5 mar 2010

La vuelta a la normalidad de los bancos centrales

por Chris Giles

La semana pasada, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, el FMI y el Tesoro británico presentaron sus respectivos planes de salida a las políticas extraordinarias de relajación monetaria, fiscal y financiera.


Aunque las medidas parecieran contundentes, en realidad se trata de pequeños pasos. Bernanke declaró ante el Congreso que, “en respuesta a las mejoras sustanciales en el funcionamiento de la mayoría de los mercados financieros, la Fed está reduciendo paulatinamente los programas especiales de liquidez que creó durante la crisis”.

Al mismo tiempo, puntualizó que la Fed mantendría la relajación monetaria. Por su parte, el FMI apeló a la coordinación política entre los países desarrollados a la hora de diseñar estrategias de salida. En Reino Unido, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, aseguró a finales de la semana pasada que la retirada de una garantía explícita no cambia demasiado la situación. Todos los bancos británicos y del resto de economías avanzadas siguen disfrutando de garantías implícitas sobre su deuda.

Todos estos son ejemplos de los desafíos para 2010: mantener el progreso hacia la recuperación económica en las economías avanzadas mientras se intenta volver a una política que se acerque a la situación previa a la crisis. El retorno a la normalidad será no sólo un viaje de largo recorrido, sino un proceso complicado por los siguientes motivos: primero, por las políticas extraordinarias, que difieren mucho de las que se aplican en condiciones normales.

Los tipos de interés de las grandes economías, cercanos a cero, podrían provocar otra burbuja en el precio de los activos y los déficit fiscales de los países del G7, son tan elevados como en 1950, cuando se dejaron notar los devastadores efectos de la Segunda Guerra Mundial. Se tardará una generación en reducir la deuda a los niveles registrados antes de la crisis.

Aunque el sistema bancario sigue estando bajo la tutela de garantías implícitas, las autoridades no permitirían la quiebra de ningún banco, dada la actual situación de fragilidad. La semana pasada, el FMI reconoció lo extraordinario de las circunstancias, al asegurar en un comunicado que “las autoridades necesitan formular y comenzar a poner en práctica, cuando sea viable, estrategias para retirar las medidas de apoyo sin precedentes”.

Segundo, aunque muchos indicadores financieros apuntan a una reducción de la tensión a la que ha estado sometido el sistema, hay una sensación de incertidumbre ante la retirada de las ayudas y garantías gubernamentales. Esta inseguridad no se disipará hasta que se compruebe que la retirada de los programas de ayuda no ha tenido efectos negativos.

Además, nadie sabe cómo será la nueva situación de normalidad. ¿Deberían aceptar los gobiernos el aumento de sus niveles de deuda e intentar buscar una nueva situación de estabilidad en función de estos o trabajar durante una generación para intentar reducir la deuda al nivel registrado antes de la crisis? ¿Deberían acompañarse los aumentos de los tipos de interés de otras medidas? ¿Hasta qué punto debería ajustarse la regulación bancaria?

Cuarto, ¿pueden los países emprender solos las estrategias de salida o deben hacerlo acompañados? El FMI concluyó la semana pasada que las políticas de las economías avanzadas y emergentes deben ser distintas, como lo es la naturaleza de sus problemas, aunque insistió en que “la retirada de medidas de intervención debería estar coordinada cuando los países tengan fuertes vínculos financieros”.

Por último, ¿Cuál sería la secuencia adecuada para la estrategia de salida? Según Adam Posen, miembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra, “un compromiso con la consolidación fiscal a medio plazo debería preceder a los ajustes monetarios para evitar la falta de coordinación política similar a la de Volcker y Reagan”.

Aunque en este aspecto hay consenso, se desconoce el grado al que debería ajustarse la política fiscal cuando la política monetaria se vea afectada y el modo en el que estas estrategias se coordinarán con la retirada de las garantías bancarias. Al menos, la cuestión que preocupa ahora es la búsqueda de estrategias para recuperar la normalidad.

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