3 jul 2009

El Tío Sam les da una mano a las finanzas personales

Por Sudeep Reddy

La premisa central del esfuerzo del gobierno de Barack Obama para proteger las finanzas personales de los estadounidenses se resume en una frase: poner la pereza a trabajar.

Si se le recomienda a la gente que ahorre una parte de su salario mensual, lo más probable es que haga caso omiso. Pero si inicia el proceso de ahorros en su nombre —canalizando parte de un aumento de sueldo directamente a una cuenta en el banco —tal vez les ayudará a eludir el trauma financiero que ha afectado a millones durante esta recesión.

Como parte de la reforma de la regulación financiera de Estados Unidos, el equipo de Obama está estimulando un uso más responsable de las tarjetas de crédito, los ahorros e incluso las hipotecas. Las autoridades están poniendo en práctica teorías de la economía conductista para cambiar la forma en que los estadounidenses toman sus decisiones financieras.

Algunas pueden resultar polémicas a medida que el Estado opta por una mayor injerencia en las finanzas personales. Para ayudar a la gente que no ahorra, por ejemplo, el gobierno crearía cuentas de ahorro para redirigir parte de su salario o reembolso de impuestos.

El principio básico detrás de la estrategia es adoptar reglas de préstamos y programas estatales basados en cómo se comportan en realidad los consumidores.

"En un sistema existen grandes incentivos de mercado para que se saque ventaja del fracaso humano". dice Michael Barr, secretario asistente del Tesoro y uno de los principales defensores de una regulación conductista. "Estamos intentando determinar las mejores herramientas normativas para realinear los incentivos y reducir las probabilidades de abusos en el mercado".

Una razón clave para la fuerte dosis de economía conductista es que los altos funcionarios del gobierno de Obama, como Barr en el Tesoro y los economistas de la Casa Blanca Austan Goolsbee y Peter Orszag, además de Cass Sunstein y otros en la Oficina de Gestión y Presupuesto, pasaron años estudiando formas de cambiar las reglas para forzar al consumidor a estudiar sus decisiones con más cuidado.

Los opositores de una mayor injerencia estatal en las finanzas personales consideran las medidas un primer paso hacia el paternalismo. Los economistas conductistas "suponen que los participantes del mercado cometen errores sistémicos todo el tiempo y que los burócratas no lo hacen", dice Mark Calabria, director de estudios sobre la regulación financiera del instituto Cato, un centro de investigación conservador.

La regulación basada en el comportamiento, a diferencia de los constantes pedidos por más transparencia, empieza con la presentación de información y opciones de elección para inducir a los consumidores a tomar decisiones que el gobierno cree que les convienen más.

La propuesta presupuestaria de Obama incluye planes que le exigen a los empleadores que no ofrecen programas de pensiones a sus empleados que los inscriban automáticamente en cuentas de jubilación individual, canalizando los aportes directamente de sus salarios. El programa tiene como blanco los cerca de 75 millones de estadounidenses que no cuentan con otro plan de jubilación aparte del Seguro Social.

El Tesoro también considera propuestas para dirigir automáticamente las devoluciones de impuestos de los contribuyentes a cuentas bancarias —en vez de hacer la devolución a través de cheques— para estimular el ahorro. Los contribuyentes tendrán el derecho de optar por no abrir la cuenta.

En el sector de viviendas, los economistas tienen una solución para evitar que las personas acepten hipotecas riesgosas que no entiendan: ofrecer un préstamo simple, como una hipoteca fija a 30 años, lo que forzaría a los consumidores que quieran una hipoteca más creativa a tomar medidas.

La nueva legislación para las tarjetas de crédito aprobada por el Congreso el mes pasado representa la primera victoria del equipo de economistas conductistas de Obama. Cuando las normas entren en vigor el próximo año, los usuarios de tarjetas de crédito recibirán cada mes advertencias prominentes y en lenguaje sencillo sobre cuánto tiempo tardarán en pagar su deuda si envían solamente el pago mínimo requerido y cuánto de interés han acumulado.

La principal preocupación de los opositores a los cambios será mantener la opción de elegir en las tomas de decisiones financieras y garantizar que los consumidores no sean demasiado presionados hacia una única dirección. Incluso los proponentes de las nuevas reglas dicen que los cambios necesitan ser fácilmente reversibles.

Fuente: WSJ