8 feb 2010

¿Una tragedia griega o una tempestad en un vaso de agua?

Por Tom Lauricella

¿Deberían los problemas de un país con menos habitantes que el área metropolitana de Los Ángeles causar estragos en los enormes mercados financieros de Estados Unidos?

Esta es un tema acaloradamente debatido después de que los temores sobre la deuda de Grecia desataran marcadas oscilaciones en los mercados bursátiles la semana pasada. Las señales de que la crisis fiscal griega infectaba a otros mercados de Europa contribuyó a la violenta caída del Promedio Industrial Dow Jones el jueves y la mayor parte del viernes, antes de que un repunte a fin del día lo devolviera a terreno positivo.

[Mercados]

Para algunos, los temores del mercado de bonos que afligen a Grecia y otros países europeos brindan un motivo real para preocuparse. Sostienen que mientras los problemas de deuda ahora parecen contenidos, puede extenderse con facilidad. Grecia es sólo una de muchas economías —incluida la de EE.UU. — que soportan fuertes cargas de deuda como legado de la crisis financiera.

Incluso si los problemas de deuda soberana en países de la zona euro no causan un contagio global a gran escala, los pesimistas afirman que de todos modos el resultado probablemente serán costos más altos para los préstamos en Europa. Esto le restaría bríos a la recuperación económica tanto en el continente como en el resto del mundo.

Grecia "es un llamado de atención", afirma Henry McVey, director de macroeconomía y asignación global de activos en Morgan Stanley Investment Management. Ahora que las instituciones financieras han reducido sus deudas, "los inversionistas se concentran en qué gobiernos están sobreapalancados", señala.

Independientemente de si la reacción a Grecia se justifica, el revuelo de la semana pasada refleja la naturaleza tenue del sentimiento alcista del mercado bursátil. Los inversionistas empezaron este año en general con optimismo, según las expectativas de una recuperación global "equilibrada" en la que el crecimiento mejoraría, pero a un ritmo lento que permitiría que las tasas de interés se mantuvieran bajas.

El primer problema surgió a mediados de enero, cuando China se movió con mayor rapidez que lo previsto para restringir los préstamos bancarios. Ahora, la crisis de deuda en Europa, que se viene gestando desde hace tiempo, dificulta aún más el proceso.

"Lo que hace un par de semanas parecía un escenario perfecto de recuperación económica ha desaparecido", escribieron analistas de divisas de BNP Paribas.

La semana pasada, los inversionistas se apresuraron a volver a deshacerse de activos de riesgo, incluyendo materias primas y bonos corporativos. En tanto, el dólar se fortaleció a medida que los inversionistas abandonaban el euro. Para muchos inversionistas, el destino elegido fueron los bonos del Tesoro estadounidense.

Hay una amplia gama de temores, desde una simple desaceleración económica hasta escenarios más extremos como una nueva crisis de crédito en Europa en momentos en que los bancos afrontan pérdidas ligadas a su exposición a la deuda gubernamental, o un retiro de países como Grecia de la Unión Europea. El mayor temor es el contagio, que los problemas de las economías atribuladas se diseminen a medida que los inversionistas se apresuran a vender sus inversiones en mercados aún saludables más accesibles para compensar pérdidas en lugares como Grecia.

Sin embargo, para algunos, no pasa de una tempestad en un vaso de agua. Aunque no desestiman los desafíos que enfrentan esos países, algunos afirman que simplemente no es un problema material para otros mercados como EE.UU., en especial los de acciones. Afirman que el tumulto de la semana pasada fue impulsado por una histeria a corto plazo sobre un minúsculo mercado de bonos al cual las empresas estadounidenses, en especial los bancos y otras firmas financieras cuyas acciones se vieron perjudicadas la semana pasada, tienen poca exposición directa.

En cambio, los inversionistas deberían enfocarse en la economía estadounidense que mejora y en otra ronda de reportes de ganancias corporativas mejores de lo esperado para el tercer trimestre. EE.UU. debería continuar brindando un refugio seguro para los inversionistas.

"Lo que vemos es ruido", afirma Aaron Gurwitz, director de estrategia de inversión global de Barclays Wealth.

McVey, de Morgan Stanley, admite que con unos US$350.000 millones, el mercado de bonos de Grecia es muy pequeño, pero afirma que ese no es el punto. Lo que ocurre en Europa "no es diferente a lo que se vio en los bancos de inversión: el mercado no quiere hacer negocios con entidades sobreapalancadas", sostiene.

Fuente: WSJ