7 may 2010

Los mercados emergentes alimentan el apetito por bonos

Por Tom Lauricella

En un momento en el que los rendimientos de los bonos se disparan por toda Europa Occidental, otros países otrora considerados mucho más arriesgados están emitiendo deuda a unas tasas de interés históricamente bajas.

Rusia, en su vuelta al mercado por primera vez desde su cesación de pagos en 1998, vendió recientemente bonos a 10 años con un rendimiento de 5%. Los inversionistas cobraron a Egipto 5,75% en sus papeles a 10 años. En comparación, los bonos portugueses ofrecen 6% y los irlandeses 5,8%.

Aunque los inversionistas evitan la deuda soberana de los países desarrollados, están inyectando sumas récord en bonos de economías emergentes, en parte para incrementar el retorno de sus inversiones, pero también como una apuesta calculada en que las economías de esos países seguirán sólidas.

El flujo de dinero hacia los mercados emergentes ha provocado un alza en los precios —y bajado los rendimientos— incluso de la deuda de algunos de los países en desarrollo que ofrecen más riesgo. Y hay quienes dicen que algunos retornos han alcanzado niveles cuestionables.

"Muchos (de los emisores) están entrando en un mercado en el que normalmente no podrían entrar, y con unas tasas de interés más bajas de lo normal", afirma Matthew Ryan, cogestor del fondo MFS Emerging Markets Debt.

Los problemas en los mercados europeos se han propagado esta semana, bajando los precios de los bonos de mercados emergentes. Pero muchos inversionistas creen que la venta masiva no durará, a menos que la situación empeore significativamente.

La cantidad de dinero que se está dirigiendo a los fondos de bonos de los mercados emergentes ya alcanzó un récord anual de US$24.000 millones y está en camino de superar los US$40.000 millones este año, dice Joyce Chang, jefa global de mercados emergentes e investigación de crédito en J.P. Morgan Chase.

Parte de la razón para la aparente espuma que se está formando en el mercado es que simplemente no se está emitiendo suficiente deuda comparada con el monto de dinero que está fluyendo. Es probable que el total de deuda soberana emitida este año totalice US$69.000 millones. Cuando se toman en cuenta las reprogramaciones de deuda, es probable que la emisión neta de deuda sólo alcance US$13.000 millones, estima J.P. Morgan. "Las necesidades de financiación de los mercados emergentes son bastante modestas", dice Chang.

No muy contentos con el panorama de la deuda de los países desarrollados, los inversionistas han estado inyectando durante el último año más dinero en los mercados emergentes. Los fondos de pensiones de Estados Unidos tienen una asignación promedio en los mercados emergentes de sólo 2,1%, un nivel que probablemente aumentará, dice Chang. "Todo el mundo está tratando de ponerse al día", agrega.

Los inversionistas también se han visto atraídos por un alza en la calidad del crédito. En 2004, la calificación promedio en los países incluidos en el índice global diversificado de bonos de mercados emergentes que publica J.P. Morgan se ubicaba por debajo del grado de inversión, en "Ba2" sobre la escala de Moody's Investors Service. Este año, se movió a territorio de grado de inversión.

Los gestores de fondos dicen que ven señales de que, ante dicho escenario, los inversionistas discriminan menos en sus compras.

Los emisores están aprovechando la dinámica de la oferta y la demanda. Algunos están emitiendo bonos ahora para recaudar capital que no necesitarán hasta el próximo año o más tarde.

Chile informó recientemente que acudirá a los mercados de bonos para financiar, en parte, los esfuerzos de reconstrucción tras el devastador terremoto de febrero. Pero el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, aseguró en una entrevista que el país también usará la oportunidad para emitir deuda con fechas de vencimiento adicionales, con el fin de promover un mercado de negociación más activo para sus títulos.

Chile también planea su primera emisión denominada en peso en lugar de dólares. Dichos acuerdos en moneda local también están ganando adeptos a medida que los emisores se dan cuenta que tienen una mayor flexibilidad para recaudar dinero.

Por otro lado, Egipto fue blanco de un apetito voraz en su reciente emisión de US$1.000 millones, pese a una relación relativamente alta de deuda frente al PIB y al considerable riesgo social y político de cara a las próximas elecciones, incluyendo una elección presidencial clave en 2011. La demanda fue tan alta que Egipto realizó una emisión adicional de US$500 millones a 30 años con un rendimiento de 6,95%, apenas 2,32 puntos porcentuales sobre el de los bonos del Tesoro estadounidense. Egipto, que tienen la misma calificación que el índice de J.P. Morgan, logró incluso ofrecer un rendimiento medio punto porcentual más bajo en su bono a 10 años que el rendimiento promedio del índice.

Entre tanto, Rusia vendió US$5.500 millones en deuda que pagará la tasa de interés más baja en la historia del país.

Los bonos corporativos de los mercados emergentes también están atrayendo inversionistas. "Puede que echemos un vistazo a bonos corporativos de Brasil con grado de inversión y encontremos mejores resultados que con la deuda soberana", dice Ryan de MFS. Entre las ofertas atractivas recientes están la acerera brasileña Gerdau y Southern Copper, filial de Grupo México, agrega.

J.P. Morgan espera que las emisiones de bonos corporativos de mercados emergentes lleguen a US$130.000 millones en 2010, de los cuales ya se han vendido unos US$70.000 millones.

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Fuente: WSJ