15 jun 2011

China no aliviará la desaceleración mundial

Por Tom Orlik

Cuando el crecimiento mundial se desplomó en 2008, los enormes estímulos monetarios de China formaron parte del paquete de rescate. Pero ahora que la recuperación está perdiendo impulso en todo el mundo, los inversionistas no deberían esperar que se repita la medida. Los costos inflacionarios de ese estímulo aún restringen la capacidad de China para actuar.

Se espera que la inflación continúe aumentando en los próximos meses. La política, aunque no es restrictiva, es más restrictiva que hace nueve meses. El crecimiento de la oferta monetaria ha caído desde cerca del 30% a finales de 2009 a un 15,3% en abril. Con restricciones en el crédito, cuatro aumentos en las tasas de interés desde octubre de 2010 y un 55% de los deudores pagando tasas superiores a las de referencia, una postura de política más restrictiva está perjudicando el crecimiento.

En tanto, los principales motores de la demanda están fallando. En el sector inmobiliario, la superficie residencial en construcción aún crecía a una tasa interanual del 32,3% en los primeros cuatro meses de 2011. Sin embargo, el crecimiento de las ventas registra un fuerte descenso. A medida que las firmas inmobiliarias completan proyectos y enfrentan condiciones de crédito más restrictivas y una débil demanda, una caída en las inversiones privadas parece ser inevitable. Un aumento de las viviendas sociales compensará una parte de esa caída, pero no toda.

El consumo interno siempre ha jugado un papel secundario en las inversiones, pero las señales aquí tampoco son positivas. El crecimiento real de las ventas minoristas disminuyó al 11,8% en abril frente al mismo mes del año anterior, lo que se compara con una expansión del 14,5% a finales del año pasado. La desintegración de las ventas de automóviles tras el fin de los incentivos del gobierno causó un colapso de la producción, la cual retrocedió un 1,6% interanual anual en los datos de abril.

El crecimiento de las exportaciones este año ha sido fuerte, aunque con una baja base comparativa a comienzos de 2010. Debido a la inestabilidad de la recuperación de Estados Unidos y más comparaciones difíciles a partir de mayo, las perspectivas de crecimiento de las exportaciones se están deteriorando. Eso ya es evidente en la debilidad del crecimiento de las importaciones de partes utilizadas por las empresas manufactureras en la fabricación de productos para exportación.

En circunstancias normales, la respuesta del gobierno a dicha evidencia de crecimiento vacilante sería soltar el freno. En junio de 2010, la mera sugerencia de una caída en el crecimiento industrial desencadenó un cambio no declarado de la política, donde las restricciones a los préstamos de los bancos fueron cayendo lentamente. Los nuevos préstamos protagonizaron un inusual aumento en el segundo semestre.

En esta oportunidad, el obstáculo de la inflación reduce el campo de acción para un cambio en la política. Si la desaceleración moderada se transforma en un colapso, no se puede descartar un relajamiento de los controles sobre los préstamos o una conclusión de la campaña contra la especulación en el mercado de viviendas. Pero con una inflación lista para alcanzar el 5% en el año y tasas de interés reales que aún están en territorio negativo, una respuesta de ese tipo se vuelve más difícil. Los mercados aún están incorporando a sus precios un aumento más en las tasas de interés, o posiblemente dos.

La consecuencia será un verano largo y caluroso de crecimiento más lento y una mayor inflación. Ninguno de los dos debería ser un desastre. Una proyección de crecimiento del PIB de cerca del 9,3% para el año después de un 10,3% en 2010 es bastante mediocre. Pero con una recuperación vacilante en Estados Unidos, la crisis de deuda en Europa y Japón luchando después del devastador terremoto, China no será la contraparte positiva que los inversionistas quieren ver.

Fuente: WSJ