28 nov 2011

El BCE aún se niega a pisar el acelerador

Por Brian Blackstone

FRÁNCFORT—El Banco Central Europeo (BCE) aún no da señales de abandonar su estrategia conservadora de compra de bonos, manteniendo la presión sobre los gobiernos de la zona euro para que sean ellos quienes tomen la iniciativa para sacar a la región de su crisis de deuda.

En privado y a veces incluso en público, los gobiernos del bloque económico llaman a una gran intervención del BCE en los mercados con el fin de contener el encarecimiento de la financiación para algunos gobiernos. Sin embargo, el organismo no dio ninguna pista el lunes de que tenga intenciones inmediatas de aumentar sus limitadas compras de bonos, pese a los crecientes temores de que el tiempo se está agotando para que la zona euro evite un colapso en sus mercados de deuda soberana, el cual podría significar el fin de la moneda común.

El BCE compró la semana pasada bonos por cerca de 8.600 millones de euros (US$11.500 millones), la mayor cantidad en tres semanas, aunque muy por debajo de lo que muchos expertos creen que es necesario para apaciguar a los mercados.

"El BCE debería comprar bonos y fijar un límite para los rendimientos, o un tope al valor del papel, para que los mercados sepan que hay una contraparte dispuesta para operar a ese nivel", dijo Pier Carlo Padoan, economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

La OCDE, con sede en París, que agrupa a países desarrollados y emergentes, dijo el lunes que anticipa una "leve recesión" en la zona euro y catalogó la crisis de deuda como "el principal riesgo en la economía mundial", que podría causar graves trastornos económicos si no se resuelve.

Las alarmas de la recesión volvieron a sonar el lunes, después de que un informe del BCE mostró que la oferta de dinero del bloque se contrajo en octubre frente a septiembre y que la concesión de hipotecas se precipitó, alimentando los temores de una sequía del crédito.

Se espera que el BCE anuncie la próxima semana durante su reunión mensual una segunda reducción consecutiva de su tasa de referencia de 1,25% a 1%, lo que iría acompañado de medidas adicionales para apuntalar los bancos europeos, incluyendo plazos más largos de vencimiento para sus préstamos a dos años o más. El máximo actual es de 13 meses. Representantes del banco central han destacado últimamente su papel como prestamista de última instancia para los bancos, señaló Nick Matthews, economista de Royal Bank of Scotland, y el BCE "necesita asegurarse de que no haya ningún accidente por el lado bancario".

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Representantes del BCE, incluyendo su presidente, Mario Draghi, han rechazado una y otra vez extender ese papel de salvavidas a los gobiernos.

El gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, dijo el lunes que si bien los mercados y algunos gobiernos han pedido que el BCE sea más enérgico a la hora de comprar deuda soberana, la liquidez en la zona euro "debe provenir de los gobiernos", y añadió que el Fondo de Estabilidad Financiera, el vehículo de rescate de la zona euro, debería ser considerado una fuente apropiada de fondos.

Los gobiernos están pasando apuros para convencer al BCE de lo contrario. Los líderes del bloque están negociando nuevas reglas para hacer que la disciplina fiscal sea legalmente vinculante y procurar una mayor cohesión.

Fuente: WSJ