son demasiado grandes o que mantienen un grado de interconexión demasiado alto como para permitir su quiebra.

La administración pretende tratar este problema sometiendo a estas instituciones a unos requisitos de capital y liquidez más severos y a un control más estrecho, dando al sistema mayor solidez para soportar sus colapsos y creando un régimen especial de insolvencia que permita quiebras controladas.
Pero la idea de que las autoridades podrían permitir el colapso de una institución global como Citigroup o Goldman Sachs no sería creíble sin la existencia de un acuerdo global sobre quiebras empresariales.

23 jun 2009

Economía: Miedo a la inflación

por José Carlos Díez

Desde que aparecieron los brotes verdes en abril, las curvas de tipos han comenzado a descontar un aumento de la infla-ción.

EEUU: tipos de la Fed y regla de Taylor
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EEUU: tipos de la Fed y regla de Taylor

El diferencial de los bonos indexados a inflación des-cuenta un IPC próximo al 2% en los próximos años y la es-tructura de tipos implícitos anticipa el inicio del ciclo de subi-das de tipos de la Fed en el 4tr09.

En el mundo académico también han aparecido voces muy respetadas defendiendo que la Fed ha perdido el control y que tendrá muchas dificultadas para controlar una salida inflacio-nista de la crisis. Destaca John Taylor, catedrático de la Uni-versidad de Stanford y que desarrolló la famosa Regla de Taylor que sirve para evaluar la actuación de los bancos cen-trales. A continuación se va a analizar con herramientas teóri-cas y empíricas si la política de la Fed es inadecuada y si es-tamos en ciernes de un nuevo episodio de estanflación, como el de los años ochenta.

Una visión sesgada de la realidad
En el gráfico 1 hemos calculado la Regla de Taylor de la eco-nomía estadounidense. Para ello hemos supuestos un tipo de interés real neutral del 2.5% y una tasa de paro estructural del 5% para el periodo estudiado. La regla indica que los tipos de interés deberían estar en el 0%, nivel en el que los ha situado la Fed, por lo que no habría sobrerreacción.

El paradigma es que la Fed sobrerreaccionó en la crisis de 2001 y que situar los tipos tan próximos a cero durante tanto tiempo ha sido la causa de la burbuja inmobiliaria. La realidad es que la inflación de activos se generó en la segunda mitad de los noventa, incluida la vivienda, y la regla indica que la Fed tuvo una política monetaria restrictiva hasta 1999.

Es cierto que la regla fue útil para disponer de un aparato teórico en el que discutir de manera práctica sobre la política monetaria efectiva de los bancos centrales, pero debemos reconocer que tiene muchas limitaciones de uso.

Por ejemplo, la definición de tipo de interés neutral no es muy objetiva. Alan Greensapan siempre respondía que “sólo sabí-an cuál era el tipo de interés neutral cuando llegaban a él”. El objetivo de cualquier banco central es la estabilidad macroe-conómica por lo que deben minimizar la brecha de crecimien-to sobre el potencial para minimizar las tensiones inflacionis-tas o deflacionistas. Para ello actúan indirectamente sobre los tipos a corto plazo en el interbancario con el fin de influir en los tipos efectivos de empresas y familias y que sus decisiones de gasto aproximen a la economía al potencial.

EEUU: tipo de interés real corporativo BAA
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EEUU: tipo de interés real corporativo BAA

La crisis financiera se ha traducido en un racionamiento del crédito por vía cantidades, en mayores diferenciales crédito de los tipos efectivos y en más garantías exigidas por el sistema bancario. La regla de Taylor no incluye primas de riesgo por lo que si convirtiéramos esta mayor restricción de crédito en términos de tipos de interés, según la regla, los tipos oficiales deberían ser negativos.

En el gráfico 2 se puede observar cómo los tipos efectivos de empresas, descontada la inflación, se encuentran próximos a dos dígitos, niveles no vistos desde los años ochenta y ante-riormente no se recordaban desde la Gran Depresión. Con el uso de la capacidad instalada por los suelos, sobreinversión en la mayoría de sectores, beneficios contrayéndose y expec-tativas de consumo débil; tipos de interés reales de dos dígitos desincentivarán la mayoría de proyectos de inversión. Sin inversión empresarial, la economía se estanca y el crecimiento potencial baja a su mínima expresión.

Conclusiones
La evidencia empírica demuestra que la tesis de que la políti-ca monetaria de la Fed es ultraexpansiva es un mito y que los tipos efectivos reales son restrictivos. La Fed no puede situar los tipos nominales por debajo de cero, por lo que para con-trarrestar los efectos de la restricción crediticia están justificadas las políticas heterodoxas de cantidades.

El crédito a empresas y familias se sigue contrayendo, por lo que la Fed no está consiguiendo cruzar la trampa de la liqui-dez bancaria. La política económica comienza a dar sus frutos y los diferenciales de crédito se están reduciendo y esperamos que continúen haciéndolo en los próximos meses.

Las presio-nes deflacionistas se han neutralizado y la inflación repuntará en los próximos meses, ayudando a reducir los tipos efectivos reales. Aún así seguirán muy por encima del promedio de los periodos recesivos por lo que la Fed tiene mucho margen para normalizar su política gradualmente sin que la inflación la obligue a sobrerreaccionar abortando la recuperación, como sucedió en 1982. Los miembros del FOMC, acertadamente, siguen priorizando la estabilidad financiera y el empleo antes que la inflación.

Fuente: Expansión

22 jun 2009

Cómo la actual recesión global sigue la trayectoria de la Gran Depresión

por Martin Wolf

Los brotes verdes empiezan a aflorar, o al menos eso nos cuentan. No obstante, antes de llegar a la conclusión de que la recesión pronto llegará a su fin, debemos echar un vistazo a la historia, una de las mejores guías con las que contamos frente a la actual situación. Afortunadamente, disponemos de datos, pero, por desgracia, estos no auguran nada bueno.

Dos historiadores económicos, Barry Eichengreen de Berkeley, California, y Kevin O’Rourke del Trinity College, Dublín, han elaborado un estudio en el que sitúan el comienzo de la actual recesión global en abril de 2008 y el de la Gran Depresión en junio de 1929 (A Tale of Two Depressions ). ¿Cuáles son, por tanto, sus conclusiones sobre en qué punto estamos, poco después de transcurrido un año del comienzo de la recesión? La mala noticia es que esta recesión se asemeja bastante al principio de la Gran Depresión. La buena es que lo peor todavía se puede evitar.

En primer lugar, la producción industrial sigue la trayectoria del descenso que sufrió durante la Gran Depresión con una horrible similitud. Dentro de Europa, la caída de la producción industrial en Francia e Italia ha sido peor que en la fase comparable de los años 30, mientras que la de Reino Unido y Alemania es muy similar. Los descensos en EEUU y Canadá también se aproximan a los de esa década. Pero el colapso de Japón ha sido mucho más grave que el de los años 30, pese a la recuperación mostrada recientemente.

Segundo, la caída en picado del volumen de comercio mundial ha sido mucho peor que durante el primer año de la Gran Depresión. De hecho, su descenso en el primer año equivale al experimentado durante los dos primeros años de la Gran Depresión. Esto no se debe al proteccionismo, sino al desplome de la demanda de productos industriales.

Tercero, pese al reciente rebote, la caída sufrida por las bolsas mundiales es mucho mayor que la experimentada durante el periodo correspondiente de la Gran Depresión.

Los autores resumen la situación sin rodeos: “A escala global, repetimos o incluso empeoramos los datos de la Gran Depresión... Nos encontramos ante un fenómeno de proporciones similares”.

Sin embargo, lo que dio a la Gran Depresión su nombre fue una brutal caída que se prolongó durante tres años. Esta vez, el mundo está aplicando las lecciones extraídas de ese acontecimiento por John Maynard Keynes y Milton Friedman, los dos economistas más influyentes del s.XX. La respuesta política sugiere que no se repetirá el desastre.

Los profesores Eichengreen y O'Rourke describen este contraste. Durante la Gran Depresión, la media ponderada de descuento de las siete principales economías nunca cayó por debajo del 3%. En la actualidad se aproxima a cero. Incluso el Banco Central Europeo, el más duro de los grandes bancos centrales, ha reducido sus tipos de interés al 1%. Una vez más, durante la Gran Depresión, el suministro de dinero sufrió un desplome. Pero en esta ocasión ha seguido aumentando. De hecho, la combinación de un sólido crecimiento monetario con una profunda recesión plantea dudas sobre la explicación monetarista para la Gran Depresión. Finalmente, esta vez la política fiscal ha sido mucho más agresiva. A principios de los años 30 el déficit medio de 24 países importantes seguía siendo inferior al 4% del producto interior bruto. En la actualidad, el déficit fiscal será muy superior. En EEUU se espera que el déficit gubernamental se aproxime al 14% del PIB.

Todo esto encaja con las conclusiones de un estudio ya clásico de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, de las universidades de Maryland y Harvard respectivamente (The Aftermath of Financial Crises). Las crisis financieras provocan profundas crisis económicas. El impacto de una crisis financiera global debería ser especialmente severo. Además, “el valor global de la deuda gubernamental tiende a explotar, habiendo alcanzado una media del 86% en los principales episodios posteriores a la Segunda Guerra Mundial”. El principal motivo no son los “rescates” bancarios sino las recesiones. Después de los hechos, el crédito privado se convierte en gasto público y en montañas de deuda. Los gobiernos solventes no aceptarán la alternativa de una gran depresión.

La pregunta es si los actuales estímulos sin precedentes compensarán los efectos del colapso financiero y de las acumulaciones sin precedentes de deuda del sector privado en EEUU y el resto del mundo. Si la respuesta es afirmativa, pronto apreciaremos un desvío positivo de la senda de la Gran Depresión, algo que no se producirá si la respuesta termina siendo negativa. Está claro lo que todos deseamos. ¿Pero qué deberíamos esperar?

Asistimos a una carrera entre la restauración de los balances privados y el reequilibrio global de la demanda, por una parte, y de la sostenibilidad de los estímulos por otra.

La demanda del sector privado sólo recuperará su solidez una vez que se restauren los balances de unos hogares sobreendeudados, unas empresas con exceso de créditos y un sector financiero con carencia de capital, o cuando los países con altos índices de ahorro aumenten su consumo o inversiones. No es probable que algo de esto suceda pronto. De hecho, es mucho más posible que se tarden años, dados los extraordinarios volúmenes de deuda acumulados durante la última década. En los dos últimos trimestres, por ejemplo, los hogares estadounidenses devolvieron sólo un 3,1% de su deuda. El desapalancamiento es un proceso largo. Entre tanto, el gobierno federal se ha convertido en el único prestatario importante. De igual modo, China puede incrementar con rapidez las inversiones. Pero es más difícil que la política consiga que aumente el nivel de consumo.

Lo más probable es que la economía mundial necesite agresivas políticas fiscales y monetarias durante mucho más tiempo de lo que muchos piensan. Esto pondrá nerviosos a los políticos –y a los inversores–.

Existen dos peligros opuestos. Uno es que los estímulos se retiren demasiado pronto, tal y como sucedió en los años 30 y en Japón en la década de 1990. Entonces se sufrirá una recaída en la recesión, ya que el sector privado aún es incapaz, o no está dispuesto, a hacer gastos. El otro peligro es que los estímulos se retiren demasiado tarde. Esto generaría una pérdida de confianza en la estabilidad monetaria agravada por la preocupación sobre la sostenibilidad de la deuda pública, especialmente en EEUU, que aporta la divisa mundial clave. Llegado el caso, el alto precio en dólares de las materias primas y el aumento de los tipos de interés a largo plazo sobre los bonos gubernamentales podrían llevar a EEUU –y a las economías mundiales– a una estanflación. Al contrario de lo que piensan algunos alarmistas, no veo indicios de semejante pánico en la actualidad. Pero podría ocurrir.

El año pasado, la economía mundial entró en crisis. La respuesta política ha sido muy sólida. Pero aquellos que están seguros de que nos encontramos al principio de una vigorosa recuperación liderada por el sector privado, con casi total certeza se engañen. Es probable que la carrera hacia la plena reactivación sea larga, dura e incierta.

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