28 abr 2009

Barack Obama estaría inclinándose más hacia el libre comercio

Por Greg Hitt

WASHINGTON— El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha dejado entrever en los últimos días una postura más positiva hacia el libre comercio que la que transmitió durante su campaña presidencial, complaciendo así a grupos empresariales pero arriesgándose a provocar una reacción negativa entre los congresistas demócratas que miran con escepticismo al comercio.

Una evaluación temprana de hasta dónde Obama impulsará el comercio además de los otros temas complejos en su ambiciosa agenda —como seguro de salud, cambio climático y regulación financiera— se podrá realizar cuando se sepa si el mandatario instará pronto al Congreso para ratificar un tratado de libre comercio con Panamá negociado durante el gobierno de George W. Bush.

El nuevo representante de comercio de la Casa Blanca, Ron Kirk, indicó durante un discurso la semana pasada, que esta posibilidad se estaba considerando, al decir: "Creemos que hay un fuerte apoyo bipartidista para el acuerdo de libre comercio pendiente con Panamá". Kirk también mencionó la posibilidad de avanzar con otros pactos paralizados de la era Bush, con Colombia y Corea del Sur.

Estas declaraciones se produjeron unos días después de que asesores de Obama sugirieran que el presidente no intentaría reabrir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés) para responder a inquietudes sobre protecciones laborales y medioambientales. Cuando era candidato presidencial, Obama había prometido renegociar el acuerdo. A su vez, las declaraciones de Kirk llegaron tras una decisión del gobierno de Obama de no calificar a China como un manipulador de su moneda, a pesar de que Obama mismo lo había hecho durante la campaña. Críticos de China afirman que Beijing mantiene bajo el valor del yuan de forma artificial para darles a sus exportadores una ventaja en la economía mundial.

Luego de que Obama y los congresistas demócratas hablaran con firmeza contra el libre comercio durante la campaña de 2008, líderes empresariales temían por un nuevo proteccionismo en Washington. Ahora, algunos afirman que se sienten más alentados.

"Si tan sólo el presidente pudiera hacer prosperar al tratado con Panamá, le enviaría una señal al mundo de que estamos listos para hacer negocios", señaló Jim Owens, presidente de Caterpillar Inc.

Pero el escepticismo ante el libre comercio y posturas económicas populistas aún tienen influencia en el Congreso de EE.UU., en medio de preocupaciones entre los legisladores de que los trabajadores y las empresas estadounidenses no estén obteniendo un reparto justo en el mercado global.

Este tipo de opiniones desviaron la agenda comercial en los últimos años de la presidencia de Bush y ayudaron a alimentar el avance de los demócratas en las dos últimas elecciones en EE.UU. Para Obama, que compitió por la presidencia como un escéptico del libre comercio, incluso apoyar un pequeño acuerdo como el del Panamá podría provocar una pelea de grandes proporciones con una porción clave de la base demócrata.

Un senador republicano, Mike Michaud, emitió un comunicado luego del discurso de Kirk y afirmó que sus declaraciones sobre el avance del acuerdo de Panamá eran "completamente escandalosas y un grave error". Michaud, un firme crítico de la política comercial de EE.UU., sugirió que Obama se arriesga a ahuyentar a votantes que están preocupados por el libre comercio y la globalización, y a dividir a los demócratas en el Congreso.

Esas declaraciones se produjeron a la vez que otros líderes legislativos intensificaron sus campañas para que Obama se atenga más estrictamente a sus promesas sobre el tema. "Me decepcionó que el Departamento del Tesoro no calificara a China como manipulador de su moneda", señaló el senador demócrata Sherrod Brown la semana pasada. El legislador también instó a Obama a convocar a una comisión de especialistas para "ayudar a crear un nuevo camino en el comercio". Y agregó: "La premisa básica de redireccionar la política comercial de EE.UU. es que debemos ver evidencias de que nuestro modelo comercial funciona, antes de aprobar nuevos acuerdos comerciales, ya sea con Panamá, Colombia o Corea del Sur".

Este año Obama ya ha tenido pequeños encontronazos con el Congreso sobre el comercio. Los legisladores incluyeron una cláusula de "Compre productos estadounidenses" en el paquete de estímulo, la cual establecía la preferencia de utilizar proveedores domésticos para los contratos gubernamentales. Esto ha desatado tensiones con socios comerciales, lo que llevó al gobierno a prometer que relajaría las reglas.

El Congreso adjuntó a un proyecto de ley de gasto aparte una provisión que cancela un programa que les permite a los camioneros mexicanos entrar en EE.UU. México respondió imponiendo aranceles sobre una larga lista de exportaciones estadounidenses.

La próxima gran prueba es Panamá, y aún no está claro cuán pronto, o cuán enfáticamente, el gobierno impulsará el acuerdo. Kirk afirmó la semana pasada que el acuerdo con Panamá no estaba listo para ser sometido a voto en el Congreso, al afirmar: "Trabajo para solucionar algunas cuestiones de mano de obra y otros asuntos antes de pedirle al Congreso que lo considere".

Fuente: WSJ