2 sept 2011

El boomerang de las tasas en Brasil

Por Liam Denning

Constantemente cuestionadas por los mercados financieros, debe ser interesante para las autoridades del banco central tomar una decisión que no sea común. Pero la sorpresiva rebaja de la tasa de interés de Brasil el miércoles por la tarde se volverá en su contra.

Brasil tiene un dilema. Incluso con la nueva tasa nominal del 12%, las tasas reales permanecen altas en cerca del 5%. Esto afecta a las inversiones en un país con una infraestructura crónicamente escasa y también atrae dinero especulativo del exterior, lo que fortalece a la moneda y afecta las exportaciones. Pero las tasas están altas por buenas razones -por ejemplo, los recuerdos de la hiperinflación y una actual inflación del 7%.

Mantener ancladas las expectativas de precios es crítico. Al explicar la rebaja, el banco central enfatizó la debilidad de la economía mundial. Brasil es un fuerte exportador de bienes básicos, y el mundo en desarrollo sufrió la semana pasada una renovada ola de pánico financiero mientras que China, fuerte consumidor de materias primas, sigue restringiendo su crédito.

Por otra parte, los precios de los bienes básicos siguen sólidos -¿porqué no esperar hasta que hayan señales más claras de una corrección antes de la rebaja? Además, la demanda interna es más importante para Brasil, y su panorama de inflación, que el comercio externo. En este ámbito, el desempleo se sitúa a un mínimo histórico y el gobierno propone un incremento del 13,6% del salario mínimo para el próximo año, así como una reducción del superávit fiscal.

Alexandre Tombini, nombrado presidente del banco central este año, podría ser extraordinariamente profético en rebajar las tasas tan pronto. Sin embargo, ha desatado las críticas de que ha cedido a la presión política en los inicios de su gestión para reducir el valor del real, el objetivo de varias medidas de política ad hoc desde hace algún tiempo.

En ese sentido, el banco tiene dos problemas. Primero, las tasas deberían caer mucho más para desincentivar el dinero caliente, dado que las tasas están en cerca de cero en muchas otras grandes economías. Segundo, su independencia está ahora siendo cuestionada, sea cual sea el motivo real. Y cuando se trata de fijar la política monetaria, la percepción en estos anticipados mercados lo es todo.

Fuente: WSJ