12 jun 2009

Brasil y Rusia cambian bonos de EE.UU. por poder en el FMI

Por John Lyons

SAO PAULO—Rusia y Brasil se preparan para deshacerse de bonos del Tesoro de Estados Unidos y, a cambio, comprar US$10.000 millones cada uno de los nuevos valores del Fondo Monetario Internacional diseñados para impulsar los programas de asistencia del organismo, afirmaron el miércoles funcionarios de ambos países.

Las medidas son parte de un intento de los llamados países BRIC —Brasil, Rusia, India y China— para obtener un rol más destacado en el FMI y otras instituciones internacionales. Los anuncios ayudaron a llevar los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. a sus niveles más altos este año debido al temor de que la creciente deuda de EE.UU. haya perjudicado la demanda de los mayores poseedores de reservas en dólares estadounidenses.

Líderes de los países BRIC, que se reunirán la semana próxima en Rusia, buscan ganar una voz global de mayor relevancia en temas económicos. Una gran parte es obtener una mayor influencia en las decisiones relativas a préstamos del FMI. Otorgar más financiamiento a la institución es un primer paso para lograr influencia.

Con una alta necesidad de efectivo, el FMI ha estado diseñando desde enero un bono que satisfaría las demandas de los brasileños y otros bancos centrales. Además de los compromisos de Rusia y Brasil, China considera comprar hasta US$50.000 millones. Se prevé que India anuncie una compra en el rango de los valores de Brasil y Rusia.

"Esta es una inversión que Brasil está realizando con parte de sus reservas, entregando financiación para que el FMI pueda ayudar a países emergentes, en especial aquellos en vías de desarrollo que hoy enfrentan una escasez de capital debido a la crisis financiera global", indicó el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, durante una conferencia de prensa.

Aunque Mantega afirmó que la intención principal detrás de las compras de bonos es tener una voz más influyenre en el FMI, la medida también representa una diversificación con respecto a los activos denominados en dólares estadounidenses. Los bonos del FMI representarían alrededor del 5% de las reservas totales de Brasil, que están mayormente denominadas en dólares.

Los anuncios coinciden con las quejas de los líderes de Brasil, China y Rusia sobre el dominio del dólar estadounidense como moneda de reserva internacional desde que la crisis económica global se profundizó el año pasado. Los funcionarios temen que los esfuerzos de EE.UU. para salir de la recesión por medio de un mayor endeudamiento podría, en última instancia, socavar el valor del dólar y sus reservas.

Los países BRIC también intentan obtener un triunfo político en el FMI. El organismo pretende aumentar su capacidad de préstamo permanentemente, pero hasta ahora los cuatro países sólo acordaron comprar bonos del FMI, una forma de respaldo menos permanente. Los países BRIC sostienen que deberían obtener un mayor poder de voto en el FMI antes de comprometerse más profundamente con la financiación del organismo.

La volatilidad del dólar es una preocupación mayor para países en vías de desarrollo porque deben tener enormes reservas extranjeras para respaldar sus monedas. China posee la mayor cantidad de reservas del mundo; Rusia es el tercero, India es el cuarto y Brasil es el séptimo.

Reflejando estos temores, Alexey Ulyukaev, vicepresidente primero del directorio del banco central ruso, afirmó el miércoles que Rusia reduciría paulatinamente la cantidad de bonos del Tesoro en su mezcla de reservas.

Durante el punto más alto de la crisis, Rusia volcó más de sus reservas a activos en dólares estadounidenses y ahora están reajustando esas inversiones a medida que mejoran las perspectivas globales, agregaron funcionarios rusos.

Sin dudas, los países BRIC no hablan de abandonar el dólar. El vicecanciller chino He Yafei lo confirmó el martes durantes una conferencia de prensa para discutir la próxima reunión del grupo. "Nadie habla de dejar de lado el dólar. No creo que esto sea realista", señaló, según Reuters.

Es más, a ninguno de estos países les conviene dar pasos para debilitar el valor del dólar, ya que poseen tantos activos en esa moneda.

Los temores sobre el dólar estadounidense como moneda de reserva alcanzaron su nivel más alto en marzo, cuando el gobernador del banco central chino, Zhou Xiaochuan, sugirió que la pseudo-moneda del FMI, el SDR (siglas en inglés de derecho especiales de giro), podría reemplazar al dólar como moneda de reserva. El bono del FMI, que probablemente sea denominado en derechos especiales de giro, representaría un pequeño paso en esa dirección.

—Bob Davis contribuyó a este artículo

Fuente: WSJ

11 jun 2009

Una nación ambiciosa que tiene que volver a tierra

por Victor Mallet

José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente del Gobierno español, ha encontrado un nuevo eslogan –menos ladrillo y más ordenadores – para describir las políticas que espera que saquen a la novena economía mundial de su peor recesión desde la muerte de Franco en 1975.

Tras 14 años de crecimiento ininterrumpido, España se enfrenta en la actualidad a un doble desafío: primero, su propia y espectacular burbuja inmobiliaria ha estallado, aumentando las filas de desempleados y dejando a la vista la excesiva dependencia de la economía del sector de la construcción; y segundo, su economía abierta se ha visto golpeada por la crisis global.

Al igual que la mayoría de sus homólogos del mundo industrializado, Zapatero optó en un principio por administrar una importante dosis de estímulos fiscales –70.000 millones de euros a distribuir entre todos los sectores, desde las obras públicas a las ayudas para la compra de vehículos– en un intento por evitar una seria depresión.En Madrid abundan las obras en carreteras que, si bien resultan molestas, crean muchos puestos de trabajo.

Mariano Rajoy, el líder de la oposición, ha descartado las medidas anti-crisis de Zapatero calificándolas de caóticas. “No existe ni orden ni coherencia”, criticó en una entrevista con Financial Times. También condenó el incremento “insostenible” de la deuda nacional de España y exigió un periodo de austeridad.

Pedro Solbes, el cansado ministro de Economía y defensor de la ortodoxia en los presupuestos, intentó en vano frenar el gasto del Ejecutivo y fue finalmente excluido del gabinete en abril. Miguel Angel Fernández Ordóñez, el gobernador del Banco de España, también fue objeto de las críticas de los ministros por expresar su preocupación sobre el gasto público, el sistema de pensiones y el rígido mercado laboral.

Pero tanto Elena Salgado, la sucesora de Solbes, como el propio Zapatero han reconocido que España dispone en la actualidad de poco margen de maniobra y tiene que seleccionar bien los gastos.El país perdió su ráting triple A de Standard & Poor's en enero, y sufre uno de los giros presupuestarios más extremos de Europa, pasando de un superávit del 2,2% del producto interior bruto en 2007 a un déficit el próximo año que se estima en el 10% de PIB.

La nueva estrategia del gobierno –aparte de menos viviendas y más ordenadores, Zapatero también quiere menos petróleo y más energías renovables – se basa en la fortaleza de España en tecnologías de energía solar y eólica, y supone el reconocimiento oficial tardío de que el viejo modelo de crecimiento basado en la construcción está agotado.

“Cambiar el modelo energético mundial es el reto más significativo que afronta la humanidad en esta generación, no sólo por su impacto sobre el cambio climático sino también por sus efectos sobre el modelo económico”, declaró Zapatero en una reciente entrevista con Financial Times y otra prensa económica.

Tanto los inversores españoles como los extranjeros coinciden en que el Gobierno no puede rociar indefinidamente la economía con dinero prestado, y señalan que ha llegado la hora de que España cambie de estrategia, ahora que se ha puesto a la altura de la mayoría de sus vecinos europeos.

“El modelo de crecimiento que hemos tenido durante los últimos quince años se ha agotado. Nuestro crecimiento se basaba en industrias como el sector servicios, con poco valor añadido y una escasa necesidad de formación”, explica Pedro de Esteban, director gerente para Europa de Carlyle, el grupo de capital riesgo. Las cifras ponen de manifiesto lo que pasa cuando un modelo como ése deja de funcionar.

El desempleo en España alcanza ya los 4 millones, más del 17% de la población activa, un dato muy superior al del resto de la Unión Europea. El paro ha afectado sobre todo a los inmigrantes que llegaron al país en los últimos años y encontraron un empleo en los sectores de la construcción y del turismo.

Todo apunta a que el PIB experimente una caída del 4% durante este año, previsiones en cualquier caso mejores que las de la demanda interna, seriamente afectada por la drástica caída de las importaciones.Los economistas opinan que la recesión del país se prolongará más que en el resto de Europa y podría llegar hasta finales de 2010.

La actual situación supone un duro golpe a la confianza española en la escena internacional. Durante años, el rápido crecimiento del país llegó a convertirse en una forma de publicitar los beneficios de pertenecer a la UE. España crecía a un ritmo superior que sus países vecinos.

Charles Powell, del Real Instituto Elcano, asegura que, a partir de 2013, y después de haber sido durante mucho tiempo receptora neta de fondos de la UE, España podría terminar siendo un contribuyente neto.

Todo parece indicar que la economía de España no crecerá a un ritmo tan rápido como en años anteriores, pero, en opinión del presidente Zapatero, el país cuenta con ventajas que podrían ayudar al país a salir reforzado de la crisis.

Entre éstas se encuentra un sistema bancario relativamente sólido, poco afectado por los activos tóxicos de EEUU, que sin embargo se ha visto abrumado por la severidad de la crisis inmobiliaria, que ha obligado al Banco de España a intervenir en Caja Castilla La Mancha. El país también presume de contar con empresas punteras en energías alternativas y en sectores como las infraestructuras, el turismo, la moda y la electrónica de defensa.

A pesar de las importantes divisiones políticas entre la derecha y la izquierda, existe un amplio consenso entre los líderes empresariales, que creen que las actuales ventajas económicas dejarán de tener sentido a largo plazo si no se introducen reformas estructurales en la economía.

El mercado laboral español, rápido en la creación de empleo en épocas de crecimiento y en su destrucción en momentos como éste debido al alto índice de contratos temporales, es uno de los principales objetivos de las reformas, aunque las fuerzas sociales no se ponen de acuerdo sobre la mejor solución. También despierta polémica el grado de autonomía de las 17 comunidades.

Las regiones más ricas se quejan de los subsidios que reciben las más desfavorecidas. Por otra parte, el sistema judicial no está adaptado a una economía moderna. El nivel de escuelas y universidades es deficiente en comparación con otros países industrializados. El sector privado no invierte lo suficiente en I+D. “No creo que estemos peor que otros países y pienso que podemos recuperarnos en poco tiempo.

Sin embargo, a medio plazo, sí soy más pesimista sobre nuestras perspectivas, a menos que se establezca un diálogo sobre las reformas necesarias para hacer frente a los problemas estructurales que tenemos”, explica de Esteban.

Dada la actual situación del sector inmobiliario, es lógico que Zapatero deje de ver crecimiento en el ladrillo y apueste por la asignación de ordenadores a los alumnos. La cuestión es si las escuelas y el mercado laboral mejorarán lo suficiente para que los estudiantes puedan sacar partido de los ordenadores y consolidar la prosperidad que tanto trabajo le ha costado conseguir a España.

The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved

10 jun 2009

¿Retoños verdes o hierba amarillenta?

por Nouriel Roubini

La información reciente indica que el ritmo de contracción de la economía mundial puede estar disminuyendo. Sin embargo, la esperanza de que pueden estar surgiendo los “retoños verdes” de la recuperación se ha visto frustrada por muchas hierbas amarillentas.

Los últimos datos sobre el empleo, las ventas minoristas, la producción industrial y la vivienda en EEUU siguen siendo muy débiles; las cifras correspondientes al crecimiento del PIB en Europa en el primer trimestre son desalentadoras; la economía japonesa sigue en coma; e incluso las exportaciones de China –que se está recuperando– son escasas. Así pues, la opinión generalizada de que la economía global pronto tocará fondo ha resultado ser demasiado optimista.

Tras la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008, el sistema financiero global casi se colapsó y la economía mundial entró en caída libre. En efecto, el ritmo de la contracción económica en el último trimestre de 2008 y el primero de 2009 llegó casi a los niveles de la depresión.

En ese momento, los encargados del diseño de políticas a nivel mundial comenzaron a utilizar la mayoría de las armas de sus arsenales: un enorme relajamiento de la política fiscal; expansiones monetarias convencionales y no convencionales; billones de dólares para apoyar la liquidez, recapitalizar, dar garantías y seguros a fin de detener la contracción de liquidez y de crédito. Sólo en los dos últimos meses se pueden contar más de 150 intervenciones de política en el mundo.

Este equivalente en términos de políticas de la doctrina de la “fuerza abrumadora” del ex Secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, junto con la aguda contracción de la producción por debajo de la demanda final de bienes y servicios, fija condiciones para que la mayoría de las economías toquen fondo a principios del próximo año.

Recuperación en forma de V
Aun así, se demostró que los optimistas que el año pasado hablaban de un aterrizaje suave o de una recesión moderada “en forma de V” de ocho meses de duración estaban equivocados, mientras que quienes afirmaban que se trataría de una recesión más severa “en forma de U” de 24 meses –la desaceleración en EEUU ya lleva 18 meses– tenían razón.

Los últimos datos económicos han frustrado, además, el optimismo reciente de que las economías tocarían fondo a mediados de año. No obstante, la cuestión crucial no es cuándo tocará fondo la economía global, sino si la recuperación –cuando sea que ésta llegue– será fuerte o débil a medio plazo.

No podemos descartar que haya un par de trimestres con acelerado crecimiento del PIB, a medida que el ciclo de los inventarios y el enorme impulso generado por las políticas conduzcan a una recuperación de corto plazo. Pero las hierbas amarillentas bien podrían asfixiar esos brotes verdes de los que tanto se habla ahora, lo que anunciaría una recuperación mundial débil en los próximos dos años.

En primer lugar, el empleo sigue cayendo abruptamente en EEUU y otras economías. En efecto, en las economías avanzadas, la tasa de desempleo será superior al 10% en 2010. Estas son malas noticias para el consumo y la magnitud de las pérdidas de los bancos.

En segundo lugar, ésta es una crisis de solvencia, no sólo de liquidez, pero el verdadero desapalancamiento no ha comenzado en realidad porque las pérdidas privadas y las deudas de los hogares, las instituciones financieras e incluso las corporaciones no se están reduciendo, sino más bien socializando e incluyendo en las hojas de balance de los gobiernos. La falta de desapalancamiento limitará de capacidad de los bancos para prestar, de los hogares para gastar y de las empresas para invertir.

En tercer lugar, en los países con déficit por cuenta corriente los consumidores deben disminuir el gasto y aumentar el ahorro durante muchos años. Los consumidores, que han comprado en exceso y están cargados de deudas se han visto afectados por un golpe a la riqueza –la caída del precio de la vivienda y de los mercados de valores–.

En cuarto lugar, el sistema financiero –a pesar del respaldo político– está gravemente dañado. La mayor parte del sistema financiero no bancario ha desparecido y los bancos comerciales tradicionales tienen billones de dólares de pérdidas previstas en créditos y títulos y siguen estando muy descapitalizados. Por lo tanto, la contracción del crédito no se aliviará rápidamente.

En quinto lugar, la débil rentabilidad, debida al alto endeudamiento y al riesgo de moratoria, el bajo crecimiento económico –y por lo tanto el bajo crecimiento de los ingresos– y la persistente presión deflacionaria sobre los márgenes de las empresas seguirán limitando la disposición de éstas a producir, dar empleos e invertir.

Endeudamiento y tipos de interés
En sexto lugar, el aumento de la relación de la deuda conducirá a la larga a un aumento de las tasas de interés reales, lo que podría desplazar al gasto privado y llevar a un riesgo de refinanciamiento soberano.

En séptimo lugar, la monetización de los déficit fiscales no es inflacionaria a corto plazo, mientras que los mercados de productos y de empleo con poca actividad implican enormes fuerzas deflacionarias. Pero si los bancos centrales no encuentran una estrategia de salida clara de las políticas que duplican o triplican la base monetaria, al final habrá una inflación de los precios de los bienes u otra peligrosa burbuja de activos y crédito (o ambas).

En octavo lugar, algunas economías de mercado emergentes con fundamentos económicos más débiles podrían no ser capaces de evitar una severa crisis financiera, a pesar de un apoyo enorme del FMI.

Por último, la reducción de los desequilibrios globales implica que los déficit en cuenta corriente de las economías derrochadoras (EEUU y otros países anglosajones) mermará los superávit de los países que ahorran en exceso (China y otros mercados emergentes, Alemania y Japón).

Pero si la demanda interna no crece con la suficiente rapidez en los países con superávit, la resultante falta de demanda global en relación con la oferta –o de manera equivalente, el exceso de ahorro a nivel mundial en relación con el gasto de inversión– conducirá a una recuperación más débil del crecimiento económico y la mayoría de las economías crecerán con mucho mayor lentitud de lo que potencialmente podrían hacerlo.

Así pues, las hierbas amarillentas del estancamiento podrían sustituir a los retoños verdes de la estabilización si varios factores de mediano plazo limitan la capacidad de la economía mundial para recuperar el crecimiento sostenido. A menos que se solucionen esas debilidades estructurales, la economía global podría crecer en 2010-2011, pero a un ritmo anémico.

Fuente: Expansión

9 jun 2009

La recuperación de EE.UU., en un campo minado

Por Mark Gongloff

Los principales indicadores bursátiles estadounidenses han borrado casi todas las pérdidas de este año, los rendimientos de la deuda de largo plazo han retornado a niveles considerados normales y los precios de las materias primas han repuntado. Todo esto apunta a que lo peor de la crisis económica podría haber quedado atrás.

Sin embargo, el camino de la recuperación tiene muchos baches. En momentos en que el nerviosismo sigue vigente en los mercados, las buenas noticias en un frente pueden tener efectos sorpresivamente negativos en otro. En juego está la frágil confianza que se ha restaurado en el sistema financiero.

El viernes pasado, por ejemplo, el anuncio del gobierno estadounidense sobre la menor pérdida de empleos desde septiembre no provocó una gran reacción en las bolsas, pero la deuda del Tesoro estadounidense tuvo su peor día en nueve meses ante los temores de un rebrote inflacionario y un alza de las tasas de interés.

Muchos estrategas y economistas mantienen una visión relativamente optimista: el paquete de estímulo fiscal llegará a tiempo para impulsar la demanda de las personas y las empresas, sin disparar la inflación. Tal desenlace, una recuperación en forma de V marcada por un rápido colapso y un repunte duradero, permitiría que las acciones y otros activos sigan subiendo en el segundo semestre.

Sin embargo, los riesgos son grandes. Es posible que el estímulo gubernamental sobrecaliente la economía, alimentando la inflación que, a su vez, obligaría al gobierno a pisar el freno, generando un segundo colapso. Es decir la recuperación en forma de V pasa a ser una recuperación en forma de W.

También es posible que el estímulo fiscal resulte ineficiente en momentos en que las familias estadounidenses sienten el peso acumulado de su deuda y la pérdida de billones de dólares en su patrimonio. En ese caso, una recuperación tenue sería más probable. Eso impediría un disparo de la inflación, pero agravaría el desempleo, lo que, a su vez haría que más personas se atrasen en los pagos de sus créditos hipotecarios, vapuleando el mercado inmobiliario y causando una nueva ronda de pérdidas en los bancos. A continuación, una mirada más detallada a estos tres escenarios, que ciertamente no son los únicos posibles.

[EE.UU.]

La temperatura perfecta

El voluminoso estímulo gubernamental, una política monetaria sumamente relajada por parte de la Reserva Federal (Fed) y US$787.000 millones en gasto fiscal, incentivos tributarios y otros beneficios, logra que los consumidores gasten y las empresas contraten. Eso estimula el crecimiento económico, mantiene el desempleo bajo control y pone fin a la crisis inmobiliaria.

Al mismo tiempo, los enormes problemas estructurales de la economía estadounidense, como el alto endeudamiento de las personas y el gobierno, sirven de freno para mantener la inflación a raya.

En este escenario, las ganancias de las empresas y el crecimiento económico avanzan con dificultad rumbo a la recuperación durante el segundo semestre, sentando las bases para un 2010 más saludable. Las acciones suben, aunque no mucho. La visión de consenso entre muchos estrategas es que el índice Standard & Poor's 500 se ubicaría entre los 1.000 y los 1.200 puntos a finales de año. Ayer cerró en 939,14 unidades.

Una recuperación floja le permitiría a la Fed mantener bajas las tasas de interés de corto plazo por más tiempo sin temer presiones inflacionarias, aunque los precios de las materias primas sigan subiendo. El banco central incluso puede mirar con buenos ojos el reciente aumento de las de largo plazo. El rendimiento en los bonos del Tesoro a 10 años cerró ayer a 3,8%. En este escenario, no subiría mucho más.

Muy caliente

La gigantesca liquidez que la Fed y otros bancos centrales le han inyectado al mercado le agrega combustible al reciente repunte de las acciones, los bonos corporativos, las materias primas y otros activos de riesgo. El S&P 500 ya registra un alza de 39% desde 9 de marzo y los bonos de alto rendimiento han subido 31%. El precio del petróleo se ha duplicado desde febrero. "Los mercados son muy proclives a las oleadas de liquidez, cuando el dinero que estaba afuera vuelve al sistema a raudales", dice James Swanson, estratega jefe de inversión de MFS Investment Management. "Eso no es un buen comienzo de un mercado alcista sostenible".

En este escenario, el alza de los precios de los activos provoca temores de inflación, perjudicando el dólar y llevando a aumentos en las tasas de interés de largo plazo. Tal desenlace ha preocupado a los inversionistas últimamente. Al alza en las tasas de largo plazo hay que agregar una caída de 9% en el valor del dólar respecto a una canasta de divisas desde el nueve de marzo.

Muy frío

Los altos niveles de deuda y la debilidad de los bancos y el mercado laboral apabullan el estímulo del gobierno y la recuperación es anémica.

"Ya he visto esta película, en 2002", dice David Rosenberg, economista jefe y estratega de Gluskin Sheff, una consultora de Toronto. En ese entonces, el desempleo subió bruscamente, la recuperación fue muy débil y las bolsas se desplomaron. El mercado sólo inició una recuperación duradera en marzo de 2003.

Hoy, los fundamentos de la economía están mucho más deteriorados. El desempleo, que ya alcanza 9,4%, podría superar la barrera del 10% y las empresas cautelosas tal vez esperen antes de reponer sus inventarios. Los precios de los inmuebles podrían caer aún más. Eso mantendría la presión sobre las finanzas de los bancos y el crédito.

Los indicadores bursátiles, en tanto, podrían regresar a sus mínimos de marzo. En el largo plazo, también podría haber deflación, en la que los precios caen amientras los consumidores mantienen las billeteras cerradas.

La deflación puede ser duradera y tener efectos escalofriantes sobre las bolsas.

Fuente: WSJ

8 jun 2009

La escasez de empleos en los países desarrollados revierte el flujo migratorio

Por Patrick Barta y Joel Millman

Brígido de Jesús González vivió en Queens, un distrito de Nueva York, durante los últimos 20 años, trabajando como jardinero para sustentar a su esposa e hijos que quedaron en El Salvador. Pero cuando la recesión devastó su negocio, este inmigrante indocumentado decidió volver a su país para siempre.

"Estaba pensando en abrir un taller mecánico o quizás un lugar donde mis vecinos puedan ir y llenar sus tanques de propano", dice González, de 50 años. Los nuevos negocios podrían ser una buena manera de ayudar a sus dos hijos, quienes ahora viven en Nueva York, si la situación empeora en EE.UU. "Los puedo emplear si deciden volver a casa", dice.

Los economistas creen que estamos en presencia de, potencialmente, la mayor reversión de los flujos migratorios desde la Gran Depresión de los años 30.

Los datos de migración para la mayoría de los países demoran un largo tiempo en estar disponibles, por lo que aún no capturan la actual crisis económica en toda su dimensión. No obstante, la información disponible indica que el flujo de inmigrantes desde países pobres a regiones más ricas está cayendo significativamente por primera vez en décadas y más personas están volviendo a casa. Entre las personas que han retornado figuran trabajadores mexicanos de la construcción, empleadas domésticas de Filipinas, operarios de fábrica de Indonesia y Vietnam, además de banqueros, abogados y profesionales del mercado inmobiliario de todo el mundo que estuvieron trabajando en Dubai y Singapur.

La emigración desde México hacia Estados Unidos declinó 13% en el primer trimestre respecto al mismo lapso de 2008 y la cantidad de mexicanos que salió de EE.UU. superó a la que entró. Las autoridades de Indonesia esperan que 60.000 ciudadanos o más regresen este año al país desde Malasia, Corea del Sur y otros vecinos ricos, a medida que los inmigrantes pierden sus empleos. Decenas de miles de indios están haciendo las maletas ante la escasez de empleos en Dubai y el vencimiento de las visas de trabajo. El número de trabajadores registrados que llegan al Reino Unido desde miembros de la Unión Europea como Polonia y la República Checa cayó 55% en el primer trimestre de 2009 comparado con el mismo lapso del año pasado.

Un número creciente de emigrantes está volviendo a países como Nepal y Tayikistán, mientras muchos deciden que emigrar no es una buena idea, dice Dilip Ratha, economista y experto en migración del Banco Mundial, citando informes de ministerios y embajadas. Ratha describe esta reversión de los flujos migratorios como un fenómeno "muy reciente" y "sin precedentes".

Menos remesas

Los cambios podrían tener profundas repercusiones para los países desarrollados, especialmente en lugares donde la población local no está creciendo lo suficientemente rápido como para proveer la mano de obra necesaria o financiar las obligaciones sociales. Los inmigrantes altamente calificados son una fuente importante de ingresos fiscales en algunas ciudades y sus hijos llenan las aulas de las universidades y los colegios privados.

Por otra parte, las remesas que los emigrantes envían a los países emergentes también están cayendo, lo que significa menos ingresos y, potencialmente, menos crecimiento.

Algunos analistas dudan de que la actual reversión migratoria dure más que la recesión económica o que sea tan grande como algunos prevén. Muchos inmigrantes han trabajado duramente para hacerse un lugar en sus países adoptados y no estarán dispuestos a dar marcha atrás, incluso si los empleos desaparecen. Otros dicen que la tendencia podría ser duradera, especialmente si los trabajadores que vuelven ayudan a impulsar las economías en desarrollo o si la recuperación de las economías desarrolladas demora años.

Trabajadores como González están retornando de forma voluntaria, apostando a que, pese a todos los problemas internos, sus países de origen ofrecen mejores oportunidades que Europa o EE.UU. Muchas economías desarrolladas se están contrayendo, pero algunos países emergentes, como China e India, se siguen expandiendo.

En el pasado, "cuando un inmigrante llegaba a EE.UU., tenía sólo un boleto de ida", dice Vivek Wadhwa, un investigador de la universidad de Harvard quien acaba de finalizar un estudio sobre tendencias migratorias. "Pero ahora, existen muchas más tierras de las oportunidades". El propio Wadhwa emigró de Australia a EE.UU. en 1980 y trabajó en Xerox Corp. y First Boston antes de convertirse en un académico. Su estudio detectó que, entre los ciudadanos chinos que emigraron a EE.UU. y luego regresaron, un 72% cree que hay mejores oportunidades profesionales en su propio país. Entre los indios que retornaron, un 56% opinó lo mismo. Wadhwa calcula que unos 200.000 trabajadores calificados de India y China volverán a su país en los próximos cinco años, comparado con cerca de 100.000 en los últimos 10 años.

Muchos economistas creen que el mayor movimiento migratorio del mundo ocurrió a fines del siglo XIX, cuando millones de personas abandonaron Europa del Este y el Mediterráneo para establecerse en América del Norte, Australia, Sudáfrica y Sudamérica. Gracias a los avances en la comunicación y la facilidad de viajar internacionalmente, una segunda y posiblemente mucho más amplia ola migratoria empezó 100 años más tarde, alrededor de la caída del Muro de Berlín en 1989.

El volumen migratorio se disparó a fines del siglo XX y principios del actual, a medida que el acelerado crecimiento económico impulsó la demanda por mano de obra extranjera. EE.UU., Reino Unido y Canadá volvieron a ser grandes destinos de inmigrantes, al igual que los Emiratos Árabes Unidos (E.A.U.) y otros países que aprovecharon sus exportaciones petroleras para acumular riqueza. El porcentaje de inmigrantes en la fuerza laboral de EE.UU., por ejemplo, bordeó el 16% en 2007, frente al 9% de 1990, según Wadhwa.

Ahora, algunos de los principales imanes para la mano de obra foránea no tienen como acomodar el flujo. La población de E.A.U. y especialmente Dubai se ha inflado en años recientes gracias a los miles de trabajadores indios, paquistaníes, filipinos y de otras nacionalidades que llegaron para construir sus flamantes rascacielos brillantes y atender a los consumidores en sus centros comerciales, además de los profesionales occidentales que trabajaban como abogados y banqueros. Pero a medida que el crecimiento en E.A.U. pierde fuerza y los inmigrantes vuelven a casa, los economistas esperan que la población se mantenga estancada este año tras crecer más de 6% en 2007 y 2008.

En EE.UU., por mucho tiempo el destino preferido de muchos inmigrantes latinoamericanos, el número de trabajadores indocumentados de la región parece haber alcanzado un máximo y puede haber empezado a bajar, según un reciente estudio del Centro de Estudios Hispanos Pew. La población de sudamericanos, por ejemplo, ha caído en por lo menos 400.000 personas desde cerca de 3 millones en 2006, dice Jeffrey Passel, demógrafo de Pew. Buena parte del descenso se debe a trabajadores altamente calificados que están volviendo a Colombia, donde los problemas de seguridad han mejorado, y Brasil, cuya economía ha crecido en los últimos años. "Lo que estamos viendo es un flujo normal de retorno y un gran descenso en la inmigración" a EE.UU., dice Passel.

Los datos divulgados la semana pasada por el gobierno mexicano muestran que la emigración hacia EE.UU. cayó 13% en el primer trimestre de 2009. En el mismo lapso, fueron más los mexicanos que volvieron a su país que los que emigraron a EE.UU., cerca de 139.000 contra 137.000, respectivamente.

Incentivos para volver

El cambio de los flujos migratorios probablemente continuará a medida que gobiernos aumentan las restricciones para otorgar visas y dificultan la entrada de los inmigrantes. España y Japón ofrecen incentivos monetarios para quienes deciden volver. Australia anunció recientemente que espera recortar en un 14% el flujo de trabajadores calificados.

El gran dilema de muchos inmigrantes ahora es decidir: "¿Quiero gastar lo que tengo ahorrado en EE.UU. o quiero gastarlo en mi país, donde la situación es peor, especialmente si resulta difícil volver a EE.UU. más adelante?", dice Gregory Watson, especialista en remesas del Fondo Multilateral de Inversión del Banco Interamericano de Desarrollo, quien duda de que un gran número de extranjeros decida retornar.

En un vuelo reciente de EE.UU. a Ciudad de México, Santiago, un emigrante mexicano de 37 años quien prefirió no revelar su apellido, contó que ha cruzado la frontera ilegalmente cuatro veces desde 2000. La última fue a fines de 2007, para volver a su trabajo como lavador de camiones en Tacoma, Washington.

Hasta hace poco, trabajando muchas horas extra, recibía cerca de US$800 a la semana. Pero la llegada de la recesión hizo que su empleador eliminara las horas extra en enero, llevando a Santiago a reconsiderar su situación en EE.UU.

Santiago ya estaba enviando efectivo a su familia para mantener un pequeño negocio de fumigación que fundó con su hermano en 1997. Con lo que calcula son unos US$12.500 en la billetera, dice que ha vuelto a su casa "con mi capital".

[migrantes]