9 mar 2009

El FMI entona el mea culpa por no anticipar la crisis

César Muñoz Acebes

WASHINGTON (EFE Dow Jones)--El Fondo Monetario Internacional, FMI, que tiene entre sus paredes la mayor concentración de doctores en finanzas de Washington, ha reconocido que su obsesión con los países en desarrollo le cegó la crisis que se cocinaba en Estados Unidos y Europa.

Es algo que le han echado en cara Brasil y otras de las naciones emergentes que han soportado su mirada inquisidora durante décadas, pero hasta ahora el organismo no había hecho acto de contrición.

El mea culpa ha llegado en un documento sobre las lecciones de la crisis encargado por sus países miembros y que será analizado por el G-20 en su cumbre del próximo 2 de abril en Londres.

En el informe, la gerencia del FMI reconoce no haber detectado el peligro de que el hundimiento de los precios inmobiliarios en Estados Unidos destapara una pirámide levantada sobre los pies de barro de miles de préstamos de mala calidad.

El Consejo Ejecutivo del organismo, compuesto por los 185 países miembros, fue más allá en una sesión dedicada al tema a finales de febrero y cuyo contenido acaba de ser divulgado.

En ella, los directores se quejaron de que uno de las fallos graves que permitieron que se gestara la crisis fue la falta de avisos del Fondo y de otras fuentes sobre las manzanas podridas ocultas en los sistemas financieros de los países desarrollados.

Reza Moghadam, director del departamento de Política y Revisión, reconoció el viernes que la institución estaba muy enfocada en los riesgos existentes en los mercados emergentes y no tanto en los países avanzados.

Las últimas crisis habían comenzado en México, Brasil, Tailandia y Rusia, pero la actual situación demuestra que los problemas en los países desarrollados, aunque menos frecuentes, son potencialmente mucho más desastrosos para el mundo.

De aquí en adelante, la gerencia del FMI deberá vigilar "todo tipo de riesgos del sistema (financiero), igual en países avanzados que en los mercados emergentes", según el Consejo Ejecutivo.

Ahora, la consigna que el FMI lleva al G-20 es más regulación y la promesa de ser el vigilante imparcial que no mira sólo para un lado.

Fuente: WSJ