26 oct 2010

El alza del yen acelera los cambios en Japón

Por Mariko Sanchanta

TOKIO— Las empresas japonesas que van desde automotrices a fabricantes de electrónicos están trasladando la mayor parte de sus operaciones manufactureras al exterior a medida que la reciente alza del yen frente al dólar acelera la reestructuración de la economía del país.

Estas transferencias protegen a los exportadores japoneses del daño provocado por la apreciación del yen, que encarece sus productos y les resta competitividad en los mercados globales. La tendencia, sin embargo, también amenaza los esfuerzos del gobierno para sostener el crecimiento económico y deja en evidencia el fracaso de sus intentos por reducir la dependencia de las exportaciones, que constituyen dos terceras partes de la actividad económica, a pesar de tres décadas de retórica política acerca de generar una mayor demanda interna.

Toyota Motor Corp., que mantiene firme su pronóstico de ganancias para este ejercicio pese al alza del yen, se encamina a tener el 57% de su producción fuera de Japón. Hace cinco años el porcentaje era de 48%. La semana pasada, el mayor fabricante mundial de autos por volumen anunció que comenzará a producir su modelo Prius en una planta cerca de Bangkok, en Tailandia. Será la primera vez que el emblemático vehículo híbrido será fabricado masivamente fuera de Japón.

Nissan Motor Co. fabricará 71% de sus autos en el exterior. El año pasado el porcentaje ascendió a 66%. A mediados de año, Nissan se transformó en la primera automotriz nipona que importará a Japón un vehículo producido masivamente en el extranjero: el March fabricado en Tailandia.

"Les puedo garantizar que vamos a incrementar la capacidad de producción en Corea[del Sur]", dijo el presidente ejecutivo de Nissan, Carlos Ghosn, en una conferencia de prensa durante una visita a Abu Dhabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos, hace algunos meses. Ghosn añadió que las firmas japonesas tienen que adaptarse al alza del yen "subcontratando más y más productos fuera del Japón porque no hay otra forma de competir".

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El negocio de televisores de Sony Corp. logró ganancias en el trimestre abril-junio, luego de seis años consecutivos de pérdidas gracias, en parte, al traslado de una mayor parte de la producción al extranjero. El gigante de productos electrónicos realizó un 20% de su producción en el exterior durante el año fiscal cerrado el 31 de marzo y busca incrementar la cifra a 50% durante el actual ejercicio.

Una encuesta realizada en agosto por el Ministerio de Finanzas, Comercio e Industria reveló que 40% de los fabricantes estaba dispuesto a trasladar producción y operaciones de investigación y desarrollo al exterior si el yen seguía en un nivel cercano a las 85 unidades por dólar.

Cerca de 24% de las empresas que cotizan en la Bolsa de Tokio han aumentado sus proyecciones de ganancias antes de impuestos para el primer semestre del actual año fiscal, según un estudio de Mizuho Securities Research & Consulting Co. En cambio, sólo 3% las han reducido.

No obstante, al menos en el corto plazo, trasladar trabajos fuera de las fronteras erosiona el impulso que las exportaciones dan a la economía japonesa y debilita los esfuerzos por lograr que los consumidores se lleven la mano al bolsillo.

En julio, había 10,29 millones de trabajadores industriales en Japón, el menor nivel desde 2002, cuando el gobierno comenzó a calcular cifras mensuales. La tasa de desempleo todavía está en 5%, un poco por debajo del récord para la postguerra del 5,6% al que se llegó el año pasado.

Las inversiones de capital de las filiales extranjeras de las compañías japonesas crecieron 8,2% en el trimestre abril-junio, frente a igual lapso del año previo, lo que representó el primer aumento en seis trimestres, de acuerdo con el Ministerio de Finanzas, Comercio e Industria. El dato contrasta con la inversión en Japón que declinó 1,7% en el mismo período.

"La apreciación del yen está acelerando el proceso de la salida de la producción", dice Hirimichi Shirakawa, principal economista del banco Credit Suisse en Tokio. "Los fabricantes no tienen un incentivo para invertir en Japón", advirtió.

El traslado de plantas pone de relieve problemas en el frente local. Más de una década de deflación implica que los consumidores se resisten a gastar, esperando que los precios sigan cayendo. "La inversión y el consumo interno seguirán cayendo", dice Shirakawa, el economista de Credit Suisse.

Fuente: WSJ