18 sept 2009

¿Por qué cometemos errores de inversión?

Por Meir Statman

¿En qué estaba pensando? Si hay un pregunta que los inversionistas se han hecho a sí mismos durante el último año y medio es esa.

Sin embargo, este es el problema: aunque sabemos que cometimos errores de inversión y juramos no repetirlos, la mayoría de las personas tiene sólo una idea muy vaga de cuáles fueron los errores, o, peor aún, por qué los cometieron. ¿Por qué pensamos, sentimos y nos comportamos de la forma que lo hicimos? ¿Por qué actuamos de una forma que hoy, en retrospectiva, parece tan obviamente estúpida? Sólo al comprender la respuesta a estas preguntas podremos comenzar a mejorar nuestro futuro financiero.

Aquí es donde entran en escena las finanzas conductuales o del comportamiento. La mayoría de los inversionistas somos personas inteligentes y ni irracionales, ni locas. Pero las finanzas conductuales nos dicen que también somos normales, con un cerebro que suele estar lleno de emociones que algunas veces abruman. Y eso significa que a veces somos normalmente inteligentes y otras veces normalmente estúpidos.

Por lo tanto, la clave radica en aprender a aumentar nuestra proporción de comportamiento inteligente en relación al estúpido. Y ya que no podemos (menos mal) convertirnos en personas automatizadas, necesitamos encontrar herramientas que nos ayuden a actuar de forma inteligente incluso cuando nuestra razón y nuestros sentimientos nos tientan a comportarnos como estúpidos.

Déjeme darle un ejemplo. Los inversionistas tienden a pensar en cada acción que compran de forma aislada, sin relación con otras acciones en su portafolio. Se ponen contentos al comprobar ganancias "en papel" en cada acción de forma rápida, pero no actúan de forma oportuna cuando llega el momento de asumir pérdidas. ¿Por qué? Debido a que aunque el arrepentimiento por una pérdida en papel duele, podemos consolarnos en la esperanza de que, con el tiempo, la acción volverá a subir y arrojará una ganancia. Por otro lado, todas las esperanzas desaparecían si vendemos la acción y asumimos nuestra pérdida.

¿De qué otras formas nuestros pensamientos y sentimientos equivocados se interponen en el camino hacia inversiones exitosas? ¿Y cuáles son las lecciones que deberíamos aprender, una vez que reconocemos esos Ú cognitivos y emocionales? Aquí hay ocho de ellas.

Nº 1

Goldman Sachs es más rápido que usted

Un popular cuento habla de dos excursionistas que se topan con un tigre. Uno dice: "no tiene sentido correr porque el tigre es más rápido que cualquiera de los dos". El otro responde que no se trata de si el tigre es más rápido que cualquiera de los dos. "Se trata de si yo soy más rápido que usted". Y con eso, salió corriendo. La velocidad de los Goldman Sachs de hoy ha sido impulsada por transacciones de alta frecuencia computarizadas. ¿Cree que puede ganarles?

En términos prácticos, la lección más obvia es que los inversionistas individuales nunca deberían ingresar a una carrera contra corredores más rápidos negociando acciones con frecuencia basándose en cada noticia (o rumor) que sale.

En cambio, sólo compre y tenga un portafolio diversificado. ¿Banal? Sí. ¿Obvio? Sí. ¿Consejo seguido habitualmente? Tristemente, no. A menudo, errores cognitivos y emocionales se interponen en nuestro camino.

Nº 2

El futuro no es el pasado y retrospectiva no es previsión

¿No fue obvio en 2007 que las instituciones y los mercados financieros estaban a punto de colapsar? Bueno, no era obvio para mí, y probablemente tampoco para usted. Los errores en retrospectiva nos hacen pensar que podríamos haber previsto lo que sólo vemos en retrospectiva. Y nos vuelve demasiado confiados en nuestra certeza sobre lo que va a ocurrir.

Algunos analistas que realizan pronósticos ahora dicen que estamos en un mercado alcista y otros dicen que este es sólo un repunte alcista en un mercado bajista. Sabremos en retrospectiva qué pronóstico era el correcto. Por ahora, trate de "cancelar el ruido" que los analistas hacen.

Nº 3

Soporte el dolor del arrepentimiento hoy y disfrute del orgullo mañana

Deje de concentrarse en culpas y reproches y en lo que pasó ayer y comience a pensar en hoy y mañana. No deje que los lamentos lo lleven a conservar acciones que debería haber vendido. En cambio, considere deshacerse de las acciones que arrojaron pérdidas en 2007 y usar el dinero inmediatamente para comprar acciones similares. Sentirá el dolor del arrepentimiento hoy. Pero sentirá la alegría del orgullo más adelante cuando las pérdidas admitidas se conviertan en deducciones de impuestos.

Nº 4

Las historias de éxito de inversión son tan engañosas como las historias de éxito en la lotería

Los promotores de la lotería inclinan la balanza al promocionar al puñado de ganadores y dejar en las penumbras a los millones de perdedores. Lo que es verdad sobre la lotería es verdad sobre las inversiones. Las empresas de inversión inclinan la balanza al promocionar lo bien que les ha ido durante un período preseleccionado. Entonces, nos enfocamos en las inversiones que han tenido un buen desempeño en 2008.

No persiga las inversiones que tuvieron éxito el año pasado. Su capacidad de predecir las inversiones que van a ganar el próximo año no es mejor que su capacidad de predecir el ganador de la lotería de la semana próxima. Un portafolio diversificado podría causarle pérdidas durante un año o incluso una década, pero un portafolio concentrado en pocas inversiones podría arruinarlo para siempre.

Nº 5

Ni el temor ni la abundancia son buenas guías para la inversión

Una encuesta de Gallup preguntó: "¿Cree que ahora es un buen momento para invertir en los mercados financieros?" Febrero de 2000 era una época de exuberancia y el 78% de los inversionistas dijo que era un buen momento. Resultó ser un mal momento. En marzo de 2003 el temor reinaba y sólo el 41% estuvo de acuerdo con que era un buen momento para invertir. Resultó que sí lo era. Es bueno aprender la lección del miedo y la exuberancia y usar la razón para resistir su influencia.

Nº 6

La riqueza nos hace felices, pero los aumentos de la riqueza nos hacen aún más felices

Juan se enteró hoy que su riqueza cayó de US$5 millones a US$3 millones. Juanita supo que su patrimonio aumentó de US$1 millón a US$2 millones. Juan tiene más dinero que Juanita, pero seguro que ella es más feliz. Según la teoría de las perspectivas, de Daniel Kahneman y Amos Tversky, la felicidad por la riqueza proviene más de ganancias obtenidas que de los niveles de riqueza.

Tendremos que esperar antes de recuperar nuestras pérdidas recientes, pero podemos recuperar nuestra felicidad mucho más rápido, al ver las cosas de otro modo. No hace mal recordar que todo es relativo: compararse con personas que han perdido más que usted y sentirse afortunado no le sumará un centavo a su portafolio, pero le recordaría que no es un perdedor.

Nº 7

Sólo perdí la herencia de mis hijos

Supongamos que su portafolio bajó un 30% desde su pico de 2007, incluso después del reciente repunte. Usted aún se siente como un perdedor. Pero el dinero no vale nada si no lo enlaza a una meta.

Supongamos que divida su portafolio en cuentas mentales: una para su jubilación, otra para enviar a la universidad a sus nietos y otra para la herencia de sus hijos. Ahora ve que el terrible traspié arruinó las cuentas para herencia y educación, pero la de la jubilación está intacta. Quizás quiera pegar en su auto una nueva calcomanía: "Sólo perdí la herencia de mis hijos".

Nº 8

Promediar el costo en efectivo no es racional, pero es bastante inteligente

Promediar un precio mediante una compra constante de acciones es una buena forma de reducir el nivel de arrepentimiento y despejar su cabeza para invertir de forma inteligente. Suponga que tiene US$100.000 que quiere invertir en acciones. Divídalo en 10 partes de US$10.000 cada una e invierta cada una el primer lunes de cada uno de los próximos 10 meses. Así minimizará los lamentos. Si el mercado bursátil baja apenas invirtió los primeros US$10.000, se regocijará en los US$90.000 que aún tiene seguros. Si le mercado sube, se sentirá satisfecho por los US$10.000 que invirtió. Además, la regla estricta de los lunes le quita responsabilidad si algo sale mal. Usted no tomó la decisión, simplemente siguió una regla. Puede que pierda dinero, pero su mente está intacta. La situación podría ser mucho peor.

—Statman es profesor de finanzas en la Universidad de Santa Clara, en California.