24 dic 2010

El papel de las firmas de auditoría, en entredicho

Por Michael Rapoport

Hasta esta semana cuando se presentaron cargos por fraude civil contra Ernst & Young LLP por su papel en el colapso de Lehman Brothers Holdings Inc., las firmas de auditoría en gran medida habían evitado ser culpados por la crisis financiera.

Sin embargo los auditores debían emitir fallos sobre algunas de las prácticas que causaron grandes pérdidas que llevaron a rescates del gobierno federal estadounidense. El caso contra Ernst & Young pone de manifiesto los roles que desempeñaron las firmas de contabilidad y hacen surgir preguntas sobre si las reformas puestas en marcha luego de la última crisis financiera tuvieron el alcance suficiente.

Los auditores no estuvieron involucrados en muchas de las causas primarias de la crisis: decisiones equivocadas sobre préstamos e inversiones; una falta de entendimiento del riesgo, y fallas en el sistema de calificación de crédito. No se supone que la auditoría evite que las empresas tomen decisiones de negocios estúpidas, sólo debe asegurarse de que esas decisiones sean reveladas de forma apropiadas.

Las firmas de contabilidad estuvieron en el epicentro de la última crisis financiera, cuando empresas como Enron Corp. y WorldCom Inc. colapsaron en medio de escándalos. Las nuevas reglas de contabilidad se concentraron en los abusos de entonces, pero tocaron algunos de los temas del caso Ernst, incluyendo las relaciones entre las empresas y sus auditores, los procesos que ponen en práctica para prevenir fraude o errores en sus declaraciones financieras, y la forma en que las empresas valoran sus activos.

Ernst negó las acusaciones en la demanda de fraude civil presentada en su contra el martes por el fiscal general de Nueva York Andrew Cuomo. La firma prefirió no hacer más comentarios luego de su declaración difundida el martes, en la que indicó que no había "base legal o factual" para presentar una demanda en su contra.

Todas las grandes firmas de auditoría tenían clientes que desaparecieron o necesitaron grandes rescates gubernamentales o se involucraron en prácticas cuestionables antes de la crisis. Por ejemplo, PricewaterhouseCoopers LLP es el auditor de American International Group Inc. y de Goldman Sachs Group Inc. KPMG LLP audita a Citigroup Inc. Deloitte & Touche LLP era el auditor de Bear Sterns Cos. y audita a Fannie Mae.

Actualmente hay varias investigaciones abiertas sobre algunas de estas empresas y sus auditores, aunque no se prevé que ninguna enfrente cargos en el futuro inmediato.

"Debemos interpretar esto como una señal de alarma muy seria de que realmente podría haber algo que cambió en la industria de la auditoría", indicó Lynn Stout, una profesor de ley corporativa y de valores de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Eso es así en particular respecto a los métodos de valoración de los activos de las empresas, indicó. "Las empresas dependen de que los auditores aprueben sus métodos de valoración y hay mucha subjetividad", sostuvo Stout. "Hay un problema real si no podemos depender de las valoraciones".

Lynn Turner, una ex contadora jefa de la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU., indicó que los auditores tuvieron un mejor desempeño luego de la ley Sarbanes-Oxley, que entró en vigencia en 2002. Pero alrededor de 2006, frente a una economía que se desaceleraba, "dieron un paso atrás, cambiaron el curso y volvieron a transitar el mismo viejo camino en el que estaban antes de los escándalos corporativos".

Además, una serie de decisiones judiciales en los últimos años hacen más dificil que los auditores sean responsables cuando su trabajo tiene fallas. En 2008, por ejemplo, la Corte Suprema de EE.UU. restringió la capacidad de los accionistas defraudados por una empresa para demandar a terceras partes como los contadores de la empresa.

Otros creen que los auditores han tenido un buen desempeño recientemente. Michael Young, un abogado de Willkie Farr & Gallagher que se especializa en casos que involucran irregularidades contables, indicó que los auditores de hecho han sido bastante severos durante la crisis para obligar a las empresas a justificar sus métodos de valoración, una medida que llevó a que muchos bancos debieran reducir el valor de sus activos.

"En general, los contadores estuvieron a la altura de los acontecimientos", indicó Young.

Michael J. Gallagher, director de la oficina nacional de PricewaterhouseCoopers en EE.UU., afirmó: "Esta fue fundamentalmente una crisis económica, pero todas las partes en la cadena de reporte financiero deberían usar las lecciones aprendidas para continuar mejorando su información financiera de aquí en adelante para servir mejor a los inversionistas y los mercados de capital".

Fuente: WSJ