19 mar 2009

La economía informal, una red de seguridad

Por Patrick Barta

Ahmedabad, India

Durante mucho tiempo, los economistas estaban convencidos de que la economía "informal"—el vasto sistema de intercambio de bienes, desde puestos de mercado ambulantes a taxistas ilegales, que permanece ajeno al control del Estado y por lo tanto no se contabiliza en el Producto Interno Bruto— era perjudicial. Ahora, ha asumido un nuevo papel como un refugio de emergencia en un entorno financiero cada vez más sombrío.

En el mercado de Manek Chowk, en el centro de esta congestionada ciudad india, los tenderos venden desde frijoles a cacerolas de latón, en modestos puestos de la calle. Sus sueldos son irrisorios en comparación con los estándares occidentales, pero no hay despidos. Lo único que hay que hacer para trabajar es presentarse y empezar a pregonar la mercancía.

Sin este trabajo, "no tendríamos nada", dice Surajben Babubhai Patni, una vendedora de 58 años de tomates, maíz y frutas secas. Gana unas 250 rupias al día, el equivalente a unos $5, lo suficiente para alimentar a su familia de nueve personas, incluyendo su hijo, que acaba de perder su empleo como pulidor de diamantes.

Patni y millones de personas como ella integran la economía informal, un segmento gigantesco, vital y poco estudiado del comercio mundial que ha cobrado nueva relevancia, a medida que la crisis financiera ha dejado a millones de trabajadores en la calle. Muchas de esas personas, especialmente en las economías emergentes, aterrizan en el sector informal, que se ha convertido en una red de seguridad primordial a medida que se propaga la recesión.

Teorías en revisión

Los economistas han destacado los aspectos negativos de la economía sumergida durante décadas. A menudo, los negocios informales no pagan impuestos y suelen carecer del capital y la experiencia para ser tan productivos como las compañías más grandes, lo cual se traduce en menos innovación y unos estándares de vida más bajos. Dado que los trabajadores informales no tienen beneficios de salud y otras prestaciones, deben ahorrar más para los imprevistos. Por eso, su consumo casual es más discreto, lo cual a su vez hunde aún más el crecimiento. Contar con una gran economía sumergida, "no es motivo de celebración", dice Nancy Birdsall, economista del Centro de Desarrollo Global, un centro de estudios de Washington. "Cuando todos se están vendiendo manzanas, no se está creando nueva riqueza. No es una señal de que las cosas marchen bien".

La atemorizante escala de la recesión actual está obligando a muchos expertos a replantearse sus teorías. Hasta 52 millones de personas en todo el mundo podrían perder sus empleos por culpa de la crisis, dice la Organización Mundial del Trabajo.

En el próximo año, los trabajos informales "absorberán a un montón de gente y les ofrecerá una fuente de ingresos", dice W.F. Maloney, economista del Banco Mundial. De hecho, estos trabajos son "una razón por la que la situación en países desesperadamente pobres no es tan mala como cabría esperar", dice Simon Johnson, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional.

Definir un trabajo informal no es fácil. Generalmente, la palabra alude a cualquier empleo al margen del sistema "formal" tradicional, en el que las empresas responden ante el gobierno, pagan impuestos y proveen empleos con salarios estipulados y beneficios, como un plan de pensiones y seguro médico. Son empleados informales desde los tenderos ambulantes en El Cairo, los vendedores de tortillas en Ciudad de México, a los recolectores de chatarra en Yakarta, Indonesia.

Fenómeno mundial

También hay una economía sumergida en los países más ricos, personificada en empleadas domésticas, jardineros y taxistas que trabajan en negro. Aun así, el fenómeno no está tan extendido como en el mundo emergente. Los analistas calculan que puede representar en torno al 10% de la economía de Estados Unidos, aunque es posible que ahora esté creciendo más a medida que se suceden las olas de despidos que obligan a más personas a probar suerte con negocios de pequeña escala.

Mientras, el porcentaje de trabajadores informales también registró auges en algunos países emergentes en determinados períodos de su historia. Según la OIT, las actividades sumergidas representaron en torno al 90% de los nuevos empleos creados en África en un período de unos 10 años en los 90. En México, el empleo informal subió a 54% en 1997, frente al 50% registrado siete años antes. Venezuela y Brasil vieron incrementos parecidos.

Algunos investigadores empiezan a argumentar que la economía informal se está volviendo un elemento permanente en los países pobres, tanto en los malos tiempos como en los buenos. La recesión de la economía mundial, que está presionando a las compañías a recortar los costos laborales, podría intensificar el proceso al forzar a las empresas a sustituir costosos trabajadores formales por empleados de medio tiempo más baratos y sin derecho a beneficios. Es posible que muchos trabajadores despedidos nunca sean reabsorbidos por la economía formal, a medida que las compañías se acostumbran a la flexibilidad de los trabajadores informales.

El problema principal de India, y el de África, Asia y América Latina en general, es que la economía no puede crear suficientes puestos de trabajo estables y asalariados para absorber a las millones de personas que cada año entran al mercado laboral. Entre 2000 y 2005, el año más reciente del que se tiene información, el número de trabajos formales en India permaneció invariable en torno a unos 35 millones, mientras que la actividad informal creció 17% a 423 millones, según estadísticas oficiales.

Fuente: WSJ