28 sept 2009

El G-20 evalúa un reto clave: ¿cuándo hay que retirar los planes de estímulo?

Por Justin Lahart

NUEVA YORK—Aunque hay señales de que la economía global está creciendo, después de superar la peor recesión global desde los años 30, la severidad y el alcance de la crisis hacen que el ritmo de recuperación sea incierto. Esto representa un dilema para los líderes que participarán en la reunión del Grupo de los 20 en Pittsburgh.

Las paquetes de estímulo y otros programas que han implementado para reactivar sus economías son increíblemente costosos y dejan tras de sí déficit fiscales que merman el crecimiento. El Fondo Monetario Internacional pronostica que los niveles de deuda del Grupo de los 20 países líderes industrializados y en desarrollo promediarán más de 100% del Producto Interno Bruto.

La incertidumbre en torno a la recuperación global dificulta las decisiones que deben tomar los gobiernos del mundo. Si mantienen los planes de ayuda, en especial los programas de estímulo fiscal, corren el riesgo de impulsar la inflación. Si los retiran demasiado pronto, sin embargo, podrían descarrilar la recuperación.

Cuando el G-20 se reunió por última vez en abril, la economía mundial sufría los estragos de la crisis. Barclays Capital calcula que el PIB global cayó a una tasa anual de 5,9% en el primer trimestre, tras un declive similar en el cuarto trimestre de 2008. El banco estima que el PIB global creció 3% en el segundo trimestre y se expandirá 3,9% en el tercero. Para todo el año, Barclays proyecta una contracción de 1,2%, lo que se enmarca dentro de las previsiones de la mayoría de los economistas.

Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI, advirtió el jueves que es demasiado pronto para empezar a retirar las medidas de estímulo en declaraciones en francés a la cadena radial Europe 1. "Por el momento, el mayor peligro es una desaceleración demasiado rápida", manifestó.

Para 2010, sin embargo, los pronósticos varían. El FMI, que pondrá al día sus estimaciones el próximo mes, previó en julio un crecimiento global de 2,5% para 2010.

Michael Mussa, ex economista jefe del FMI que se desempeña en el Instituto Peterson de Economía Internacional, pronostica una expansión de 4,2%. En un informe reciente, Mussa invocó la "regla de Zarnowitz", en referencia al fallecido economista Victor Zarnowitz: las recesiones profundas suelen ser seguidas de recuperaciones abruptas.

Aunque es habitual que una economía crezca más rápido que lo normal después de una recesión, algunos economistas temen que los efectos de la crisis financiera imposibilitarán una recuperación expedita.

"Tenemos que cuidarnos de no cantar victoria de forma prematura", dijo la economista de la Universidad de Maryland Carmen Reinhart, que examina la historia de las crisis financieras en un libro elaborado con el economista de la Universidad de Harvard Kenneth Rogoff, que se publicará próximamente. "El mensaje al G-20 es que la situación, aunque alentadora, todavía es tenue".

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Reinhart y Rogoff hallaron que, en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, el PIB de los países que atravesaron por una recesión tardó, en promedio, dos años en alcanzar el nivel previo a la crisis. La razón principal es que la reducción del crédito disponible deprime el crecimiento.

Un segundo factor es la naturaleza global de la crisis. El aumento de las exportaciones suele impulsar la recuperación de las economías golpeadas por la crisis. Pero la recesión ha causado estragos en tantas economías al mismo tiempo que todas no pueden recurrir a las exportaciones para recuperarse. Eso podría menguar el crecimiento e intensificar las fricciones comerciales.

En China, gran parte del dinero del estímulo del gobierno ha sido destinado a inversión en plantas y equipos para fomentar la capacidad de producción del país, en lugar de estimular la demanda interna. Eso exacerbará la necesidad de China de aumentar sus exportaciones, dijo Eswar Prasad. El economista de la Universidad de Cornell también teme que Japón y Europa dependan demasiado de las exportaciones para crecer, algo que volverá a colocar a los estadounidenses en el papel de consumidor de última instancia.

Tras absorber cuantiosas pérdidas en los mercados bursátiles y de bienes raíces, sin embargo, las familias de EE.UU. tal vez no estén en condiciones de asumir ese rol, al menos por mucho tiempo. "Aquí es donde veo que se está gestando una tensión real en la economía mundial", dijo Prasad.

Fuente: WSJ