19 ene 2010

El ex presidente de la Fed Paul Volcker está hablando pero, ¿hay alguien que lo escuche?

Por Kate Kelly

En una serie de apariciones en los últimos meses, el ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos ha fustigado los conflictos de interés de los mayores bancos estadounidenses, criticado a la propia Fed por casi extralimitarse en sus facultades y ridiculizado la innovación financiera. Volcker, por ejemplo, dijo en una conferencia del año pasado que la innovación financiera más importante que ha visto en los últimos 20 años es el cajero automático.

El jueves pasado volvió a la carga al señalar, en un discurso pronunciado en Nueva York, que los bancos que combinan el corretaje de valores de alto riesgo con la concesión de crédito afrontan "conflictos de interés inmanejables" y deberían ser divididos. Una medida de esta naturaleza desembocaría en el desmantelamiento de gigantes de la talla de J.P. Morgan Chase & Co., Citigroup y Bank of America Corp.

Unas horas antes, el presidente Barack Obama había anunciado una iniciativa menos severa: el cobro de un impuesto especial a las mayores entidades financieras del país.

Ambos discursos subrayan la difícil posición de Volcker. Tras haber sido considerado como uno de los principales defensores del actual mandatario durante la campaña presidencial, su influencia en la Casa Blanca parece haber disminuido. Y aunque su figura es casi reverenciada entre los críticos de Wall Street, tanto de izquierda como de derecha, las posturas que defiende con mayor convicción no han tenido una gran acogida entre las autoridades.

"Es claro que el gobierno no comparte las ideas que Volcker postula en estos momentos", señala Douglas Elliott, de Brookings Institution, un centro de estudios de Washington. Si se toma en cuenta la dificultad de separar las operaciones de crédito de los bancos de sus brazos de corretaje, "en esto le doy la razón al gobierno", dice Elliott. "La verdad es que el presidente concuerda con Volcker acerca de la reforma financiera más del 90% de las veces", señala Jennifer Psaki, vocera de la Casa Blanca.

¿Acaso Lawrence Summers, el veleidoso director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca y uno de los principales asesores de Obama en materia financiera, devuelve las llamadas de Volcker?

Psaki manifestó que Summers y Volcker hablan a menudo, incluso durante la semana de Navidad, cuando se reunieron en la Casa Blanca durante dos horas.

Volcker, quien cuando estuvo a la cabeza de la Fed ayudó a derrotar la inflación de los años 70 y, de paso, disparar la crisis de la deuda externa de América Latina de inicios de los años 80, fue durante un tiempo un solitario crítico de la liberalización que contribuyó a desatar la reciente crisis. Hace dos años, cuando la firma de valores Bear Stearns Cos. estaba al borde del colapso, Volcker asesoró secretamente a Timothy Geithner, quien entonces presidía la Reserva Federal de Nueva York. Su recomendación partía de la fusión de emergencia con J.P. Morgan Chase, que ayudó a impedir una calamidad financiera.

Poco después de asumir la presidencia, Obama le pidió a Volcker que encabezara la Junta de Asesoría de Recuperación Económica del Presidente, cuyo objetivo era diseñar la respuesta del nuevo gobierno a la crisis financiera.

A pesar de la presencia de algunos pesos pesados, como el presidente del conglomerado industrial y financiero General Electric Co., Jeffrey Immelt, se trata de un organismo exclusivamente deliberante, no de un regulador ni de una oficina de la Casa Blanca.

Las diferencias ideológicas y luchas de poder de Washington quedaron en evidencia en el discurso del jueves de Volcker. Dados "los diferentes intereses nacionales y privados en juego, además de las prioridades legislativas en competencia" es difícil alcanzar un consenso sobre la reforma del sector financiero, reconoció. En otro tema —quién debe presidir un nuevo consejo de reguladores financieros—, estuvo en desacuerdo. Volcker sostiene que el cargo debe recaer en alguien de la Fed, no del Departamento del Tesoro. Tanto el gobierno de Obama como Volcker son partidarios de que la Fed tenga mayores facultades para supervisar los bancos.

De todas maneras, la principal reforma que postula Volcker ha empezado a ganar terreno. El mes pasado, los senadores Maria Cantwell y John McCain presentaron un proyecto de ley que separa a los bancos comerciales de los bancos de inversión, en esencia un regreso a la ley Glass-Steagall que mantuvo esa separación durante décadas. Volcker ayudó a darle forma al proyecto de ley, dijo una fuente cercana. La iniciativa, no obstante, tiene un largo y tortuoso camino por delante si se considera el lobby de los bancos y la apretada agenda legislativa, dicen algunos observadores.

Volcker, en todo caso, insiste en que las líneas de comunicación entre el consejo asesor que lidera y el presidente siguen abiertas. "Esta fue su idea", resalta. "Nos escucha y eso es todo".

Fuente: WSJ