2 mar 2009

Política de EEUU: China versus Colombia

Editorial WSJ

A juzgar por su tour asiático, Hillary Clinton claramente cree que es más realista con respecto al mundo que su predecesora. La secretaria de Estado dijo, por ejemplo, que la presión a China sobre derechos humanos "no puede interferir" con la cooperación entre Washington y Beijing en otros temas como la crisis económica y el cambio climático. Pero extrañamente, o quizás no tan extrañamente, Clinton y su jefe parecen tener una concepción mucho más cerrada de la realpolitik (el realismo político) cuando se trata de Colombia.

Recuerde que el año pasado Nancy Pelosi rescribió las reglas de la Cámara de Representantes para hundir el tratado de libre comercio con Bogotá, impulsado por el gobierno Bush, basada únicamente en argumentos de derechos humanos, incluso después de que el pacto había sido reescrito para incluir nuevas protecciones para los sindicatos. El presidente Obama explicó el año pasado que se oponía al acuerdo debido a que "la historia en Colombia en este momento es que los líderes laborales han sido marcados para ser asesinados, en una frecuencia bastante consistente, y no han habido arrestos".

De hecho, los asesinatos de sindicalistas han caído en casi 87% bajo el mandato del presidente Álvaro Uribe, y las condenas se han incrementado radicalmente. Sin embargo, ni Obama ni su principal diplomática ha movido un dedo para avanzar el acuerdo con Colombia, el cual abriría nuevos mercados para los exportadores estadounidenses cuando la mayoría de los bienes colombianos ya entran a Estados Unidos sin arancel, además de fortalecer a un aliado crucial en Latinoamérica. Esto debería ser sencillo, pero la AFL-CIO y el resto de las organizaciones sindicales han ordenado que no se lleve a cabo una votación y los demócratas hasta el momento han obedecido.

Al menos el pragmatismo económico de Clinton hacia China tiene una lógica, especialmente dada su importancia en la compra de bonos del Tesoro de EE.UU. para financiar los programas de gasto de Obama. Sin embargo, la postura del gobierno hacia Colombia tiene menos que ver con una política exterior basada en los mejores intereses del país y más en los intereses especiales que dominan al Partido Demócrata.