18 mar 2011

Ben Bernanke cambia la sintonía de la Fed

Por Sudeep Reddy y Michael S. Derby

A medida que suben los precios de la gasolina en Estados Unidos, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, está cambiando el tono cuando habla en público de la inflación, en parte para evitar las críticas de que los presidentes de los bancos centrales no están al tanto de las penurias por las que pasan los consumidores.

Mientras que el encarecimiento de los alimentos y la gasolina está afectando a los consumidores, sus apuros no quedan reflejados en la inflación "subyacente", la medida de referencia a la que suele recurrir la Fed y que excluye los precios de los alimentos y la energía. Esto se debe a que la inflación subyacente suele ser un vaticinador útil para los próximos dos años, período al que se refieren como el mediano plazo y que es clave a la hora de definir las políticas monetarias.

Pero ese enfoque ha suscitado críticas en el sentido de que los funcionarios del banco central no tienen en cuenta la realidad económica, como si ellos no comieran ni condujeran.

Ahora, Bernanke le está dando un giro a su estilo de comunicación. Durante los dos días de comparecencia este mes ante el Congreso, el presidente de la Fed no utilizó las palabras "inflación subyacente" cuando explicó las políticas y objetivos del banco central. En vez de citar una medición específica, enfatizó los plazos que maneja la Fed. "La inflación puede variar considerablemente en el corto plazo", dijo al comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes. "Nuestro objetivo es llegar a una inflación baja y estable en el mediano plazo", explicó.

Bernanke enfatizó la importancia de mirar más allá de las alzas de corto plazo de los precios cuando se define la política de la Fed. Los precios más altos de los alimentos y de la energía no representan un problema para la inflación general a menos que provoquen también incrementos sostenidos en otros precios al consumidor, explicó.

"Fue una elección de palabras inteligente y políticamente motivada", dijo Laurence Meyer, ex gobernador de la Fed y que ahora se desempeña como vicepresidente de la consultora Macroeconomic Advisers. "Comunica exactamente el mismo mensaje. Probablemente redujo la intensidad de las preguntas que hubiera recibido si hubiese enfatizado la inflación 'subyacente'", una palabra que, según Meyer, se ha vuelto "tóxica".

El cambio sutil se produce en un contexto en que los precios del petróleo, el trigo y otras materias primas suben debido a las crecientes interrupciones del suministro y de la demanda a nivel global. El crudo registra un alza de 20% en el último mes a aproximadamente US$101 el barril, aunque el martes cayeron.

La inflación general fue de 1,6% en los doce meses que terminaron en enero, de acuerdo con el índice de precios al consumidor del Departamento del Trabajo. Pero luego de excluir los incrementos de los alimentos y de la energía, la inflación subyacente fue de 1% en el mismo período.

Fuente: WSJ

17 mar 2011

Alza del yen mengua el 'carry trade'

Por Tom Lauricella y Jonathan Cheng

Las legiones de operadores cambiarios independientes de Japón están abandonando una de sus estrategias favoritas, contribuyendo al alza del yen mientras tratan de limitar las pérdidas y aumentar sus activos en efectivo.

Muchos inversionistas individuales o "minoristas", especialmente en Japón, habían realizado negociaciones altamente apalancadas que consistían en la venta del yen y la compra de monedas de mayor rendimiento como el dólar australiano o el real brasileño. Sin embargo, desde el terremoto, el yen se ha disparado, estropeando rápidamente las negociaciones.

Según participantes del mercado, los inversionistas han estado comprando el yen mientras se alejan del carry trade, que consiste en la compra de monedas más rentables con fondos que se toman prestados en países con tipos de interés más bajos. Los clientes minoristas japoneses representan una proporción tan grande de la negociación al contado del yen —cerca de 30% del volumen diario, según el Banco de Pagos Internacionales— que sus acciones pueden tener un efecto significativo en el mercado.

En la tarde del miércoles en Nueva York, el dólar se cotizaba a 79,62 yenes, su nivel más bajo desde abril de 1995, y el euro a 110,67.

Algunos en los mercados cambiarios prevén que este movimiento continúe en las semanas venideras conforme los inversionistas japoneses abandonan activos en Australia, Nueva Zelanda y Brasil y repatrían efectivo a Japón.

Estos países, junto con Canadá, México y Sudáfrica, habían sido destinos populares para inversionistas japoneses porque ofrecen tasas de interés mucho mayores que las de Japón. Los inversionistas tomaban prestado barato en yenes y se embolsaban la diferencia de tipos de interés.

"Esto ahora se está deshaciendo", dijo Brian Dolan, estratega cambiario jefe de Forex.com, que sirve principalmente a operadores cambiarios particulares en Estados Unidos y Japón.

Los volúmenes de negociación minorista en línea de pares de monedas vinculados con el yen esta semana han sido de unas 2,5 veces mayores que en una semana promedio, según una fuente cercana.

Algunos inversionistas pueden haber sido obligados a abandonar posiciones que causaban pérdidas monetarias, dicen los operadores, en tanto otros pueden estar tratando de adelantarse a lo que ahora se espera sea un yen más fuerte.

También podrían estar reduciendo posiciones riesgosas, dado el acentuado nivel de incertidumbre a raíz del terremoto. Y algunos pueden verse obligados a recurrir a ahorros en el extranjero para la reconstrucción del desastre.

"Cuando los inversionistas japoneses empezaron a salir de sus (apuestas) en monedas de mayor rendimiento y a llevar dinero a su país… todas estas monedas experimentaron movimientos fuertes", dijo Douglas Borthwick, director gerente del operador cambiario Faros Trading. El impacto podría ser inmediato en los dólares australianos y canadienses, que son los más líquidos, pero en América Latina podría haber un rezago.

Los inversionistas japoneses tienen casi US$60.000 millones en activos australianos y US$34.000 millones en Brasil, observa HSBC. Asimismo, tienen US$15.000 millones en bonos "Uridashi" de Australia, que son bonos denominados en una moneda extranjera y se venden directamente a inversionistas japoneses independientes.

Fuente: WSJ

16 mar 2011

El impacto del terremoto sobre la economía japonesa alimenta la incertidumbre global

NUEVA YORK (Dow Jones)-Los economistas están tratando de evaluar el impacto del terremoto japonés sobre las perspectivas de la nación y el mundo usando palabras como "tentativo" y "prematuro".

Las primeras valoraciones sugieren que la demanda y la producción podrían contraerse en el corto plazo, pero que el producto interno bruto de Japón será impulsado más tarde por la reconstrucción.

Las comparaciones se están basando en el terremoto de Kobe de 1995, pero con algunas diferencias. La región de Kobe era más importante para la economía japonesa, ya que generaba cerca del 12,4% del PIB. Las dos prefecturas golpeadas más duramente por el terremoto del 11 de marzo representan menos del 7% de la producción del país.

Además, el panorama económico era diferente en 1995. La economía mundial se estaba expandiendo de manera sólida y Japón estaba saliendo lentamente de su propia recesión. En esta oportunidad, la economía japonesa se contrajo en el cuarto trimestre, aunque los datos mensuales sugieren un mejor desempeño en el primer trimestre anterior al sismo.

Incluso así, tiene más sentido comparar el terremoto del 11 de marzo con el sismo de Kobe-Sendai que con otros recientes terremotos ocurridos en todo el mundo, dicen economistas de Nomura Global Economics, debido a que las "características específicas de Japón posiblemente tengan mucha influencia para determinar la cantidad de tiempo que les tomará a los consumidores y a las empresas volver a la normalidad, o qué tipo de medidas de estímulo decidirá implementar el gobierno".

Ciertamente, la tragedia humana es lo que más importa a todos, y la suerte de las plantas nucleares dañadas es una variable significativa en las perspectivas. Pero los economistas plantean dos preocupaciones centrales que podrían perjudicar a la economía nacional.

Debido a los daños sufridos en las plantas de energía, Japón ha tenido que instituir apagones rotativos, lo que lleva a interrumpir la producción en algunas áreas del sector industrial de Japón, un lastre sobre el producto interno bruto.

Por ejemplo, IHS Global Insight dice que varias plantas automotrices de la prefectura Miyagi y sus alrededores están cerradas, y que muchas más plantas en todo Japón están en riesgo de cierre debido a los apagones e interrupciones en las cadenas de suministro.

No obstante, la economía japonesa ha estado agobiada por años, lo que significa que su sector empresarial no ha estado desempeñándose a toda su capacidad. Eso significa que los apagones rotativos no necesariamente provocarán un déficit de bienes o un aumento prolongado en la inflación.

El mayor peligro para una escasez de bienes es el daño sufrido por el sistema de distribución: puertos y ferrocarriles están cerrados, y las carreteras inhabilitadas.

La imposibilidad de conseguir partes japonesas podría ser un problema no sólo para los productores japoneses de bienes finales. Los fabricantes asiáticos y estadounidenses, especialmente de los sectores automotriz y de tecnología, también dependen de Japón para la provisión de partes. Los flujos comerciales que atraviesan Japón podrían ser un lastre sobre la economía mundial.

Pese a que continúan las misiones de búsqueda y rescate, el Banco de Japón tomó rápidas medidas para respaldar a la economía. El banco central está listo para inyectar cerca de US$183.000 millones de liquidez adicional en el sistema bancario para estabilizar a los mercados.

Estimaciones iniciales ubican las pérdidas aseguradas en el rango de US$25.000 a US$30.000 millones, mientras que las expectativas apuntan a que el gobierno invertirá otros US$30.000 millones para la reconstrucción.

La opinión prevaleciente es que la reconstrucción sumará al PIB de Japón a partir de la segunda mitad del año. Por lo tanto, aunque el PIB se contraiga entre un 1% y un 2% en el primer semestre, la reconstrucción actuará como un programa de estímulo para alentar el crecimiento.

Por ahora, sin embargo, la situación sigue cambiando constantemente. Podrían pasar semanas o meses antes que se conozca el impacto económico final.

15 mar 2011

Las empresas pasan apuros por la escasez de ejecutivos en América Latina

Por Paulo Trevisani

La escasez de gerentes se ha convertido en un obstáculo considerable para las empresas que están intentando ingresar o expandirse en los países latinoamericanos de rápido crecimiento, aseguran los cazatalentos y reclutadores de distintas industrias.

El fortalecimiento de las monedas locales y un boom económico están atrayendo a ejecutivos a trabajar a la región, pero la cantidad es demasiado pequeña para calmar la creciente demanda de gerentes en varios países desde México a Argentina.

Algunas compañías han tenido que postergar proyectos, incrementar las inversiones en los programas de capacitación interna y gastar más en salarios y remuneración para retener a los empleados, de acuerdo con responsables de recursos humanos.

Luciano Siani, jefe de recursos humanos globales de Vale SA de Brasil, una de las mayores mineras del mundo, dijo que con la apreciación del real brasileño, se ha vuelto más asequible ofrecer un salario de entre US$100.000 y US$120.000 que, dice, es atractivo para los profesionales que acaban de graduarse de una maestría de administración de empresas (MBA) de las mejores escuelas de negocios.

Sin embargo, "hay una falta de disposición por parte de los directores de proyectos de mayor rango" de adaptarse a los planes de expansión de la compañía, señaló el ejecutivo. Como consecuencia, empresas como Vale se han visto forzadas a ascender a ejecutivos más jóvenes a ese tipo de posiciones. "Para dirigir un proyecto de US$3.000 millones, uno busca ejecutivos de entre 40 y 45 años que ya hayan liderado dos o tres proyectos importantes", explicó. Pero últimamente Vale ha estado ascendiendo a los ejecutivos de treinta y tantos y está intensificando la capacitación interna para que puedan ser seleccionados antes para una posición superior.

Vale, que registró ganancias de US$17.260 millones en 2010, invertirá alrededor de US$100 millones este año en sus programas de capacitación global, entre 30% y 50% más que el año pasado, dijo Siani.

En general, dice John Byrne, director en la filial de Chile de la firma cazatalentos Boyden Global Executive Search, un director de proyecto en el sector minero gana entre US$350.000 y US$400.000 al año en América Latina (antes de impuestos), en comparación con US$300.000 a US$350.000 hace un año. De su estimado, 30% está pagado en bonificaciones, sin incluir las opciones sobre acciones.

En el sector financiero, es difícil encontrar analistas y administradores de portafolio en Brasil, dijo Paulo Silvestri, socio de Rio Bravo Investimentos, una empresa de valores con sede en São Paulo y con inversiones en infraestructura, logística y otros sectores. A fines de febrero viajó a Nueva York para, entre otras cosas, reunirse con dos brasileños recién egresados de maestrías en escuelas estadounidenses que estaban considerando volver a su país de origen.

Lo habitual era que los profesionales latinoamericanos emprendieran una carrera internacional después de graduarse de una maestría en el extranjero, pero esta tendencia se ha revertido, dice Silvestri.

El real brasileño ha subido cerca de 25% frente al dólar en los últimos cuatro años, mientras que el peso chileno ha ganado 11%; el sol peruano, 18%, y el peso colombiano, 19%, señal de una tendencia que se propaga por América Latina.

Pero no todo el mundo se está quejando. El principal ejecutivo de recursos humanos de Citigroup Inc. para América Latina, José Martí, dijo en un email: "Citi no ha experimentado ninguna dificultad hasta ahora para cubrir sus posiciones de alto perfil en América Latina".

Fuente: WSJ

14 mar 2011

Las remesas a América Latina y el Caribe repuntan tras la crisis

Por Miriam Jordan y Paulo Trevisani

Los emigrantes de la mayoría de los países latinoamericanos enviaron a sus países bastante más dinero a comienzos de 2011 que un año atrás, lo que indica que la recuperación económica en Estados Unidos y otras economías desarrolladas ha mejorado las perspectivas laborales de los trabajadores extranjeros.

Guatemala, Honduras, El Salvador y México recibieron entre 6% y 16% más dinero en enero que en el mismo mes del año pasado, de acuerdo con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD, por sus siglas en inglés). La única excepción fue Brasil, que experimentó una caída de 3%, según la agencia de la Organización de las Naciones Unidas.

Las cifras de enero, junto con datos de 2010 que divulgará el lunes el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), confirman que la tendencia declinante en el envío de remesas está llegando a su fin. Los flujos descendieron 15% entre 2008 y 2009 debido a la recesión.

Los envíos de dinero a América Latina y el Caribe llegaron a US$58.900 millones el año pasado, un incremento de 0,2% con respecto a 2009, de acuerdo con datos del BID. "Esto es significativo porque vimos una caída tan brusca de 2008 a 2009" cuando Estados Unidos, España y Japón, que reciben a muchos trabajadores poco calificados, cayeron en la recesión, dijo Natasha Bajuk, coautora del estudio del BID.

Los fondos que mandan a sus países los emigrantes son muy importantes para sus familias y para muchos países en desarrollo, donde las remesas superan a la inversión extranjera directa, proveen divisas extranjeras para las compras del gobierno y ayudan a estimular el crecimiento económico.

El poder adquisitivo de las remesas, sin embargo, se ha debilitado para las familias de los países en los cuales la moneda local se ha fortalecido con respecto al dólar. Las monedas de América Latina, por ejemplo, avanzaron en promedio 4,4% frente al dólar en 2010, de acuerdo con el estudio del BID. En particular, "la apreciación del real brasileño y del peso colombiano tiene un gran impacto en la gente que recibe el dinero desde los Estados Unidos", dice Roberto Meins, un experto del IFAD.El real se ha apreciado casi 50% frente al dólar desde diciembre de 2008.

El poder de compra de quienes reciben los fondos del exterior se ve aún más erosionado por la inflación. Esto pone presión sobre quienes envían dinero como Silca Teixeira, una empleada doméstica de Newark, estado de Nueva Jersey.

Teixeira lamenta que tiene que "mandar más dólares para ayudar a mi madre a pagar los mismos gastos". A comienzos de 2010, Teixeira estaba enviando US$1.000 para pagar la hipoteca mensual de un apartamento de dos dormitorios en su ciudad natal en Brasil. En agosto, cuando hizo su pago final, el monto que tuvo que mandar saltó a US$1.300 debido a la apreciación del real.

La caída en las remesas a Brasil en enero, una excepción dentro de América Latina, sugiere que los emigrantes brasileños están regresando a su país para aprovechar el auge de la economía, dice Meins.

En México, la apreciación del peso y la inflación también han afectado en forma adversa a quienes reciben dinero, pero en menor medida que en Brasil o Colombia.

En enero, los envíos a México crecieron 5,8% en relación al mismo mes de 2010 y el valor promedio de cada uno de ellos subió casi 1% para llegar a casi US$300 en comparación al mismo lapso del año pasado. Una vez que las remesas fueron convertidas a pesos y se descontó la inflación, su valor real declinó 3,2% en enero frente al mismo mes de 2010.

En 2010, México vio un aumento de 0,1% en los ingresos por remesas frente a 2009. Los países centroamericanos cuyas monedas están atadas al dólar no sienten el efecto de las diferencias en el tipo de cambio. La región, que incluye a Guatemala, El Salvador y Honduras, también mostró una recuperación más pronunciada en los envíos de dinero en 2010, que aumentaron 3,1% frente al año anterior. Los trabajadores extranjeros en Estados Unidos están volviendo a tener empleo más rápidamente que el conjunto de la población, dicen los expertos. Por lo tanto, predicen que las remesas seguirán aumentando, aunque el crecimiento sea gradual.

—Saemin Yoon contribuyó con este artículo.

Fuente: WSJ