1 may 2009

La crisis convierte al número 2 de la Fed en un defensor del cambio

Por Jon Hilsenrath

A lo largo de las casi cuatro décadas de ascenso en los rangos de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Donald Kohn ayudó a construir una institución apegada a la tradición y que cree en el cambio progresivo. Ahora, en el cargo de vicepresidente de la Fed, Kohn ha pasado los últimos 18 meses ayudando a remodelar el banco central sobre la marcha como el leal número dos del presidente Ben Bernanke.

A veces, Kohn, de 66 años, ha sido reacio a los cambios. Pero cuando el año pasado los mercados financieros cayeron abruptamente y este año la presión para una mayor apertura en la Fed aumentó, Kohn cambió posturas que, en su momento, él y otros tradicionalistas consideraban sagradas: desde que la Fed no debía prestarle a instituciones que no fueran bancos hasta los peligros de revelar información sobre firmas que acuden al banco central para pedir dinero. También se está replanteando otros temas, incluyendo si la Fed podría hacer más para prevenir burbujas y si debería fijar metas específicas para la inflación.

El mes pasado fue emblemático. Kohn les dijo a los legisladores que la Fed no debería obligar a la aseguradora en manos del gobierno American International Group Inc. a revelar los nombres de sus socios en negociaciones de derivados, ya que eso podría ahuyentar a sus socios comerciales y hacer que otros se mostraran reticentes a acudir a la Fed. "Divulgar los nombres pondría en peligro la estabilidad de la empresa y tendría serias repercusiones para el resto de los mercados financieros", afirmó en el Congreso.

A medida que el furor por el rescate de AIG aumentó, la firma y la Fed cedieron y divulgaron los nombres. Kohn seguía temiendo las consecuencias, pero ahora le preocupaba más lo que podía pasar si no se hacía nada.

La polémica revelación de los nombres forma parte de un cambio más amplio que se está gestando en la Fed. Bernanke ha puesto a Kohn al frente de un comité encargado de hacer que el banco central sea más transparente.

"Estamos en un mundo nuevo", afirmó Kohn en una entrevista. "Necesitamos explicarnos de otro modo". El alto funcionario afirmó que ahora la misión es brindar más información sobre sus actividades pero sin revelar demasiado ni arriesgar su misión de ser el prestamista de último recurso.

Desde que se desató la crisis, Kohn ha estado al lado de Bernanke en todo momento para tomar cualquier decisión. También se le ha pedido que resuelva algunos de los mayores desafíos de su jefe.

"Don es el miembro de la junta, aparte de los presidentes, más importante en la historia de la Fed", opina Laurence Meyer, un ex gobernador de la Fed.

Kohn comenzó a trabajar en la Reserva Federal de Kansas City en 1970, recién graduado de la Universidad de Michigan, cuando Bernanke todavía estaba en la secundaria. Cinco años después se trasladó a la sede central de la Fed en Washington, donde comenzó a escalar posiciones.

Para cuando Alan Greenspan se convirtió en presidente de la Fed en 1987, Kohn fue nombrado director de la división de asuntos monetarios. Se convirtió en uno de los asesores más cercanos a Greenspan y llegó a la vicepresidencia de la institución en 2006.

De cierta forma, Kohn es el burócrata anónimo de Washington por definición. Cuando vivía cerca de la sede de la Fed, iba al trabajo en bicicleta, con los pantalones de traje gris metidos en sus medias negras.

Tradicionalmente, la Fed ha prestado sólo a bancos comerciales y sólo por períodos breves, una política que Kohn defendió a rajatabla. En marzo de 2008, les dijo a congresistas que sería "muy cauto" a la hora de expandir los préstamos de la Fed más allá de los bancos.

Luego, la espiral descendente del mercado y los crecientes problemas en Bear Stearns lo sacudieron. "Tenemos que estar preparados para pensar lo impensable", afirmó en marzo.

Funcionarios acordaron permitir por primera vez que los bancos de inversión canjearan títulos ilíquidos por bonos del Tesoro. Para llevarlo adelante, los funcionarios tuvieron que usar poderes que no habían sido utilizados desde la Gran Depresión. Unos días más tarde, la Fed expandió aún más sus préstamos a bancos de inversión e hizo posible la venta de Bear Stearns a J.P. Morgan Chase & Co.

"Me dio dolor de estómago", dijo Kohn sobre la decisión.

Fuente: WSJ