19 feb 2009

Un imperio que alardeaba de sus resultados pero aportaba pocos datos

por Michael Peel

Los investigadores se esforzaban ayer para desentrañar la vasta red panamericana de negocios de Sir Allen Stanford. Era un imperio que alardeaba de sus resultados, pero que aportaba pocos datos sólidos que los respaldaran.

Stanford Financial Group asegura disponer de activos por valor de más de 50.000 millones de dólares (39.586 millones de euros) y presencia en EEUU, Latinoamérica y el Caribe –sin embargo, la información sobre la naturaleza de sus inversiones y su destino es escasa–.

Sir Allen –con caros intereses que van desde la propiedad de una isla a patrocinios multimillonarios en deportes como el golf y el cricket– se enfrenta ahora a acusaciones de que esta aparente riqueza empresarial es en parte un artificio creado para engañar a los inversores.

Stanford Financial Group –el nombre empleado por Sir Allen para describir sus negocios– no es la empresa clave en control del conglomerado, sino más bien el concepto que lo une todo. Se autodescribe como "no una entidad legal, sino una marca registrada que abarca la red global de entidades independientes, pero afiliadas, privadas y de entera propiedad".

En otras palabras, en términos de márketing, el grupo se asemeja a una especie de McDonald's de las finanzas, vendiendo la marca Stanford a inversores desde Quito a St Croix en las Islas Vírgenes de EEUU.

La atención –así como las acusaciones de "fraude de magnitud asombrosa" contra los inversores por parte de la Comisión del Mercado de Valores estadounidense– se ha centrado en Stanford International Bank, con sede en Antigua, aunque los 8.000 millones de dólares en activos que reivindican representan menos de una quinta parte de la supuesta riqueza total del grupo.

Uno de los principales conductos para otros negocios de Stanford –y la única empresa registrada en la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera de EEUU– parece ser Stanford Group Company, con sede en Houston, Texas, y que cuenta con cerca de una docena de oficinas en EEUU. La edición del pasado año de Stanford Eagle, la revista de inversiones del grupo, exponía que Stanford Group Company había continuado "su crecimiento en todas las áreas" en 2007. Sin embargo, aportó una serie de estadísticas irregulares como apoyo, como un salto del 85% en los ingresos de los clientes privados.

Se cree que muchos miles de millones de dólares del dinero del grupo Stanford se localizan en Centroamérica y Sudamérica, donde Stanford Financial expone contar con operaciones en 20 ciudades de media docena de países.

El regulador financiero de Venezuela confirma que cerca de 2.500 millones de dólares del dinero de los ahorradores está invertido en el Stanford International Bank del país, que representa cerca de la mitad de los emplazamientos de Stanford Financial en Latinoamérica.

Sir Allen cuenta con otras empresas latinoamericanas que aseguran estar implicadas en áreas de definición imprecisa desde la "planificación financiera" a la "inversión internacional", en ciudades que van desde Monterrey en México a Medellín en Colombia.

Los detalles en Stanford Eagle sobre las actividades del grupo son, una vez más, escasos. La revista afirma que los ingresos latinoamericanos aumentaron un 81% durante 2007, y los activos un 30%, aunque no aporta cifras totales en ninguna de las categorías.

La publicación presta demasiado interés a la generosidad deportiva de Sir Allen, que cubre vela, tenis, polo, cricket y golf, incluido el patrocinio de un evento para las golfistas más importantes con un premio de dos millones de dólares, y el apoyo al torneo anual AT&T National con Tiger Woods como anfitrión.

Anoche, la página web de Stanford Financial aún publicitaba el patrocinio del grupo del Open Sony Ericsson en Florida el mes que viene, donde estarán presentes Rafael Nadal y Serena Williams después de sus triunfos en el Open de Australia.

Sir allen también hacía alarde de gastos en un emplazamiento adecuado para el centro neurálgico de sus negocios internacionales, anunciando planes para crear un "complejo de gestión global" para Stanford Financial en St Croix, en las Islas Vírgenes estadounidenses.

El edificio principal se decoraría según el estilo "distintivo danés antillano" del territorio, y estaba previsto que el complejo incluyera un centro de conferencias, un pabellón para comidas y un hangar de 13.716 metros cuadrados.

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