2 nov 2010

Robert Mundell, el caos cambiario y las opciones sobre la mesa

Por Judy Shelton

Las relaciones cambiarias globales están en un completo desorden. Los tipos de cambio fluctúan de forma salvaje entre los principales socios comerciales del mundo, generando rumores de proteccionismo y guerras cambiarias. El oro sigue escalando a medida que el dólar cae y los economistas debaten sobre si la mayor amenaza a la recuperación de Estados Unidos es la deflación o la inflación.

Necesitamos a un titán de la economía para ayudarnos a explicar todo esto y recomendar un remedio. ¿Dónde está Robert Mundell cuando uno lo necesita?

Mundell, el profesor de la Universidad de Columbia que abogó por una política de moneda dura y bajos impuestos para superar la estanflación de comienzos de los años 80 y que recibió el premio Nobel en 1999 por su investigación sobre los tipos de cambio, estaba en Nueva York la semana pasada. Tuve suerte porque cuando no está en su castillo italiano, el "padre del euro" suele estar en camino a su próxima conferencia en algún lugar del mundo.

"¿Qué es lo que le pasa a la economía mundial? ¿Cómo solucionamos este lío monetario?", le pregunto.

"El problema comenzó antes de la Primera Guerra Mundial. El patrón oro estaba funcionando bastante bien. Pero se desmoronó como consecuencia de la guerra y lo que ocurrió en la década de los años 20. Y después Estados Unidos comenzó a ser tan dominante en el mundo, y el dólar se transformó en la moneda central luego de los años 30, que toda la economía cambió", explica.

"El oro perdió mucho valor. Los países europeos lo cambiaban por dólares hasta que EE.UU. perdió más de la mitad de sus reservas. EE.UU. abandonó el patrón oro en 1971, bajo Nixon, y nadie más ha vuelto a él", apunta Mundell.

¿Está usted pensando que quizás sea el momento de comenzar a pensar en un nuevo orden monetario internacional?, aventuro. ¿Debería EE.UU. ofrecer nuevas propuestas en relación a los tipos de cambio y la política monetaria?

Mundell, que es canadiense, parece preocupado. "No creo que EE.UU. tenga ninguna idea; no tiene un liderazgo fuerte en cuestiones de economía internacional. No ha habido nadie en el gobierno, durante mucho tiempo, que realmente entienda mucho sobre el sistema monetario internacional", asegura.

El economista argumenta que hoy en día no sería posible forjar un sistema monetario con el dólar como moneda de reserva clave, tal como hicieron el presidente Franklin Roosevelt y el secretario del Tesoro Henry Morganthau en los años 40. "Para ser justos, la posición de EE.UU. ya no es tan fuerte", admite. "Pero lo que me decepciona es su renuencia a reconocer este gran movimiento en el mundo y hacer algo para restaurar la estabilidad en el sistema cambiario internacional", señala. Frunce el ceño. "Lo ignoran, como si el tipo de cambio del dólar fuera meramente un asunto nacional", lamenta.

"¿Cree que tiene que ver con la relación de EE.UU. con China?", le pregunto. EE.UU. amenaza con imponerle aranceles a los bienes chinos si Beijing no los encarece mediante una valorización de su moneda.

"EE.UU. regaña a China por su política de tipo de cambio que a Washington no le gusta", explica Mundell. "Pero una presión unilateral sobre China para modificar su tipo de cambio está fuera de lugar. El asunto no debería ser tratado como una disputa bilateral entre ambos países. Es un asunto multilateral porque el déficit de EE.UU. en sí mismo es un asunto multilateral que está conectado con el rol internacional del dólar", advierte.

Pero, en su opinión, "la iniciativa más importante que se podría tomar para mejorar la economía mundial sería estabilizar el tipo de cambio entre el dólar y el euro" lo que requeriría intervenciones del Banco Central Europeo y la Reserva Federal. Mundell señala que el dólar y el euro juntos representan 40% de la economía mundial.

"No creo que acabe en una batalla de monedas. EE.UU. es aún muy poderoso, sería una lucha desigual. Pero es importante organizar una conferencia de alto nivel para explorar opiniones para reformar el sistema monetario mundial. Los europeos deberían estar involucrados, así como los países emergentes".

¿Así que usted piensa que un sistema de cambio fijo es más propicio para el libre comercio y la recuperación económica global que la flotación?, le planteo.

A Mundell le sorprende que siquiera se lo pregunte. "La simple idea de contar con un área de libre comercio cuando uno tiene tipos de cambio flotantes no tiene ningún sentido. Simplemente arruina el efecto de cualquier tipo de acuerdo de libre comercio", apunta.

Viniendo esto del economista que ayudó a diseñar la moneda única europea, es perfectamente coherente. Desde su introducción en 1999, el euro eliminó las fluctuaciones cambiarias entre los 16 socios que lo adoptaron. En poco más de una década, se transformó en la segunda moneda de reserva después del dólar y la segunda más operada en los mercados.

Esto me lleva a la siguiente pregunta: ¿Qué piensa del incremento en el corretaje de divisas por parte de los bancos, con alrededor de US$4 billones (millones de millones) en circulación diariamente en los mercados globales?

"¡Es parte de la enfermedad del sistema! Esas monedas deberían estar fijas (...) Todo ese ruido innecesario, incertidumbre; solamente confunde la capacidad para evaluar los precios de mercado", considera.

Mundell tiene una especial facilidad para reducir las cosas a términos simples. Creció en una granja de 1,6 hectáreas en Ontario y luego obtuvo un doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. A fines de los años 60, llegó a desafiar al renombrado Milton Friedman de la Universidad de Chicago. Ambos economistas eran fervientes defensores del libre mercado, pero Mundell no estaba de acuerdo con la defensa de Friedman de las tasas de cambio flotantes.

¿Cuál sería su fórmula ganadora de hoy? ¿Qué consejo le daría a Washington que ayudara a revertir la situación de la moribunda economía estadounidense?, le pregunto para cerrar. "Políticas impositivas a favor del crecimiento y tipos de cambio estables", concluye.

—Judy Shelton, economista, es autora de 'Money Meltdown: Restoring Order to the Global Monetary Systems' (1994). También es codirectora en la Fundación de Investigaciones Económicas Atlas.