20 ago 2009

Tras agotar su arsenal de medidas, América Latina espera el final de la crisis

Por Kejal Vyas y Claudia Assis

NUEVA YORK (Dow Jones)--Con ciclos de flexibilización monetaria a toda marcha y recursos fiscales limitados, las mayores economías de América Latina deberían ser capaces de seguir funcionando este año o, al menos, evitar desplomarse.

Sin embargo, las perspectivas para el año próximo son mucho menos claras y dependerán, en gran medida, de la recuperación de sus mercados de exportación, especialmente Estados Unidos, el principal socio comercial de la mayor parte de América Latina.

Las economías latinoamericanas han reducido las tasas de interés hasta donde les ha sido posible, y casi todas se encuentran en mínimos históricos. Las pocas que pudieron agregar medidas de estímulo fiscal ya lo hicieron, aunque, a excepción de Chile, los paquetes de gasto han sido modestos debido a la falta de ahorros y el temor a los déficits presupuestarios.

"Sí, ya gastaron todas sus municiones, pero lo bueno para ellos es que la guerra ya casi terminó", dijo Eduardo Levy-Yeyati, director de estrategia de mercados emergentes de Barclays Capital.

El Fondo Monetario Internacional espera que el producto interno bruto de la región se contraiga un 2,6% en 2009 y se expanda un 2,3% el año próximo.

En Brasil, podría haber poco espacio para más recortes de tasas de interés, ya que las tasas ahora se ubican en un 8,75%. Aunque ese nivel es un mínimo histórico para los estándares brasileños, un historial de hiperinflación impide una flexibilización más agresiva.

En el ámbito fiscal, se han extendido las reducciones de impuestos sobre muchos bienes de consumo, pero hay poco espacio para estímulos adicionales. Brasil, cuya economía debería caer un 1,3% para fin de año y crecer un 2,5% en 2010, ya recortó su meta para el superávit primario del presupuesto debido a la caída de los ingresos tributarios.

Bank of America Merrill Lynch recientemente estimó que el déficit consolidado de presupuesto de Brasil alcanzará este año un 1,1% del producto interno bruto ajustado cíclicamente, un aumento frente al 0,8% del 2008.

En México, la situación es más preocupante debido a su alta dependencia de Estados Unidos como socio comercial, la caída de las remesas de dinero de trabajadores desde el exterior y su dependencia fiscal de los ingresos del petróleo. El FMI estima que la economía mexicana se contraerá un 7,3% este año y crecerá un 3% en 2010.

Sin embargo, el Gobierno ha logrado evitar una crisis mayor gracias a la cobertura que tomó para asegurar un precio de US$70 por barril de petróleo y al recurrir a fondos de estabilización. Hasta ahora, el país no ha contratado coberturas petroleras para 2010 y los recursos de los fondos son limitados, lo que hace de la recuperación de Estados Unidos el factor fundamental.

Bertrand Delgado, economista de RGE, cree que México todavía puede bajar su tasa de interés base, que se encuentra en un 4,5%, pero los problemas fiscales del país serán graves sin una recuperación más sólida en Estados Unidos, que absorbe más de cuatro quintas parte de las exportaciones mexicanas.

La situación fiscal de Argentina se encuentra enzarzada en un alto gasto público, importantes pagos de deuda a futuro y la incertidumbre generada por un nuevo Congreso que asume en diciembre.

La política monetaria acomodaticia se une a la aparente decisión del Gobierno de dejar caer al peso, el cual ha perdido un 10% de su valor frente al dólar este año. La depreciación de la moneda beneficia los ingresos gubernamentales derivados de los impuestos a las exportaciones de bienes básicos del país.

Por el contrario, Chile, con un largo historial de economía ortodoxa, ahorró más de US$20.000 millones en sus fondos soberanos gracias a las exportaciones de metales. Chile gastó US$5.000 millones en estímulos económicos, principalmente para reemplazar pérdidas de ingresos en el corto plazo. Sin embargo, pese a los gastos, el ritmo de la recuperación ha sido calificado de lento y han surgido versiones sobre un segundo paquete de estímulo.

Perú ha sido elogiado por su alta tasa de crecimiento y su gestión fiscal prudente, lo que ha generado un superávit en años anteriores. Ahora registra un modesto déficit. Por otra parte, fuertes recortes de tasas de interés en Colombia han generado expectativas de una recuperación en el segundo semestre del año. Ambas economías deberían registrar tasas de crecimiento mayores que el resto de la región. Barclays espera que Colombia crezca un 4,2% y Perú un 5,4% en 2010.

Venezuela, por su parte, se contraería un 2,9% este año y crecería un 1,3% en 2010, según Barclays.

Las medidas de estímulo en la región habrían sido imposibles en décadas pasadas cuando la hiperfinlación era periódica y los inestables sistemas bancarios de la región necesitaban rescates de los Gobiernos. Esta vez, la mayoría de los bancos centrales tienen la credibilidad de bajar las tasas sin generar temores de un aumento de la inflación.

Adicionalmente, los bancos latinoamericanos no están agobiados por los activos titularizados y los préstamos improductivos "tóxicos" que afectan a muchas instituciones estadounidenses y europeas. El consumo local se ha mantenido, lo que ayuda a contrarrestar la caída de la demanda externa.

Con la excepción de Argentina y Venezuela, que mantienen malas relaciones con el mayor organismo de financiamiento multilateral, las mayores economías de la región pueden apoyarse en el FMI. Colombia y México cuentan con líneas de crédito flexibles del FMI por US$10.500 millones y US$47.000 millones, respectivamente.

No obstante, a menos que la demanda externa repunte pronto, las economías latinoamericanas serán más vulnerables a cualquier prolongación de la crisis económica mundial.

Fuente: WSJ