22 feb 2010

La ira de los estadounidenses sobre el rescate bancario le resta peso a Geithner

Por Deborah Solomon

WASHINGTON — Hace un año, el papel que jugó Timothy Geithner para calmar la crisis financiera lo hizo acreedor al codiciado puesto de Secretario del Tesoro de Estados Unidos. Ahora, ese mismo currículo le está jugando en contra.

En su próxima prueba, Geithner acudirá al Congreso el miércoles para testificar sobre el presupuesto del gobierno para 2011. En Washington, donde la percepción puede adquirir el estatus de hecho, los problemas políticos de Geithner están reduciendo su autoridad.

Los rescates bancarios que contribuyó a orquestar evitaron un colapso económico. Para algunos legisladores, sin embargo, Geithner parece vulnerable. Su asociación con los impopulares rescates financieros se han convertido en un lastre. Su retórica neutral sobre las generosas bonificaciones de los banqueros, las que recientemente calificó de "difíciles de entender para la gente", ha alimentado los comentarios de que consiente a Wall Street.

[Timothy Geithner] European Pressphoto Agency

Timothy Geithner, secretario del Tesoro de EE.UU.

Ahora, los legisladores no se ponen de acuerdo sobre uno de sus principales objetivos: la reforma de las reglas financieras. Geithner recibe poco crédito, a pesar de la renovada confianza en los bancos y una economía que se ha empezado a reactivar. Su reticencia a caer en declaraciones populistas lo hacen aparecer como un portavoz ineficaz de un gobierno deseoso de apaciguar la ira del público sobre el desempleo y la crisis inmobiliaria.

Geithner ha lanzado una ofensiva para reforzar su imagen. El viernes visitó un supermercado de Filadelfia junto a la primera dama Michelle Obama para ilustrar los esfuerzos para reducir la obesidad infantil, un evento inusual para un secretario del Tesoro. Demostró cómo un programa del Tesoro que ofrece incentivos tributarios en comunidades de bajos ingresos puede hacer que las empresas vendan alimentos más nutritivos.Geithner dice que hasta su esposa lo ha exhortado a mostrar más emoción a la hora de confrontar a los bancos. Su respuesta es que corre el riesgo de politizar el Departamento del Tesoro.

Entrevistas con decenas de funcionarios muestran que Geithner ha frenado a los partidarios de emprender acciones más enérgicas contra las grandes firmas financieras. El año pasado, por ejemplo, resistió los esfuerzos para exigir la salida del presidente ejecutivo de Citigroup, Vikram Pandit, como condición para que el banco recibiera más ayuda fiscal, según fuentes del gobierno. Además, logró que no se violaran los contratos legales que permitían el pago de millones de dólares en bonificaciones a empleados de American International Group. "Esto no es Bolivia", esgrimió, según dos personas que lo oyeron.

Geithner también abogó para que los bancos devolvieran los fondos inyectados por el gobierno en contra de los deseos de algunos legisladores y reguladores que preferían que las firmas siguieran bajo la tutela del Tesoro hasta que reanudaran la concesión de préstamos para reactivar la economía.

"Lo que logramos en el sector financiero estuvo muy por encima de las expectativas", afirmó Geithner en una entrevista y subrayó "la rapidez con la que restauramos la confianza" en el sistema. "Mientras sigamos creyendo que estamos tomando buenas decisiones... y reparando cosas que estaban en mal estado... entonces puedo asumir las consecuencias", insistió.

Las elecciones legislativas que se avecinan pueden causar pérdidas para los demócratas y algunos temen que Geithner no esté ayudando. "Le dije en una fiesta que estamos condenados si nuestra imagen es la de unos sirvientes antipopulistas de Wall Street", relata Brad Sherman, legislador demócrata por California quien se opuso al rescate financiero.

Geithner, en todo caso, tiene margen de maniobra.

Según una encuesta realizada en enero por The Wall Street Journal y NBC, 54% de los entrevistados indicó que no conocía el nombre del secretario del Tesoro o no tenía una opinión firme sobre él, frente al 51% de un año antes, a pesar del creciente malestar público sobre los rescates y las bonificaciones de los ejecutivos de Wall Street.

Geithner califica rutinariamente las acciones del gobierno para estabilizar los bancos de necesarias pero "ofensivas"´. En una entrevista, dijo que la ira dirigida hacia él es natural, pero que la falta de confianza en el gobierno la ha magnificado. "Creo que lo más dañino, y lo que más me ha costado, es ayudar a la gente a entender lo que estamos tratando de hacer", aseveró, "y porqué fue necesario, lo que podíamos hacer y lo que no".

Altos funcionarios de la Casa Blanca, como el jefe de gabinete Rahm Emanuel y el asesor político David Axelrod, dijeron que el puesto de Geithner es seguro. "El presidente cree que Tim es una de las estrellas", recalcó Emanuel. "Tim tuvo un papel esencial en el desarrollo de una estrategia que ayudó a restaurar la confianza y enderezar el rumbo del país".

Además, funcionarios del Tesoro afirman que los legisladores siguen teniendo una buena opinión de Geithner. Afirman, por ejemplo, que el secretario del Tesoro contribuyó a disipar las dudas de legisladores demócratas y republicanos sobre reelegir a Ben Bernanke a un segundo período al frente de la Reserva Federal mediante llamadas telefónicas y reuniones en persona. Bernanke fue confirmado por el Senado por 70 votos a favor y 30 en contra.

El plan de Geithner para estabilizar el sistema financiero, especialmente las "pruebas de resistencia" para evaluar la salud financiera de los bancos, ayudó a estabilizar la crisis, algo que incluso sus críticos reconocen. "Es verdad que evitamos el Apocalipsis", indica Anil Kayshap, de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago y crítico en un primer momento del plan.

Fuente: WSJ